Capítulo 23

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—¿No te los puedo dar mañana por la mañana? De pronto, Jungkook sintió una presión en el hombro que le hizo dar un salto de sorpresa.

—No creo que vayas a trabajar mucho más esta noche —Jimin tiró de el y lo hizo acercarse. Su voz era sensual y profunda. La expresión de sus ojos era íntima y cómplice.

Jungkook se habría enfadado de no haberse llevado una enorme sorpresa; casitan grande como la de Becca, por mucho que intentara ocultar su asombro.

Jungkook no pudo hacer más que ceder. La presión que aquella mano ejercía sobre su hombro era muy persuasiva.

—Vamos, cariño, es hora de irse a casa. Ya has trabajado bastante por hoy, ¿no crees? Tengo otros planes —la forma en que lo dijo fue tan convincente que no dejaba lugar a dudas. ¿Cómo se las arreglaba para ser tan descarado sin parecer soez? Para Jungkook era todo un misterio; un misterio que formaba parte de su encanto, de su pícaro sentido del humor y de aquella chispa maliciosa que tan bien le quedaba.

Cualquier mujer habría caído a sus pies de inmediato. Pero Jungkook sabía que aquel flirteo no estaba bien. Había dejado de acariciarle el hombro y ya empezaba a acariciarlo. Jungkook podía sentir el calor de su mano a través de la chaqueta.

Becca se quedó boquiabierta y Jungkook no pudo reprimir la sonrisa.

—A primera hora, Becca. Lo necesito a primera hora.

—Por supuesto —dijo la recepcionista.

Jimin deslizó el brazo sobre los hombros de Jungkook y lo tomó de la mano. Sus dedos cálidos y firmes le dieron un ligero apretón. Jungkook sintió que se le encogía el corazón y deseó zafarse tan pronto como fuera posible.

Aquel contacto físico lo estaba volviendo loco. Nada de aquello era real. Tenía que recordarlo. Se volvió hacia ella, dándole la espalda a Becca como si jamás hubiera estado ahí.

—Nos vemos aquí dentro de diez minutos, ¿de acuerdo? Tengo que terminar una cosa. Jungkook no tuvo más remedio que asentir.

Los ojos de Jimin brillaban de pura diversión y Jungkook estaba deseando verlo a solas para regañarlo un poco.

Con Jimin. A solas. Mala idea.

Una tentadora propuesta | JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora