Capítulo XXVIII - Pequeña mentirosa.

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Aproveché que se estaban bajando del auto y no me estaban mirando en ese instante.

—Chris, mis padres están aquí. Debo irme —le susurré.
—¿Qué? ¿Cómo supieron dónde encontrarte?
—¡Rayos! Debo haber dejado sobre la cama el papel donde escribí tu dirección.
—No importa eso ya. Tienes que irte antes de que nos vean juntos. —Le hice caso, no sin antes darle un beso rápido.

Mis padres me subieron a rastras al auto. Nadie dijo nada durante el camino a casa. Al llegar empezó el interrogatorio.

—Sandra, ¿de quién es la casa donde estabas? —preguntó mi madre.
—Es de una amiga —mentí.
—No te creo.
—Es la verdad —protesté.
—Tenías prohibido salir y lo hiciste, pasaste por encima de nuestra autoridad. Has superado todos los límites. —Papá estaba furioso. Casi echaba humo.
—Teníamos la intención de que aprendieras a ser una muchacha buena, estudiosa y respetuosa, para eso te inscribimos en ese Internado, pero te has comportado muy mal —añadió mamá.
—Sí, y creo que lo mejor es que no vuelvas allá. Te buscaremos un colegio en Europa —sentenció papá.
—¡No! Estoy a mitad de año, al menos déjenme terminarlo. Si quieren pueden llamar al director todos los días y preguntarle si me porto bien. Pero no me saquen del Internado —supliqué. Estaba a punto de las lágrimas.
—Está bien, Sandie. Pero no te pongas así —dijo mamá comprensiva. Le dedicó una mirada a papá como diciéndole que no fuera tan duro conmigo.
—De acuerdo, pero vamos a estar muy atentos a todo lo que hagas. Y a la próxima te vas a Europa —advirtió mi padre.
—Sí, les prometo que no van a tener ninguna queja de mi. —Subí a mi habitación a seguir escribiendo la novela de fantasía.

Mis padres no se quedarán de brazos cruzados, lo sé, seguramente van a querer investigar, así que tengo que tener mucho cuidado.

La escritura fluye sola. Al parecer soy mejor de lo que pensaba, bueno, eso pienso yo. Termino de escribir el tercer capítulo y me voy a dormir.

* * *

Los golpes en la puerta me despiertan, abro: es mi madre que me avisa que debo estar lista para ir al Internado. Me ducho y me visto rápido, tomo mis cosas y me subo al auto, no quiero llegar tarde.

—Hija, y ese muchacho con el que salías.. ¿Cómo era su nombre?
—Jeremy, mamá.
—Sí, eso. ¿Todavía salen?
—Ahorita estamos algo distantes, pero sí.
—Dime la verdad, te escapaste para verlo a él, ¿no es así?
—No, mamá. Te dije que fui a casa de una amiga.
—¿Segura?
—Ya llegamos. Tengo que ir a clases. Me despides de papá, adiós. —Me escapo corriendo para que no darle oportunidad de seguir preguntando.

En la clase de matemática la profesora Marshall dio a conocer las calificaciones obtenidas en el examen de ecuaciones, la mía fue una de las mejores, como siempre.

EN EL CONSULTORIO MÉDICO

Christopher se veía algo sorprendido, pensaba: —No puedo juzgarla, no sé por lo que esté pasando.

Britney por su parte, lucía una cara de cansancio y una expresión mezclada entre la tristeza y la decepción, sí, tal vez decepción consigo misma.

Se rompió el silencio que había quedado intacto desde que el sujeto de bata blanca dijera aquellas palabras tan impactantes.

—¿Quieres que...
—Necesito hablar —interrumpió—. Por favor.
—Está bien. —Fueron a un restaurant cercano, se sentaron con cierta distancia del otro.
—Yo.. Lamento que hayas tenido que escuchar eso —comenzó Brit.
—Yo lamento haber tenido que escucharlo. No, lo siento. Lo que quiero decir es que es algo que quizá no me incumbe, tal vez si Sandie estuviera aquí..
—¡No! —Chris la miró sorprendido—. Por favor Chris, me tienes que prometer que no le vas a contar lo que dijo el doctor.
—Pero Britney, ella es tu amiga. Tiene que saberlo.
—Lo sé, y se lo diré cuando encuentre la manera. Pero mientras eso pasa, te pido que guardes mi secreto.
—Está bien, no te preocupes. No le diré nada.

MÁS TARDE EN EL INTERNADO

Ahora que tengo un tiempo libre antes de la próxima clase, voy a ver a Chris. Estoy en el jardín, a lo lejos está él sentado en una banca, luce algo pensativo. Generalmente a esta hora no hay mayor tránsito de alumnos, así que no creo que haya problema en sentarme junto a él. Está de espaldas, le doy un abrazo. Voltea instintivamente, al verme sus facciones se relajan y me regala una sonrisa.

—Vi la nota que me dejaste en el locker, ¿ya acompañaste a Brit? —pregunto con interés en la salud de mi amiga.
—Sí, la consulta fue temprano.
—¿Y bien? ¿Qué dijo el doctor?
—No es nada grave, solo está estresada por los examenes. El doctor dice que es anemia.
—Qué bueno que no es nada de cuidado —suspiro aliviada.
—Vaya, sí. Me asusté cuando casi se desmaya, pensé que iba a pasar algo peor.

La charla se fue hacia otros temas hasta que la campana sonó. Aunque fuimos juntos al salón (la siguiente clase era Inglés) tuvimos mucho cuidado de que no nos vieran en actitudes sospechosas. Cuando acabó la clase y todos se fueron del salón, conversamos un rato más. Luego fui a la Sala de Estudios a hacer algunas tareas y de allí a mi cuarto.

* * *

Desperté con algo de flojera, así que tomé una ducha fría para despejarme. Desayuné sola en la cafetería porque no vi a mis amigas por allí.

En Arte me divertí mucho hoy, quedé con el uniforme manchado de pintura, por lo que tuve que ir a cambiarme para la siguiente clase: Historia. Siempre es la clase más aburrida y hoy no fue la excepción. La de Ciencias fue igual de fastidiosa, casi me duermo. La única clase que realmente disfruté fue la de Inglés. Chris me invitó a irnos a su oficina después de clases.

—Amor, ¿sabes qué extraño? —me dice. Ya estamos en su oficina.
—No, ¿qué?
—Esto. —Me besa, siento su aliento caliente cerca de mi. Me toma con fuerza por la cintura. Nos vamos acercando al escritorio. Se escucha un golpe sordo: es Chris que se ha tropezado pero no parece importarle ni un poco, está muy concentrado. Puedo sentir su respiración agitada, mi corazón está acelerado—. ¿Ya te he dicho que me encantas? —El corazón me da vuelcos.
—Muchas veces y no te culpo —bromeo.
—¡Qué modesta! —Tira de mi espalda y me acerca lo más que puede a él.

Ruidos que vienen de afuera me hacen reaccionar.

—¿Qué es eso? ¿Qué está pasando? —pregunto.
—No lo sé, parece la gente comentando algo, pero no logro entender lo que dicen.
—Vamos a averiguarlo —Pone cara de resignación, me sigue hasta el pasillo. Todo el mundo está afuera y hablan a un volumen ensordecedor. La psicóloga en ese momento abre la puerta de su oficina y se incorpora al espectáculo. Y rápidamente descubrimos de qué se trata todo el bullicio cuando miramos las paredes, todas repletas de papelitos amarillos con algo escrito, tomo uno del suelo y le doy un vistazo rápido, parece que no hay fotos en el reverso. Procedo entonces a leer el contenido.

Triángulo Amoroso ⚠ Juego Peligroso © No terminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora