cap 12

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Era Jaeden, me detuve y me acerqué a él. Me dió un beso en la mejilla para saludarme y se puso a mi lado.

-¿Que haces aquí?- pregunté sin mirarlo.

Pensó su respuesta y lanzó un gran suspiro al cielo.

-Necesitaba descansar- hizo una pausa y me miró buscando otra pregunta en mi boca.

-¿con qué tipo de problemas tiene que lidiar un tipo como tu?- dije sería.

-Quizás con unos igual de malos que los tuyos pero diferentes-

Jaeden hizo una pausa y dirigió su mirada a un parque, luego me miró y movió su cabeza indicándome la ubicación. Caminamos a paso lento sin mirarnos y nos sentamos en un banco.

- Aún no entiendo porque lo hice-

Lo miré extrañada y justo antes de realizar mi pregunta me interrumpió.

- intenté Violarte ¿Acaso no te acuerdas?- dijo sonriendo incómodamente.

- si lo recuerdo, pero aún no entiendo porque no le doy la importancia que debería darle, estoy sentada al lado de la persona que abusó de mí, pero aún así...no me das miedo-

-eres increíble- rió hacia el cielo.

- Si, increíblemente estúpida-

Miré al suelo, sientiendo Sus ojos sobre mí. Reflexione acerca de ese momento y de todos los errores que había cometido en tan poco tiempo, ir con chico popular, no haberme ido sabiendo que sus padres no estaban, haber llevado abrigo...aceptado que un extraño me llevará, ese era según yo, el peor error, lo que Jaeden hizo no era tanto comprado con lo que él hace. El me tocó y yo le dejé.

Mi mente se detuvo y Jaeden se paró enérgicamente del banco, me miró con una sonrisa y caminó unos pasos.

- Hagamos algo divertido ¿Quieres un helado? -

El momento se había convertido en algo más divertido, el iba sonriendo a paso rápido mientras yo intentaba alcanzarlo. Él eligió un helado de vainilla y yo uno de chocolate. Solo caminábamos para pasar el tiempo sin decir nada.

Estaba apunto de darle otra probada a mi helado cuando alguien pasó por mi lado, chocando mi brazo y haciendo que el cono cayera. Jaeden miró furioso al sujeto e intentó asercarce a él. Era un hombre delgado, de tez pálida, muy alto y con una forma de caminar muy peculiar. Hice una pausa y entonces lo reconocí, puse mi mano en el pecho de Jaeden para que no se acercara a él. Era Namjoon, que ahora está lejos, caminando con uno de sus trajes costosos.

-¿Quieres otro?-

- No, está bien, pero será mejor que vuelva a casa-

-¿Pasa algo?-

Obviamente, pero era un tema muy complicado para tratar con él.

- no, es solo que salí sin avisar, deben estar preocupados-

Asintió y continuamos nuestro camino con dirección a mi casa.

Namjoon cada vez me daba más miedo, sabía que al verlo iba a obtener un castigo, pero no puedo creer que se ponga celoso por un niño, siendo que él es un adulto, pero solo estábamos comiendo helado, verdad? Quizás solo fué un accidente.

Me convencí de que así fuera para calmar mi cabeza y estar un fin de semana algo relajada, esperando así que nada malo pasara mañana. Como siempre la misma rutina, hacer de comer a mis hermanos, ducharme y dormir.

Esta vez desperté sola, sin una alarma, sin un sonido, sin una luz. Revisé la hora 5:30am. Solo caminé y di vueltas en mi habitación intentando saber porque no podía explicar como me sentía, así hasta que mis hermanos también se despertaron.

Tomamos el bus y vi a Jaeden, me senté a su lado sintiendo todas sus palabras, pero ninguna llegaba realmente a mí, no puse atención, solo a mis pies o a mis manos, explorando mi mente desesperadamente buscando respuestas.

Respuestas es lo que siempre hemos buscado, alguna vez han pensado en que hay algunas cosas que quizas no tengan repuesta o explicaciones, que solo sean así? Es abrumador pensar que algo no tiene un propósito o no saber como y porqué algo funciona de esa manera. Namjoon es como eso, es como un  uninverso desconocido, que no puedo entender ni descifrar, que no sé su propósito, no se nada de él, solo sé que hace lo que hace, nada acerca de él me hace sentido, nada y es abrumador no saber.

Llegué al colegio y las clases no eran más que tiempo, mi mejor amiga solo no existía, solo estaba mi mente buscando en sí misma una razón para el extraño sentimiento que floreció esta mañana, quizás preocupación, con algo de tristesa, nerviosismo, miedo, impotencia, todo heterogéneamente junto. Hasta que tocaron el timbre para salir de clase, caminé a pasos cortos, con la cabeza agachada escondiendone de mi verdugo, esperando que no estuviera, pero ahí estaba apoyado en el auto esperando por mi, intenté correr y lo hice con lágrimas en los ojos, pero me atrapó y de mala gana me llevó a su auto.

- ¿qué pensabas hacer pequeña zorra?dijo enojado.

Lo miré y me alejé de él.

-¿ y que hacías con ese tipo el domingo? Mh?- agarró bien el volante y me volvió a mirar-¿a caso no me vas a contestar?

No lo hice, entonces apretó el acelerador y con euforia conducía lo más rápido posible. Yo asustada no sabía que hacer, el miedo me invadía por completo. Pensaba que m eiba a matar, que nos iba a matar a los dos, entonces lloré, pero no sé detuvo. Llegamos a su mansión y estacionó el auto en cualquier parte, me sacó del auto para mirarme y darme una bofetada, mi llanto se hizo más poderoso e intenté salir corriendo otra vez, pero como siempre, fallaba, me tomó con fuerza sobre sus hombros y me dió una nalgada, me llevó dentro de la mansión y me llevó a la habitación, me tiró bruscamente al piso y se quitó el cinturón mientras me miraba. Yo solo rogaba que se detuviera, que me dejara libre y que no había hecho nada malo. Sin algo de compasión empezó al golpearme con el cinturón en las piernas y espada. El dolor era horrible, gritaba mientras me agitaba, lloraba, tapaba mi rostro esperando a que aquel mounstro me dejara tranquila, entonces se detuvo y empezó a llorar; sí a llorar. Soltó el cinturón y me abrazó con fuerza. ¿¡Qué mierda estaba pasando!? ¿¡Por qué me confunde de esa manera!? ¿¡Por qué?!

-Perdoname princesa, es solo que... Te odio, te odio por confundirme tanto con tu belleza, con tu cuerpo, con tu llanto. Ya no sé quien soy pequeña, ya no lo sé- y lloraba mientras me abrazaba.

No sabía que hacer, así que no hice nada, me quedé en el piso, esperando que... No sabía lo que espera siquiera, no sabía nada, no entendía nada, no entendía sus golpes y sus lágrimas, no entendía mi actuar y el suyo. Ninguna palabra salía de nuestra bocas, ningún otro movimiento se hacía presente, solo nosotros congelados en el tiempo pensando en lo que acababa de suceder.

Lo que usted desee (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora