Tenía que regresar a trabajar pero parecía que eso tendría que esperar dado que su pequeño hijo estaba jugando con una niña rubia, misma que llevaba una hora esperando a su padre desde hacía una hora. Suspiró al saber que su castañito no paraba de jugar, siguió ojeando una revista hasta que una sombra le fue tapando la luz del sol. Volteó a ver la figura rubia, alta y fornida delante de él.
-¿Trabajo?- preguntó alzando una ceja mientras sonreía.El rubio se sentó a su lado alzándose un poco de hombros. Llevándose después una mano a su nuca.- Algo así, es la últ—
-¿Última vez? Si, lo sé. Eso me dijiste la semana pasada y...oh! También hace dos semanas. Steve, sea lo que sea, deberías al menos... ¿avisar? Sabes que puedo llevarme a Sarah y no tenerla aquí esperándote.
-Tony, de verdad lo siento.
-Basta de charla, vamos. Tengo que regresar al trabajo y tú cuidarás de Peter hasta la cena.
-Sólo con la condición de que cenes en casa.
-Dalo por hecho.
En realidad apenas si había entablado palabras con él desde que lo conoció hace 4 meses pero bastaron algunos días donde se quedaba hasta tarde para que pudiera recoger a Sarah. No indagaba más allá de lo que Steve llegaba a contarle, sea mucho o poco no importaba en realidad, no era como si él también estuviera en una postura donde contara su vida personal al primer extraño que se le acercaba.
Pero, una cosa era lo que pensaba y otra muy diferente lo que hacía. Rogers se había estado ganando en tiempo récord la amistad de Tony y aunque lo negara, disfrutaba estar en compañía de Steve y la pequeña Sarah. Lo único que sabía del rubio era que quedó viudo hace unos cuatro años y él sólo había mencionado que era divorciado y hasta ahí habían dejado la plática, de no ser porque la Junta escolar empezaba seguramente hubieran hablado más.
No se hacía mucho rollo con eso o aparentaba no hacerlo, se mentiría si dijera que no quisiera saber más, mucho más del rubio. Quizás en la cena pudieran hablar. Con eso en mente se fue con una sonrisa en el rostro, misma que duró el resto de la tarde entre mensajes que le mandaba Steve con la justificación de seguir en contacto para avisar de cualquier cosa pasase con Peter, claro, como si no fuera lo suficientemente inteligente para saber que aquello era un pretexto pues sólo habían cruzado palabras con respecto a su querido castaño.
-Rogers, Rogers... caes demasiado bajo usando a mi hijo.- Mencionaba con una risilla en el rostro al tiempo que dejaba el celular a un costado y seguía con el mantenimiento del auto en cuestión. No obstante, entre que apretaba las tuercas de vez en cuando volteaba a ver si la pantalla se iluminaba por algún mensaje, pero nada. Se encogió de hombros y siguió de lleno en el trabajo. Hoy era un buen día.
El trabajo de Tony no era otro sino un taller mecánico, amaba arreglar coches de lujo pero hacia bastante de eso, y en el pequeño pueblo donde vivían no eran muy populares esas chatarras inútiles como los llamaban los habitantes de ahí. En poco se acostumbró o resignó a reparar camionetas viejas o coches no muy modernos pero que sin duda tenían un valor emocional en cada generación y vaya que ese valor también se veía en lo económico, sino ya estaría de ayudante en algún local vecino.
☆☆☆
Steve sabía o intuía que Anthony no le gustaba hablar mucho de su divorcio, quizás fue por la manera en que contenía su rabia cuando lo recordó o cuando le vio hacer muecas mientras desviaba el tema. Fuera cualquier opción, no iba a presionarlo, de hecho le agradaba que mantenía un deje de misterio en cuanto a sus vidas personales, no es que no quisiera saber más, claro que deseaba saber hasta el más mínimo detalle pero era paciente y no apresuraría las cosas entre ellos, no si eso hacía huir a Tony de él.
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El ABC del Amor
RomanceTony Stark es un padre soltero al igual que Steve Rogers. Peter y Sarah son los mejores amigos y quién sabe, quizás su amistad ayude a que ambos padres se conviertan en algo más que sólo vecinos.