¿Entregarte? ¿o no?

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Izaya era muy astuto, pero no sabía del todo que su forma de ser despertaba sentimientos muy enfermos en las personas que menos se imaginaba y prueba de eso era lo que le había pasado con un actual cliente.

Un actual cliente que en realidad no le pedía información importante, pero si lo hacía de manera frecuente, hacía lo necesario para ver a Izaya y una vez él lo tenía enfrente quedaba anonadado con el informante.

Izaya no entendía mucho de su comportamiento pues para él, sólo era una persona que le pedía constantemente información y cuando él llegaba al punto de encuentro el cliente sólo le daba una sonrisa al mismo tiempo que dinero y un agradecimiento, nada sospechoso realmente, por lo que respondía desinteresado y se marchaba.

Esa rutina había sido por más de 1 mes, ya se consideraba un cliente frecuente. Era realmente estúpida la información que le pedía, eso era lo que realmente le inquietaba a Izaya pues aunque el cliente podía encontrar la información en Internet se la pedía a él. 

Izaya entendía que no todos sabían usar el Internet y que esa razón bastaba para pedir información, pero no entendía como era que una persona siguiera pagando por cosas tan simples y absurdas. 

Al inicio eso no le importaba pues era una persona pagando información de forma estúpida como alguna estatura, el nombre completo de alguien, su edad y parecía un simple fan, aún así llegó a pedir información de personas que no tenían ninguna relación las unas con las otras y no había un real propósito de que esa información pudiera importarle realmente, como si lo único que quisiera fuera verlo.

Izaya sabía que tenía que mantenerse siempre alerta pero nunca había algo extraño más allá de un trabajo, así que nunca puso un real interés en el asunto, hasta que un día todo cambió.

...

Ikebukuro una ciudad donde la paz es algo que no existe y las bandas de color abundan, una ciudad en la que no importa que pase, la gente prefiere fingir que no ve algo realmente y sigue su camino.

En esa ciudad un rubio con traje de camarero caminaba de forma molesta después de haber perdido a su enemigo, uno que además de siempre molestarlo nunca podía recibir un golpe de él y sólo terminaba alterando su día a día. Ya estaba cansado quería hacer lo que fuera por deshacerse de Izaya de una vez por todas, su paz estaba siendo altamente alterada más que otras veces, pues si antes lo veía de vez en vez, ahora estaba siendo cosa de todos los días, por lo que pensaba que lo mejor sería buscar una solución rápida para que eso sucediera.

Un tipo que a lo lejos observaba todo pensaba que su plan estaba funcionando a la perfección, todos los días llamando a Izaya por información innecesaria haciendo que Shizuo lo persiguiera, creía que sería cuestión de tiempo para comenzar a notar un ligero cansancio en el informante que era obvio no iba a aguantar un ritmo diario como ese o eso quería suponer porque llevaba realmente más de un mes con esa rutina y no podía ver realmente un desgaste en el informante, por lo que pensó que tal vez pedir la ayuda de Shizuo sería la mejor opción.

- ¿Quieres acabar con Orihara Izaya? - preguntó aquél hombre a Shizuo después de notar su frustración de haberlo perdido, por lo que Shizuo únicamente lo miró sin entender ¿porqué un hombre le preguntaba eso?

Shizuo algo molesto le dijo que se largara, pero ese hombre no tenía esa intensión, por lo que mencionó a Shizuo que él también tenía cierto interés en hacer que Izaya no volviera a pisar Ikebukuro y que tal vez podrían trabajar juntos.

Esas palabras atrajeron enormemente la atención de Shizuo, el cual miró a ese hombre que una vez notó el interés del rubio sonrió.

Shizuo quería que ese hombre prosiguiera y lo observó cuidadosamente hasta que aquél dijo algo.

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