~ 𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 41 ~

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Tampoco se presentó al tercer día, ni al cuarto y al quinto Jungkook perdió toda esperanza de que Taehyung se preocupara por él en lo más mínimo. No es que Jungkook pudiera culparlo, pero había hecho que Jungkook le creyera cuando le dijo que no se preocupaba por su pasado, que no necesitaba saber porque lo que fuera no le importaría. ¿Por qué lo tenía que decir cuando no lo decía enserio? Por lo general, Jungkook no confiaba en las personas, pero Taehyung había logrado colarse bajo su gruesa piel. Taehyung había manipulado al manipulador, por lo menos, así es como Jungkook se sentía en ese momento.

Estaba sentado con las piernas cruzadas sobre la cama, inclinó un poco la cabeza y se llevó una mano temblorosa al cuello, corriendo por la cadena de metal hasta que llegó al dije circular. Su puño se cerró alrededor de él, por un segundo Jungkook cerró los ojos, pero luego tiró de su mano hacia delante, hasta que el collar se desprendió de su cuello con un crack.

Lo sostuvo firmemente en su mano, temblando mientras miraba los dos extremos rotos balanceándose en el aire. Taehyung era un maldito mentiroso- pensó, el collar pesaba en su mano como si fuera una roca, las palabras grabadas en él eran demasiado buenas para ser verdad. Taehyung era un...un hombre, no diferente al resto con sus mentiras y falsas promesas. Jungkook le había advertido ¿no es así? Le había dicho que no era una buena persona, que lo que había hecho era malo. Le había dicho a Taehyung que quería que lo hiciera por su propia voluntad, ¿no es así? ¿Acaso no es cierto?

La ira se apoderó de él, entonces se puso de pie, dirigiéndose al baño, abrió la taza del inodoro y extendió la mano, el collar se balanceaba peligrosamente hacia atrás y hacia delante sobre la taza del inodoro

—¡Te odio!— gritó dispuesto a abrir su mano para que la maldita cosa pudiera caer y desaparecer.

Su mano temblaba demasiado, su brazo entero estaba temblando y fue entonces cuando se dio cuenta de que no podía hacerlo. No podía dejarlo ir, no podía aflojar los dedos.

— Mierda— murmuro, mirando su puño banco— ¡Mierda!—

Cayó de rodillas, el puño que sostenía el collar aterrizo en su regazo, bajo la mirada hacia él, su corazón latía irregular; finalmente abrió los dedos, ahora que no estaba en peligro de caer al váter.

Estaba roto, se quebró inmediatamente.

Llevó los dos extremos rotos a su cara y trató de juntarles de nuevo, casi con desesperación. Sin embargo, temblaba demasiado, no podía estar quieto el tiempo suficiente para encajar los pequeños aros uno con el otro y con un grito de derrota, tiró a lo lejos la pieza de joyería. Aterrizo en algún lugar en la esquina de la ducha, deslizándose por debajo.

No tenía idea de cuánto tiempo estuvo sentado en el suelo frío del baño, pero asumió que tenía que haber sido mucho tiempo, porque sus piernas empezaron a doler, quejándose por la posición.

Entonces, de repente se puso rígido. Una mano se había posado en su hombro, los dedos a su alrededor. El ritmo de su corazón se acelero aún más. No se atrevió a voltear, no se atrevió a enfrentarse con él, sólo se quedo allí completamente inmóvil, casi sin respirar.

—Jungkook, por favor levántate del suelo.—

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La decepción que corrió alrededor de él cuando escuchó la voz errónea fue desgarradora. Era Anne. Era sólo Anne. Dejó caer la barbilla hacia delante contra su pecho, se maldijo a sí mismo, en primer lugar por haber creído que era él.

—Lo siento, no soy quien tú quisieras— dijo Anne en voz baja, con tanta comprensión que sintió que se le congelaron las entrañas— Vamos, levántate.

* 𝕆𝕦𝕥𝕣𝕚𝕘𝕙𝕥 𝔻𝕖𝕔𝕖𝕡𝕥𝕚𝕠𝕟 *Donde viven las historias. Descúbrelo ahora