Capítulo 1: Tras la máscara

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DETRÁS DE UN BESO

Capítulo 1: Tras la máscara.

Terry quiere dejar de aparentar. Le gusta hablar con Candy sin toda la parafernalia que siempre rodea sus conversaciones. Y es culpa suya en realidad, porque sabe que podría hablar sin sus barreras, ser honesto, ser... él mismo, pero le da miedo dejarla entrar.


Ahora está en una etapa de semiamistad con ella y continúa molestándola, comportándose de forma arrogante. Y no es que no lo sea, porque lo es, pero bien sabe que podría ser agradable si quisiera.


El problema es muy simple: Candy sabe su secreto y no puede permitirse ser vulnerable frente a ella. No de nuevo.


Desea poder comportarse de manera autentica. No es el chico más afable del mundo y, quizá nunca lo sea, sin embargo, no es el frío ser que todos creen conocer.


El inconveniente es que, si se comporta sólo como Terry y deja de ser cruel y distante como Terruce, entonces la gente podría aprovecharse.


Y a él le preocupa salir lastimado, su máscara hace que la gente nunca se acerque lo suficiente como para causarle verdadero daño. Si alguien dice algo hiriente, Terruce se enoja, replica y busca venganza. Pero Terry no es así. Terry es el que se deprime cuando su padre no lo mira y cuando no lo defiende de las vilipendias de la duquesa.


Y ahora, Terry se deprime cuando Candy le dice mocoso engreído y que no le gusta. Se molesta muchísimo porque es susceptible y por eso Terruce lo mantiene escondido.


Porque Terry es luz y Terruce es oscuridad.


―¡Terruce Granchester! ―su dilema interno y altamente demente, se ve interrumpido por un grito. Un tanto desconcertado, mira a su alrededor, es ella. Candy ―¿Fumando cigarrillos todavía?


Pecas está de pie a su lado, con los ojos levemente brillando y una sonrisa en los labios.


―No hagas eso, pensé que eras la hermana Grey.


―Pellizque mi nariz. ¡Hasta Terruce se asusta con la hermana Grey!


―Estaba sorprendido, no asustado.


―De acuerdo.


―¿Vas a fumar? ―ella le da un manotazo a su cigarro.


―No, lo confisco. Ten esto.


―¿Una armónica?


―Es mi instrumento favorito. Tócala cada vez que tengas urgencia de fumar. Eso es dañino para tu salud.


―Así que es tu favorita. ¿No puedes esperar a compartir tus cosas íntimas conmigo?


―¡Terruce!


―Terry – Candy le mira, confundida.


―No me llames Terruce – explica para despejar las dudas de la rubia ―. Puedes llamarme Terry, me gusta más así.


Sí, quizá sea más fácil ser Terruce porque él es inteligente, sarcástico y valiente, pero en los momentos cruciales, Terry se queda solo, con heridas en el pecho y lágrimas en el rostro. Quiere ser Terry porque cuando ocurren cosas importantes, Terruce lo abandona. Y si eso pasará, es mejor que lo abandone de forma permanente porque, aunque Terry no pueda esconderse tras una máscara y pueda resultar herido, al menos sabrá que eso es real.


Candy se sienta a platicar con él sobre el clima, el pasado y promesas que desea cumplir. Terry suspira aliviado, sin el peso de esa mascara que tanto lo estuvo ocultando.


Continuará...

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