Capítulo XXX - ¿Quién eres y qué has hecho con mi profesor?

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—Lo siento, parece que interrumpi algo importante. —Salí huyendo de esa asquerosa escena lo más rápido que pude. Oh, Dios. Sentí una mano en mi hombro, volteé—. ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar besuqueando a Alice?
—Sandie, lo que viste no es lo que parece.
—Claro, me vas a decir que tenía una basurita y se la estabas quitando.
—No, pero es que..
—No te preocupes, ni siquiera tienes que darme explicaciones.
—Es cierto. Ya no somos nada. Y eso no evita que me sigas encantando —Se acerca, ahora puedo sentir su respiración.
—No puedo creer que seas tan cínico —digo alejándome—. Y además hueles a alcohol, estás borracho —suspiro decepcionada—. No sé en qué momento cambiaste tanto. Sé que terminamos pero no creí que te ibas a meter con alguien tan rápido, pensé que me querías de verdad.
—Y es así, te quiero.
—Pues no lo estás demostrando.
—A veces los sentimientos no son suficientes.
—¿Qué quieres decir?
—Que te amo, pero no quiero estar contigo.
—¿Por qué?
—Por que eres una niña, por eso.
—¿Cómo? —pregunté para darle oportunidad de cambiar su respuesta.
—Eres una niña inmadura y estoy harto de eso.
—Te vas a arrepentir de haber dicho eso, te lo juro. —Me fui directo a mi habitación. No quería, estuve mucho tiempo reteniendo las lágrimas, pero al primer contacto con la almohada simplemente salieron solas.

* * *

Hoy, precisamente hoy que necesito distraerme para no pensar en lo que pasó anoche, es jueves y es el día en el que casi no tengo clases.

Me las ingenié para dormir en la clase de Ciudadanía sin que el profesor me descubriera, necesitaba descansar un poco, mis ojeras me lo agradecieron.

Para matemáticas presté más atención, traté de olvidar todo con la trigonometría y funcionó mientras duró la clase. En Historia me fue igual, me desconecté del mundo al tiempo que la profesora nos contaba sobre civilizaciones antiguas.

Después de clases fui a hacer unas tareas pendientes. Cuando terminé, salí de la Sala de Estudios y caminaba sin rumbo por los pasillos del Internado. Escucho que alguien se acerca y susurra mi nombre.

—Oh, eres tú —le digo.
—¿Esperabas que fuera alguien más?
—No, no. Me alegro de que seas tú, Jeremy.
—Hace tiempo no hablamos, ¿por qué no vamos a la cafetería?
—Mejor al jardín —sugiero—. Ahí hay más intimidad. —Asiente.

Caminamos hacia allá, nos sentamos en una banca que está situada justo debajo de un gran olmo.

—¿Has pensado en nuestra relación? —me pregunta.
—Para ser sincera, un poco. Sobretodo últimamente.
—¿Y has decidido algo?
—Lo he pensado mucho. Y sí, esta mañana llegué a una conclusión.
—Acepto si quieres terminar con lo nuestro definitivamente..
—No te adelantes.
—Lo siento —se disculpa por su interrupción.
—Quiero volver contigo —le comunico.
—Me alegra que digas eso, tenía miedo de que dijeras que se terminaría todo. —Le dedico una sonrisa como respuesta—. Te extrañé mucho, cielo —dice acariciando mis mejillas.
—Jeremy, te necesito —le digo—. Que no me dejes, que te quedes conmigo.
—Voy a estar contigo siempre. —Me abraza. Es reconfortante. Lo abrazo con más fuerza, me aferro a él.

A continuación me besa con dulzura, y comienzan una serie de besos. Curiosamente descubro que extrañaba sentir sus labios en los míos, extrañaba sentir su calor cerca de mi. Y hasta sus caricias, que ahora han vuelto.

Como estaba un poco cansada para seguir conversando, Jeremy me acompañó al locker, eso me ayudaría a quitarme el peso de mis cuadernos de encima, claro que él podría cargarlos, pero mejor era guardar los libros de una vez.

Al abrir la puertita del locker casi se cae al suelo un trozo de papel, lo oculté de Jeremy, sin que se diera cuenta lo leí: "Amiga, hablé con Chris para que nos dejara seguir investigando en su oficina, no te preocupes que él no va a venir. Te espero hoy a las 5pm". Me parece perfecto, porque de ninguna manera voy a dejar de descubrir al responsable de esas notas.

Decido pasar toda la tarde con mi novio, él me hace sentir diferente, cuando estoy con él se me olvida toda la porquería que ha estado sucediendo.

Puedo ver el reloj que Jeremy lleva puesto en su muñeca izquierda, solo que no le había prestado interés hasta ahora. Ya son las 5, es tarde.

—Debo irme —digo mientras me levanto.
—¿Irte? ¿A dónde?
—Sí, es que quedé con Britney a las 5pm.
—Está bien. Le das mis saludos.
—Lo haré. Te veo mañana. —Me despido con un beso. Cuando separo mi cuerpo para irme, Jeremy me pega a él de nuevo y me besa otra vez.
—Ahora sí.. —dice. Reímos.

La oficina de Chris no está muy lejos, así que en cuestión de minutos estoy frente a la puerta. Abro sin tocar.

—Hola, Brit. Ya llegué... —Por la sorpresa desagradable, me quedé en el marco de la puerta. Ella me mintió, mi amiga.
—¿Qué hace aquí? —preguntamos Chris y yo al mismo tiempo.
—Chicos, tengo que explicarles.
—Sí, estoy esperando una explicación.
—Quiero saber que hace ella en mi oficina —dijo Chris mirándome.
—No importa, ya me voy —dije ofendida.
—No, no te vayas —pidió Brit—. Pasa y siéntate. Ya les explico todo. —Obedecí—. A Sandie le escribí una nota diciéndole que tú no estarías aquí.
—Y a mi me enviaste un mensaje que decía que ella no vendría —interviene Chris.
—Pero no entiendo qué quieres conseguir.
—Si querías que tuvieramos algo que compartir, te aseguro que no me molestaría volver a compartir la cama con Sandie.
—¿Todavía estás borracho?
—¿No pueden parar de pelear? —se quejó Brit—. Esto no tiene que ver con ustedes. Lo que quiero es que dejen de lado las peleas y sigamos investigando al responsable de las notas chismosas.
—Tal vez con el Chris que conocía, pero este intento de profesor borracho me da asco —confieso.
—Eso me dolió, ¿o no? —se burla.
—¿Qué rayos te pasa? —Me acerco y le doy una cachetada, no tan fuerte como la última vez.
—Ya está. Basta. ¿Aceptan o no? —Brit puso sus manos en el centro de la mesa para que nos uniéramos a ella.
—Yo sí, definitivamente quiero descubrir al responsable. —Chris puso las manos encima de las de Brit. Ambos me miraron expectantes.
—De acuerdo. Pero quiero que te comportes. —Él asintió. Me uní a ellos.
—Entrando en materia, hay algo respecto a las notas que me parece extraño —expresa Britney. La escuchamos atentamente—. Después que la persona afectada lee la nota, comienzan a encargarse de hacerla desaparecer así como vino.
—Sí, es cierto. Como si solo quisieran que la víctima lo leyera.
—Exacto, pero lo que me parece extraño es que esta vez no fue así.
—Sí, hasta el Director vio las notas y nos llevó a Alice y a mi a su oficina.
—No sabía. Dime por favor que la despidieron. —Brit sonríe. Chris tiene una expresión seria que me indica que le molestó lo que dije—. Ya, está bien. Solo fue una broma. Ya sé que te duele que hable así de tu nuevo amor.
—¿Nuevo amor? —pregunta mi amiga sin entender.
—Sí, Christopher se ha liado con la psicóloga —le cuento—. Los vi anoche juntitos en la oficina de ella. Se estaban comiendo la boca.
—¿Y tú cómo lo sabes? —pregunta Chris de repente.
—¿Cómo sé qué?
—Dijiste que no quitaron las notas. Britney, no tienes manera de saberlo, no estabas allí.
—¿Estás sospechando de mi? —preguntó Brit ofendida.

Triángulo Amoroso ⚠ Juego Peligroso © No terminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora