Primer borrador-intento de bitácora profesional que no tiene nada de profesional... Ni siquiera sé por qué demonios estoy poniendo este encabezado, pero fueron órdenes de la doctora "Yo todo lo sé, hazme caso". En fin... empecemos con esto.
Hola.
Estoy a punto de hacer una gran estupidez, así que por favor lee todo esto con mucha atención antes de que todo ocurra, no te preocupes, tienes tiempo de sobra aún.
Hace un tiempo descubrí que, científicamente hablando, existen cinco leyes dentro de la estupidez humana. Todas llegan a lo mismo, es inevitable en cierto punto, y al menos una vez en nuestra vida nos topamos con un ser humano estúpido... leyendo todo esto, estoy un cien por ciento segura de que yo soy una de ellas.
Mi nombre es Audrey Ingram, ya me conoces bien, y soy una de las chicas más estúpidas del mundo, ¿por qué lo sé? Porque como algunos dicen, nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdes, y yo ya he perdido demasiado como para seguir cometiendo los mismos errores una y otra vez... y, aún así, lo sigo haciendo.
Tengo un leve presentimiento de que, seguir los consejos de Ruby —o la doctora Grant, como odio llamarle, y me veo obligada a hacerlo por algo conocido como "Código Profesional"— no me van a ayudar del todo, o tal vez sí y solo es mi pesimismo hablando, lo cual sería más creíble viniendo de mi persona, ¿sabes?
En fin, el punto de toda esta introducción sin sentido es que debo hablar, por decirlo de alguna manera. Eso es lo que Ruby dijo la sesión pasada cuando me recomendó escribir todo lo que me atormentaba. Bromeé bastante con ella diciéndole que si llegaba a hacerlo acabaría escribiendo una saga completa que concluiría con los récords de ventas de J. K. Rowling. El único problema es que J. K. Rowling es una leyenda que creó uno de los mundos fantásticos más geniales de todos y yo solo estoy escribiendo mis extraños acontecimientos en una bitácora profesional, obligada por mi psicóloga a la que debo ver dos veces a la semana gracias a las sugerencias (órdenes) de mi adorable papá, se que probablemente te has de estar riendo de mí en este momento, no te culpo.
Así que, aquí estamos... Se supone que debo hacer esto para descubrir de esta forma el por qué estoy tan fragmentada, así que haré un recuento de mi miserable cronología hasta dar con el alacrán que pinchó el veneno en mi sistema. Y digo alacrán porque soy alérgica a ellos.
Cuando era niña una vez me atacó uno, creo que nunca lo había comentado antes. No recuerdo cómo ocurrió, pero todos dicen que parecía una especie de mordisco gracioso en mi pierna, lo cual no me parece gracioso en lo más mínimo. Papá pasó un mal rato y yo era muy pequeña para entender que casi morí por culpa de un pequeño insecto no tan indefenso como yo creía.
He vivido con papá toda mi vida, eso sí que lo he comentado. Al parecer mi madre no pudo lidiar con las responsabilidades maternales y se fue cuando yo era una bebé. A papá no le gusta hablar de ella, y lo único que sé de su paradero es que se mudó a Francia y ahí vive desde entonces. La he visto solo una vez y recuerdo realmente muy poco de ella, aunque no me quejo. Tengo a papá y a Aureline, mi madrastra. Se casaron cuando yo tenía nueve años, incluso yo lancé las flores en la boda. Dos años después mi hermana, Avery, nació. Es una buena chica, es muy inteligente y creativa, y creo que se parece en muchas cosas a mí, tal vez más de lo que creo sea considerado bueno, y eso me asusta un poco.
Mi familia es algo delicada en muchas cosas, como por ejemplo con la educación, la comida, los pasatiempos y el dinero... sobre todo el dinero. Papá ganó mucho en los últimos veinte años, y Aureline también, así que realmente no es mi culpa. No se deberían de exasperar conmigo por algo que malditamente yo no elegí tener, pero eso es un tema que tocaré más adelante. Si voy a hablar de un conflicto, primero necesito comenzar con las primeras características de este, y una de esas características, es sin duda mi familia.
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El Mágico Efecto Sorpresa
Teen FictionUna sugerencia de su psicóloga la llevó a escribir la historia de su vida, pero ¿por qué de pronto Audrey Ingram quiere revivir sus recuerdos del pasado? Nathan Eldrich fue su amor platónico a los nueve años, a los trece, a los dieciséis... bueno...