Episodio 10

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—Llamemos a Ezarel —propuso Nevra.

Estábamos discutiendo él y yo en la sala de Cristal, me encontraba mal —emocionalmente hablando— la culpa de lo que posiblemente ahora pasaría recaía sobre mis hombros. Y verdaderamente solo en mí.

—Ezarel no hará la diferencia —contesté—, lo sabes mejor que nadie.

Me deslicé por la pared hasta llegar al suelo, perdí la mirada al ver por la ventana la luna y las estrellas. Un brazo paso por mis hombros y me atrajo hasta sí, estaba tan, pero tan absorta en mis pensamientos, que no me percaté que era Nevra quien se había sentado a mi lado, sobando cariñosamente mi brazo.

—Sé bien que Ezarel no nos ayudará a ganar, Zirel —susurró con aire de dolor—, pero es mejor a esperar aquí sentados que nos maten a todos, ¿O no?

Me sonrió, consolador, besó mi frente y me abrazó con fuerzas.



Kyorel

Magnífico, en la enfermería otra vez.

Pero, espera un segundo.
¿Qué demonios fue lo que pasó? Seguí a la tal Mina y para cuándo reaccioné... Yacía en el suelo sin poder moverme. ¿Qué fue lo que sucedió?

Unas pisadas venían hasta aquí, me hice el dormido, entre abrí los ojos, eran mis padres. Mamá acarició lentamente mi frente y mi mejilla derecha mientras sonreía, pero ella no podía mentir; se estaba muriendo por dentro, sus ojos estaban tristes, jamás los había visto así desde que tengo memoria. Papá tomó mi hombro y con aprecio lo apretó, mi madre se apresuró a besar mi frente y juntar la suya a la mía.
La escuché sollozar, un cálido líquido cayó de ella y aterrizó en mi piel.

—No salgas al bosque de nuevo Kyorel —gimió lamentándose en silencio—, no quiero perderte.

—Te amo, hijo —expresó mi padre—, no quiero que formes parte de esto, no quiero que sufras.

—Parte de... ¿Qué?

Entonces abrí los ojos, no había nadie a mi al rededor ¿Había soñado aquello? Cerré los ojos, pero, tuve la peor pesadilla de toda mi maldita existencia.


Ren

—¡Ren! —me llamó mi madre desde la biblioteca.

Fui hasta allá, primero me despedí de Azel y luego corrí con ella. Varela, mi hermana mayor, la estaba ayudando a acomodar pergaminos —de los más antiguos a los más recientes— se necesitaba mucha destreza y tranquilidad para este trabajo, pero digamos que a Varela no le gusta estar mucho tiempo quieta, y el trabajo lo requería o los rollos se caerían al suelo y habría que comenzar de nuevo.

Yo era más tranquilo en comparación con mi hermana, muy tranquilo. Mi padre es un humano, pero esta tierra no deja a los humanos ser lo que son, con el paso del tiempo, los transforma, quitándoles su "humanidad".

—Ehm... —era su voz—, cariño... ¿Podrías... Podrías ayudarme?

Mi madre bajo de la escalerilla y fue directo a los cuernos prominentes de papá a sacar algunas ramas y hojas de los mismos.

—¿Donde te metiste ahora, Evan? —preguntó con paciencia, una sonrisa adornaba sus labios— ¿A qué arbusto fuiste a meter la cabeza?

—En uno muy grande, sin duda —murmuró Varela lo suficientemente alto para que la oyeran.

Nuestra madre le dirigió una mirada de advertencia antes de volver a su encomienda, limpiando las astas de mi padre con cuidado.

CANCELADA••• |Eldarya| ••• Entre El Amor y La Guerra (E#3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora