Capítulo 30. Problemas bajo el tapete.

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Narra Morgan

Bueno, un peso menos de encima.

El "hablar" con Mason me hizo bastante bien, no iba a mentir. Aunque en realidad no habíamos platicado sobre "ese" tema y haya quedado en la nada, pero estaba tranquila, al menos no seguía enfadada con él y él no estaba siendo el idiota que creí que sería luego de haber jugado conmigo esa noche.

Aunque aún quedaban rastros de la decepción que sentí aquel entonces, y créanme que intentaba obviarlo de mis emociones y sólo continuar. Sería un poco irónico obligarle a Mason pasar de esta situación cuando yo misma era quien se carcomía la cabeza por sí sola. Sólo debía seguir mi propio consejo y fingir como que nada de esto realmente pasó.

Sólo espero que ese "hablaremos de esto en algún momento" sea en un futuro muy lejano...

—Entonces... ¿Qué  dices?

—¿Disculpa? —dije totalmente desorientada.

—¿Ves que no estabas prestándome ni un poco de atención? —exclamó mi mejor amiga con su ceño levemente fruncido. Siendo sincera, ni quiera sabía que estaba hablándome. Hace tan sólo segundos ella estaba tan sumergida en su teléfono al igual que yo en mi galería de Instagram. Hasta que una foto de nuestras tantas salidas me distrajo y me llevó hacia Mason. —¿Qué tanto ves? Oh, ya entiendo. —silenció.

Tal vez si sólo evitaba verlo y lo bloqueaba de todos los medios de comunicación habidos y por haber que nos mantuviesen en conexión...

—¡Auh! —exclamé al sentir un golpe justo en la nuca que no había sido muy suave, que digamos.

—Estoy hablándote hace un largo rato, Morgan, pero veo que estás bastante entretenida con algo allí. —cabeceó hacia mi celular que aún seguía en mis manos y observé hacia lo que se refería. Y sí, aún estaba la foto de la que anteriormente hablaba, pero no había notado que en mi momento de trance dos de mis dedos le hicieron zoom a un rostro que estaba ya bien patente en mi conciencia. —¡Ay, por favor! ¡No me gusta Mason, no digas esas cosas! -se burló de lo que yo había dicho en algún momento pasado y luego carcajeó.

—No me... —estuve a punto de negarle rotundamente mis sentimientos por ese chico de hermosa sonrisa pero entonces noté que era en vano. No debería estar sintiendo lo que sentía pero ya de nada servía seguir negándolo como si con eso pudiese sólo hacerlo desaparecer. —... No seas idiota.

—Ya ni siquiera me lo contradices, eh. —rió con complicidad en su tono de voz mientras que yo me sentía extraña, como cada vez que pensaba en Mason. Dios, no podía creer cómo en tan poco tiempo, aunque bien sabía que estaba comparándolo con mi tiempo de novia con Chase, que luego de casi un año decidí empezar algo serio; fue que Mason comenzó a gustarme.

Entonces Zoe vino a mi mente. Ella alguna vez me obligó a replantear mis sentimientos por mi nuevo novio, y yo sólo lo ignoraba. Quería a Chase, lo quiero, sí. Y el que Mason estuviese en mi cabeza mezclaba todo tipo de sentimientos en mí. Confusión, miedo, ansiedad, nervios... culpabilidad. No debería haber alguien más aquí dentro cuando estoy con alguien más, ni siquiera debería pensar en él pero, demonios, es... es algo que antes jamás sentí, no cuando comencé a salir con Chase, ¿Por qué con Mason se siente como si fuese más... fuerte? Es extraño, sólo han pasado un par de semanas desde que admití que había alguna especie de atracción de mi parte y casi me sentí desfallecer. Estaba mal, por eso debía evitarlo hasta que la idea desapareciera de mi cabeza pero... ¿Por qué aún sigue aquí?

—Vamos, nena. Cambia esa cara. No es para tanto.

—No tengo ninguna cara. —intenté mostrar mis más genuina sonrisa mientras me colocaba de pie y caminaba hacia mi escritorio, inconscientemente para evadir el nuevo tema de conversación.

Un Plan Desastroso ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora