Capítulo 1 "¿Destino o acciones?"

16 0 0
                                    

Yo, Ryan Franco, siempre me he considerado como una persona que sabe lo que quiere y lucha por tenerlo. Sin embargo, en estos momentos y bajo las circunstancias en las que me encuentro emocionalmente no me permiten pensar con claridad.

Todo comienza así: Pensé que había conocido al chico de mis sueños, aquel chico que estaba hecho y destinado a estar conmigo. Aquél  chico que iba a estar conmigo por siempre y el cual era digno de ser presumido. Si, presumido... ante mi familia, amigos, conocidos e incluso profesores, pero supongo que a los 18 años de edad, enamorarse se percibe de esa forma.

2015, el año que consideraba "era mi año" lleno de felicidad, hasta donde yo podía ver. Buen trabajo, todo marchaba bien en la universidad, y tenía un chico que me amaba y al cual yo consideraba perfecto, o cercano a serlo. Claro está,  ante los ojos de un enamorado su pareja siempre será perfecta hasta demostrarse lo contrario. Desafortunadamente, él se encargó de mostrarme que no era tan perfecto como parecía ser.

Una mezcla de felicidad y depresión, de sonrisa y llanto, de perfección y defectos ocultos, ese era Jeremy. Su belleza mientras sonreía con sus labios y lloraba con su mirada, una llamada "bella tristeza" que lo diferenciaba del resto. Un chico que me besaba con sus labios dulces, pero hacia que se sintiera como una escalera entre el cielo y el infierno.

Siempre me pregunté: ¿Cómo alguien podía ser tan dulce y triste a la vez? ¿y como era posible que eso me llegase a encantar de esta forma? Nunca lo supe, y creo que nunca lo sabre, porque él era el misterio y la respuesta, pero se ha ido.

Pienso que el destino, la vida o una fuerza que desconozco nos pone obstáculos. Mi madre me diría "Dios da peleas fuertes a sus mejores guerreros" pero no soy creyente de esa clase de mierdas. Realmente pienso que las acciones que tomatos a cada momento nos acercan o alejan de nuestro destino, pues si creo que tengamos un destino, pero pienso que el camino, la trayectoria que tomaremos para llegar a nuestro destino, eso nos corresponde a nosotros.

¿Él era mi destino? Ahora es claro para mi; No lo era. De alguna forma, las acciones que tomé antes de él me llevaron a conocerlo ¿tenía que ser así? no lo sé, pero ahora el forma parte de mi historia; de la buena y de la mala. Porque no puedo negarlo, me hizo feliz, pero también me hizo sufrir. Él me llevaba al cielo con un beso, y me pateaba al infierno con una palabra. Una sonrisa era un principio y un gesto era el final.

No sabría decir con exactitud si conocerlo me hizo bien o me hizo mal, pero puedo compararlo, y lo hago a menudo. Una de mis metáforas mas recurrentes es que, si bien una cucharada de azúcar puede endulzar mi café, una de sal puede arruinarlo. Lucen igual, en las mismas cantidades, pero con efectos totalmente contrarios. Ese era mi día a día con Jeremy.
¿Justo? No lo sé. ¿Merecido? Quizás. Sigo analizando la historia una y otra vez, dando vueltas y vueltas, viendo cada lado, tratando de averiguar si lo he hecho bien o lo he hecho mal, mirando mis errores y mis méritos; pero luego recuerdo que ya no puedo cambiar algo o arreglarlo,  porque la historia es asi, solo queda lo ha pasado.

Pensé que él seria todo en mi vida, pero yo vivía en una historia de secretos y omisiones en las que él me había metido a la fuerza, empujandome más y más lejos con su sonrisa.
Los secretos pueden ser un arma de doble filo. Guardarlos puede parecer bueno para proteger a alguien, pero el hecho de guardarlos también puede herir. Porque la verdad no es ocultar una mentira.

Pero si ocultar una mentira lastima ¿puedes siquiera imaginar ver la verdad con tus propios ojos?  Ver la verdad, darte cuenta que nada es como la imaginaste es como mirar directamente al sol, y ver como los planes que tenias junto a él se derriten, se queman y estropean como tus retinas, tus cornias. Pero luego de ver la verdad no acaba todo. Imagina ir con unos ojos dañados por el mundo; desconfiando de cada paso que das, respirando rápido y dando pasos lentos, para no caer, para no equivocarte. Así fue mi vida despues de verte besar a otro, justo frente a mi. Y como si eso fuera poco, justo el día de mi cumpleaños.

El día en el que celebrabamos mi nacimiento, después de eso se sintió como organizar mi propio funeral. Comprar el ataúd,  los arreglos florales, buscar un padre y redactar mi propia despedida, así me sentí.
Meses, años, la vida que planee junto a ti, todo viniendose abajo en un abrir y cerrar de ojos. Fue como ver caer las torres gemelas, pero sin ruidos, sin muertes, solo la mía. Me sentí muerto en ese instante, pero ahora sé que no lo estaba.

Es gracioso pensar en que una vez me dijiste que querías alejarme de mi novio porque me hacía daño. ¿lo hacía, Jeremy?  ¿o solo querías ser tú el protagonista? Sea como sea entraste a mi vida, y como a un niño me robaste el corazón ¿realmente esperabas que fuera tan fácil? ¿acaso lo esperaba yo? No lo sé,  solo sé que en aquel entonces alguien como tú era todo lo que yo esperaba.
Tu belleza, tu carisma, tu forma de ver el mundo que te diferenciaba. Alguien diferente era lo que quería, y vaya que lo fuiste. Fuiste diferente en muchos aspectos, incluso en la forma de herir.

Ha pasado ya tiempo desde que te deje ir, pero de eso se trata la historia, del pasado importante, pero ¿fuiste importante? Ahora no estoy seguro, pero si inolvidable.
No se si eres parte de mi destino o eres consecuencias de mis acciones, o quizas yo del tuyo, solo sé que eres historia. Y como toda historia, por supuesto que tenias que afectar el futuro.

Confesiones de un corazón confundido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora