Una mirada cambia todo

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Narra Alexis

Era 2015, tenía 15 años y en aquella época era un SadBoy, y todas esas cosas raras que uno cae en esa edad.

El año anterior me habían regalado mi primera guitarra, y fue ahí donde comenzó mi amor por la música. Pasó tiempo después, e ingresé al liceo en el que tanto quería estar, pero cuando llegué a aquella institución, no lo hice con mi mejor ánimo, pues pasaron ciertas situaciones que hicieron que todo mi estado anímico estuviera por el suelo.

Pero bueno, avancemos un poco mas; A mediados del 2015.

Era un día cualquiera, bromeaba con mis amigos en la sala de clases, me quedaba dormido siempre, prestaba atención, aunque varias veces fue en vano, pues volvía a caer en los brazos de Morfeo. Pasaban las horas de aquel día, y sonó el glorioso timbre, el tan anhelado timbre para salir a recreo; salí con mi guitarra, pues con ella andaba en todos lados porque era muy apegado a mi guitarra, y aún no me juntaba con personas durante los recreos, es más, era catalogado como el antisocial del curso y cosas así, aunque mi grupo cercano de compañeros ya sabían que era así.

Iba caminando en dirección a unas bancas, y mientras lo hacía miraba el piso; iba fuerte y derecho hacia donde me sentaría, pero de repente me distraje por un grupo de tres niñas, y sin duda alguna, me parecieron irritables, en especial la que se iba riendo como foca con aplausos, así como con retraso mental, pero algo de ella me llamó la atención y la seguí mirando, en realidad no sabía si era solo porque se reía o por algo más. No obstante, preferí seguir mi camino, para llegar a mi destino y hacer lo que realmente quería.

Aquél día, recordé su cara unas cuatro o seis veces, no sé que tenía esa tipa que me llamaba tanto la atención. No sabía que ese día, con tan solo mirar un grupo de chicas y fijarme en una de ellas, mi vida hoy sería completamente diferente.

Narra Constanza

Ya era 2015, era mi segundo año en la enseñanza media, había empezado el año estando con alguien, sin embargo, todo terminó mal en Junio de ese año, pues no había realmente amor con aquella persona; esa experiencia no fue de lo mejor, haciendo que mi ánimo en aquellos días estuviera por el suelo, pero mis amigas estaban siempre estaban haciéndome reír, y digamos que mi risa siempre ha sido algo estridente, pues reconozco que parezco una vaca marina mientras se pone parir a sus hijos.

A mediados de 2015 empecé a conocer a alguien, era una persona agradable, que hacía que todos mis problemas desapareciera, pero no quería enamorarme, pues me había cansado de sufrir por amor, y prefería mantener un buen amigo, que tener que ver como otra persona más se iba en mi vida.

Bueno, mejor avancemos un poquito más en mi vida.

Era un día cualquiera de invierno de aquel año; en las mañanas esperaba en el escenario del colegio, pues siempre llegaba al establecimiento aproximadamente a las 7:10 A.M, y prefería esperar hasta que abrieran mi sala para tener clases a las 8:00 A.M, durante ese lapso de tiempo llegaba aquella persona que me alegraba las mañanas, conversábamos de cosas de mayor profundidad, antes que llegase un amigo en común, puesto que la complicidad ya no era la misma con alguien más. Luego llegaban unos amigos, y hablábamos de todo, pero lo que más hacíamos era reírnos, hasta que el toque para entrar a clases se hacía presente, después cada uno se iba a su sala y pasaba el recreo con sus respectivos amigos y amigas.

En clases prestaba atención generalmente, me sentaba en la segunda fila y en la segunda corrida de asientos, mis amigas se daban vuelta y conversábamos mucho en clase, hasta que los profes explicaban, pues sabíamos que ellos tenían que hacer su clase.

Pasó la mañana, y lo único que deseaba era almorzar, pues tenía hambre, bueno siempre tengo hambre, pero ese día moría por ir, porque las tías cocineras me habían dicho que habría carbonada, y eso me encanta. Nos encontramos con mis amigas en el patio, todas éramos de cursos diferentes, la Tania del Segundo G, la Tanya del segundo C, y yo que era del Segundo B; fuimos almorzar, y sinceramente después de ir al comedor preferimos caminar, no nos gustaba estar quietas, así que dimos mil vueltas en el patio, y mientras íbamos riéndonos, vi a unos chicos cerca de la capilla, uno de ellos tenía una guitarra negra, nos estaba mirando y sinceramente, me molestó que lo hiciera con una cara como si nosotras estuviésemos enfermas, lo encontré algo amargado en su mirada, pero también me llamó la atención que a pesar de que fue una sola mirada que le dí a aquel tipo, él se notaba triste; y al parecer se dio cuenta cuando lo miré, pues después miro hacia el suelo; en realidad que me importaba, así que seguí mi camino.

Sin embargo, aquella tarde, pensé unas cuantas veces en aquel chico de ojos oscuros y de guitarra negra, me intrigaba saber por qué nos miraba, y si era primera vez que nos había visto junto con mis amigas.

Quien diría que semanas después lo tendría que conocer, y que de a poco llegaría a ser mi mejor amigo, y que hoy en día mi vida es diferente gracias a él.

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⏰ Última actualización: Nov 15, 2018 ⏰

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Un complejo amor entre risas y músicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora