Unico

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Baekhyun amaba las mandarinas. Le encantaba su sabor dulce y mas si eran jugosas. Por eso, cada tarde después del colegio y con el vuelto de su almuerzo en la mano, Baekhyun se desviaba cuatro cuadras de su camino a casa, importándole muy poco lo pesada que era su mochila, el frio o calor que hiciera, mucho menos que su madre seguramente habría comprado fruta en la verdulería frente a su casa, por que esas no eran tan ricas, prefería caminar un poco más a esa pequeña tienda donde vendían, según él, las mandarinas más ricas del mundo. O tal vez eso era la mentira que se decía. Tal vez solo quería ver la hermosa sonrisa del chico que siempre lo atiende, no lo sabe y no es tan importante, no? No es que fuera a enamorarse del chico alto de rasgos aniñados, orejas despegadas y lentes, un año mayor que él. O si?

Nadie podía culparlo, a Baekhyun le gustaban los chicos. Pero mas que nada le gustaba ese chico. Ese chico llamado Chanyeol que siempre lo saludaba como si se alegrara de verlo, ese chico de hermosa sonrisa y voz grave que afectaba su sistema, ese chico que lo escuchaba atento, como si lo que le decía fuera realmente importante para él, ese chico que le sacaba una sonrisa incluso en el peor de sus días.

A los 16 años de Baekhyun, luego cinco largos años de una mandarina por día escolar, se habían vuelto amigos, o algo así, no salían juntos, Chanyeol no invitaba a Baekhyun a sus cumpleaños ni tampoco lo hacia el más bajo, ni siquiera se juntaban en la casa del otro o compartían alguna actividad extraescolar, pero hablaban, hablaban mucho y de todo, bromeando, jugando, riéndose, volviéndose cada vez mas cercanos al punto de que Baekhyun sabia absolutamente todo del mas alto y él todo del menor. Bueno, no todo, Chanyeol no sabia que la verdulería en realidad no le quedaba de paso a Baekhyun como el mas bajo se había encargado de decirle, tampoco las veces que Baekhyun había sido reprendido por llegar tanto más tarde, menos lo mucho que el mas bajo deseaba que se terminaran las clases para ir a verlo. Pero lo mas importante que Chanyeol no sabe y lo que mas le afecta, es por que un día dejó de ver a Baekhyun.

Cuando Chanyeol se puso en pareja con una hermosa chica llamada Hwasa, una compañera de su clase, espero para contarle a Baekhyun, estuvo ansioso toda la tarde por tener algo tan importante que contarle a su amigo, y cuando lo hizo, no obtuvo lo que esperaba. En su imaginación, Baekhyun se pondría feliz con él, le mostraría una de sus hermosas sonrisas y lo abrazaría como cada vez que le contaba algo que lo hacia feliz, pero esta vez no fue así. Chanyeol recuerda perfectamente como el menor le mostro una sonrisa vacía, tomó su mandarina y se fue rápidamente, como escapando. También recuerda como los siguientes días la brillante mirada de Baekhyun había sido cambiada por una diferente, un poco más apagada, un poco más triste, como sus charlas eran cada vez mas cortas y como un día Baekhyun simplemente dejo de ir. Ese día espero a que viniera, cuando no lo hizo, pensó que quizás no había tenido clases, luego de casi una semana, aún se refugiaba en la idea de que se habría enfermado, pero luego de que no vio ni la sombra de Baekhyun por mas de un mes comprendió que ya no volvería a verlo, aunque eso no quito el extraño dolor en su corazón ni tampoco el vacío que sentía, mucho menos el cariño que había tomado a ese hermoso chico al que consideraba su amigo.

Pasaron los meses, Baekhyun no había vuelto a la verdulería, tampoco a ver a Chanyeol, y tampoco quería hacerlo, quería enterrar el recuerdo del chico alto en lo mas profundo de su mente, olvidarse de él por completo, como si nunca lo hubiera conocido. Pero no podía. Él realmente no podía dejar de lado a Chanyeol, ese chico alto de orejas despegadas, rasgos aniñados y sonrisa brillante, ese chico del que se enamoro, ese chico con novia por el que tantas lagrimas derramo y que tanto le dolía ver. Por que Baekhyun había echo el intento, había intentado seguir viendo a Chanyeol cada tarde, pero el más alto parecía tener un solo tema del que hablar, incluso si solo decía unas pocas frases, todas ellas giraban entorno a su novia y lo hermosa que era esa chica de la cual Baekhyun ni siquiera se había molestado en aprender su nombre, lo cual era increíble por que Chanyeol no paraba de nombrarla, quizás estaba demasiado ocupado en que no se note lo mucho que le dolía como para prestarle atención al nombre. Por eso no había vuelto a aquella pequeña tienda, no luego de esa tarde en la que al llegar a su casa y encerrarse en su habitación no había podido mas que llorar, ni siquiera había probado su mandarina, tenia un horrible nudo en su garganta que le impedía tragar.

El chico de la mandarinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora