A la mañana siguiente, Catalina y yo salimos a las siete y quince y conducimos a un restaurant para tomar el desayuno. Con mis manos envueltas alrededor de mi tasa china, intenté aliviar el frío que recorría el interior de mi cuerpo. Sí me bañé y me puse una camisola y una sudadera que me prestó Catalina, también me puse un poco de maquillaje, pero casi ni recuerdo cuando lo hice.
― No mires ahora ―, dijo Catalina, ― pero el señor suéter amarillo sigue mirando para acá, estirando tus largas piernas a través de tus jeans... Ah! Me acaba de saludar. No estoy bromeando. Me acaba de saludar. Que adorable.―
Yo no estaba escuchando. El accidente de anoche se estuvo repitiendo en mi cabeza durante toda la noche, llevándose consigo toda posibilidad de dormir. Mis pensamientos estaban enredados, mis ojos estaban pesados y secos. No podía concentrarme.
― El señor suéter amarillo se ve normal, pero su copiloto parece un chico muy malo ―, dijo Catalina. ― Emite cierta señal de "no me molestes. Dime que no parece al hijo de Drácula. Dime que estoy imaginando cosas.―
Alzando mis ojos lo suficiente como para verlo sin parecer que lo estaba viendo, me fijé en las facciones finas y atractivas de su rostro. El pelo rubio llegaba hasta sus orejas, formando un peinado. Sus ojos eran del color avellana. Estaba impecablemente vestido con una chaqueta a la medida y unos jeans oscuros. ― Estas imaginando cosas, ― dije.
― ¿No te fijaste en ese par de ojos profundos? ¿En esa forma de uve que la raíz de su cabello deja en su frente, al estilo Drácula? ¿En su cuerpo alto y delgado? Él puede que sea hasta más alto que yo.
Catalina mide casi seis pies de alto y le encantan los tacones. Tacones altos. También tiene la costumbre de no salir con chicos más bajos que ella.
― Bueno, ¿cuál es el problema ________? Te has vuelto muy pensativa últimamente. E incluso has estado toda la mañana callada. ¿Esto no tiene que ver con la grieta en mi parabrisas, verdad? ¿Qué importa que hayas golpeado un animal? Le pudo haber pasado a cualquiera.
Le iba a contar a Catalina lo que había pasado en verdad. Pronto, seguro. Solo necesitaba un poco de tiempo para juntar los detalles y lo ocurrido esa noche. El problema era que no sabía cómo podría hacerlo. Los únicos detalles que recuerdo estaban incompletos. Era como si un borrador hubiera dejado mi memoria en blanco. Pensando, recordé como la lluvia hacía pequeñas cataratas en el vidrio delantero, y se veía muy borroso. ¿Habré golpeado a un animal?
― Mmm, mira eso ―, dijo Catalina. ― el señor Suéter amarillo se está levantando de su silla. Eso sí es un cuerpo que visita el gimnasio. Te recomiendo que sonrías, en este mismo momento está caminando hacia nosotras. Sus ojos están buscándote, a ti. ―.
Fuimos saludadas con un simpático, ― Hola ―.
Catalina y yo lo miramos al mismo tiempo. El señor Suéter amarillo estaba parado tras nuestra mesa, sus pulgares estaban enganchados en los bolsillos de sus jeans. Tenía ojos azules y el pelo rubio perfectamente despeinado caía sobre su frente.
― Hola ―, dijo Catalina. ― Soy Catalina y esta es _______ Greyson ―.
Miré seriamente a Catalina. No me gustó que ella diera mi apellido, se sintió como si hubiera violado el contrato entre chicas y mejores amigas cuando se encuentran con chicos desconocidos. Hice un leve movimiento de mano como saludo y tomé un sorbo de la taza.
Él arrastró una silla de la mesa de al lado y se sentó al revés, «como todo hombre» sus brazos descansando en donde se suponía que estuviera su espalda. Extendió una mano a mi, y dijo, ― Soy Matt Erikson ―. «Tu apellido me hace acordar a un psicólogo famoso.» Sintiéndome demasiado formal, le estreché la mano. ― Y este es Jason ―, añadió, alzando su barbilla en dirección a su amigo, al cual Catalina, llamó "alto".
Jason se sentó en una silla al lado de Catalina, y bajo su cuerpo la silla parecía muy pequeña.
― Creo que eres el chico más alto que he visto en mi vida. En serio. ¿Cuánto mides? ―
― Seis pies, diez pulgadas ―, susurró Jason, hundiéndose en su silla y cruzándose de brazos.
Matt aclaró su garganta. ― ¿Puedo comprarles algo para comer?
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A.
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Ángeles Caídos.. {Liam & Tú}
Fanfic¿Estarían dispuestos a saber la verdad sobre los ángeles? Será demasiado arriesgado para todos ustedes. ¿Qué harías si un día te enteras que la persona que conoces, es un ángel? ¿Un ángel caído? ¿Raro, verdad? Arrancan sus alas y son arrojados a la...