Apóyate en esta fría sombra,
estira tu brazo y agarra de la vid
el fruto que se transformará en el dulce vino,
remedio, que se me antoja perfecto.
Renace de la tierra como planta del balcón,
desata tu haz floral a la vista de un nuevo sol de primavera,
resurje de ti la fuerza otorgada por la cuna de baco,
que mantiene y promete la defensa de tu alma.
Redímete en este néctar celestial
que ahora corre por tu garganta y,
siente como su sabor te embriaga y alcoholiza, siéntete libre.
No pienses ni en aquellos pérdidos ni en jamases olvidados.
La vida expira como la madurez en esta uva,
como su periodo de estar tersa y turgente sólo se ve reducido
a un pátetico periodo futuro de arrugamiento y pérdida de lo retenido.
Resárcete en tus amigos y compañeros,
no busques el cielo en la mirada
de aquel al que llaman el más alto si no
sabes ni quieres pararte a enfocar la mirada.
Divierteté en esta tortura terrenal.
No creas en el Dios que es mirado por un héroe fantoche,que,
con heridas curadas y con turgente cuerpo resuelto,
mira al padre mismo que sus heridas ha sanado y protege.
No creas en la Iglesia que se atribuye
tantos bienes materiales y tanto goze terrenal,
piérdete en la exquisita religión de la vid
y de la pura intoxicación púrpura de tu ser.
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Alabanza a Omar Khayyam
PoetryUn simple poema que intenta compararse a este gran maestro en las artes magnas que describe en su obra rubaiyat