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El entrenamiento al parecer estaba siendo más duro de lo que Emilie pretendía que fuera, y Justin no estaba precisamente contento desde la lejanía en la que ella se encontraba mirándolo

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El entrenamiento al parecer estaba siendo más duro de lo que Emilie pretendía que fuera, y Justin no estaba precisamente contento desde la lejanía en la que ella se encontraba mirándolo. Cabreado como el infierno, arrancó el casco de su cabeza y lo lanzó al césped, desquitándose cuando ella vio como él halaba con fuerza los mechones de su cabello y los dejaba un minuto después, dejando descansar sus manos en sus caderas y mirando al cielo, pensando quizá.

El silencio que la rodeaba era impresionante y el inexistente ajetreo de los jugadores había parado una hora atrás cuando todos habían terminado el entrenamiento y Justin había sido el único que se quedaba practicando aún. Emilie sonrió suavemente al ver como él trotaba por la cancha y alcanzaba el balón que se encontraba en la zona de anotación, enderezándose nuevamente y volviendo a lanzar hacía el otro lado del campo, un escalofrío recorriéndola cuando el balón pasó como un misil a unos metros al frente de ella. Joder, él tenía un buen brazo y todo el tiempo se lo demostraba aún cuando ni siquiera era consciente de que ella lo veía desde lejos... Pero muy cerca a la vez.

Emilie sabía porque él se encontraba así, era uno de los partidos más importantes de la temporada, estaba enterada que cada año varias universidades venían y trataban de reclutar chicos del último año para sus equipos. Justin estaba hecho un manojo de nervios, y ella lo sabía porque en la nota anterior que había recibido de él, muy dulcemente le pedía disculpas a ellas por haber desaparecido una semana después de su último encuentro.

Si bien había estado jodidamente preocupada por no saber nada de él y no recibir una respuesta después de aquella nota, Emilie había sentido el aire regresar a sus pulmones al leerlo, su corazón palpitando rápido y los nervios siendo olvidados después de siete días de no saber que hacer o si lo había arruinado con él.

❝Hey, nena.

Lo siento por desaparecer, preciosa, ha sido la semana más malditamente estresante de todas, las prácticas han aumentado y con la escuela a mis espaldas, no ha sido fácil.

Muero por verte, bebé, estaré esperando por ese momento cada jodido día si es necesario❞.

Había temblado cuando leyó la pequeña nota y vio su caligrafía, era masculina y un poco cursiva y ella lo sintió al llevar el papel hasta sus labios, aquel suave olor a él, aquel impresionante olor que había sentido las veces anteriores en las que había besado y lamido su cuello, ella hasta había imaginado la voz de él susurrándole cada palabra, lento y ronco, su voz igual a como estaba cuando se encontraban y se tocaban, al sentirte, al besarse.

Justin era tentador y él en cada nota que le devolvía le demostraba que dos podían jugar el mismo juego y aunque si bien Emilie había creído que era la única que estaba dispuesta, estaba totalmente equivocada cuando él la pedía y le prometía que cada encuentro sería mejor. Y estaba cien por ciento segura de que así empezaba a ser, el anterior había sido una muestra increíble ya que ella aun temblaba al recordar. Y si él había superado desde el principio sus expectativas, sus pezones marcados en ese momento mientras lo veía practicar eran un claro indicativo de que Justin iba a destrozarla cuando lo tuviera.

Hey, BieberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora