Pre-Debut ||ym/윤민 One Shot||

• Ú N I C O •

Pisoteó con fuerza. Le frustraba tanto, tanto como le entristecía.

Un año, solo tenía un año, por ser el último en entrar. No podía, era imposible lograr entrenararse lo suficiente solo por un año. No quedaría en el grupo.

El pelinegro sollozó mientras se atajaba la cabeza cubriéndose la cara. Era su sueño y no lo podría cumplir. JiMin llevaba desde las once y media de la noche en el estudio, y ya estaban  por tocar las tres de la mañana. Quería esforzarse más y más, no debía descansar, no si quería alcanzar su sueño. Sus músculos dolían, creyendo que esto pararía se puso a calentar.

Su padre ya le había dicho que conseguirían otra audición si no quedaba, no dudaba de su palabra, pero, ya tenía cierto cariño con los chicos.

Empezó de nuevo, se puso en posición y mientras tarareaba seguía la coreografía, sin embargo no aguantó mucho hasta que su cuerpo le falló y cayó al suelo, era obvio que necesitaba un descanso.

Pero no.

ㅡ¡maldita sea! ㅡsollozóㅡ ¡no puedo hacer nada bien! ㅡsu voz quebró, las lágrimas comenzaron a acumularsele en los ojos, salían, bajaban por sus mejillas, y caían al suelo, sin que el chico pudiese frenarlas. Él no quería llorar, pero no podía detenerlo, de alguna manera necesitaba descargar aquella angustia que pesaba en su pecho. 

Abrazó sus rodillas escondiendo su rostro, echado en el suelo. Su espalda subía y bajaba en un vaivén veloz y entrecortado igual que su respiración. Estaba por alcanzar su sueño, solo con esforzarse el doble que sus compañeros, pero era un inútil, no sabía hacer nada bien, su cuerpo era débil y él sensible.

O al menos eso pensaba.

Sus mejillas se habían enrojecido por el llanto, igual que su nariz. No iba a poder debutar con Bangtan.

No podría alcanzar su mayor meta.

No podría cumplir su sueño

No podría intentar debutar en otro grupo, su reputación seguro quedaría estancada, él tildado de el chico tonto que no debutó con BTS.

Llevaba años practicando danza, y estudiando todo lo referido, para ahora estar así.

Su pecho dolía, dolía por saber que era su culpa, toda y enteramente, si tan solo no fuese tan débil, tan frágil, tan... tan él. No podía hablar, el nudo en su garganta lo impedía, pero en su mente los insultos a sí mismo iban de acá para allá sin detenerse, comentarios desvalorizándose, diciéndose que no sería el orgullo que tanto quería ser, que todos sentirían decepción y vergüenza.

Imaginaba cada escena.

Su padre entraba a la casa, y pasaba de largo en vez de saludarle.

Se acercaba a su madre para hablarle y ella le ignoraba.

Los chicos dejarían de hablarle, perdería buenas amistades.

Los chicos...

Tienen tanta fé en él. Sería más que decepción, más que vergüenza, odio. Odio por el desprecio a lo mucho que creían en él. Porque JiMin se queda callado, y todos entenderían que no quiere estar ahí.

Que no los quiere.

Y todos lo odiarían.

ㅡme odio... ㅡpudo decir luego de un hipeo con voz rota. Se puso de rodillas inclinado, apoyándose en sus atebrazos y escondiendo su rostro en ellos.

¿ya qué? ¿qué importa ya? Tenía bien asegurado que no iba a poder debutar.

Su cuerpo temblaba, sus pienas, muslos y brazos, tanto por el cansancio que por el sudor frío que hacía que su temperatura corporal disminuyera, ergo, tirita del frío.