When The Time Is Over

                                                                    Prólogo

A la edad de 19 años mi vida estaba llena de basura existencial, me negaba a crecer pero la realidad me abofeteaba con cada año que pasaba. La universidad estaba bien pero yo me presionaba hasta el punto de sentirme ahogada algo así como estar en un submarino en el  fondo del mar viendo la luz roja de “fuga” titilar una y otra vez llenando el pequeño lugar con un sonido irritante que avisa tu pronta muerte (Es un buen ejemplo, exagerado, pero aun así un buen ejemplo) todas las inseguridades que conlleva convertirte en adulto y al mismo tiempo que los adultos te sigan tratando como un niño, todos estos trastornos nublaban mi vida y no me permitían ver lo que realmente importaba.

1 de agosto, una fecha normal para cualquier persona pero no para mi, ese día me di cuenta de que estaba enamorada y me llevo un buen tiempo llegar a esa conclusión. Él es todo lo que yo necesitaba pero no me fije en él como él se fijo en mí en el momento preciso. Déjame contarte algo sobre Troy, y si la primera persona en la que pensaste fue en Zac Efron desecha la imagen,  a Troy no le importaba si mi cabello lucía desastroso en las mañanas él solo se quitaba su gorra y me la ponía deseándome buen día, me acompañaba hasta la puerta del salón y cuando salía de clases él estaba ahí esperándome para ir a casa juntos,  es amigo de el guardia de seguridad de mi edificio, de mi mamá, de mi papá, de mis hermanos, de mi abuela... mi perro le tiene más aprecio que a mí, era parte de mi familia y yo lo adoraba. Pero Troy sentía algo más hacia mí que no noté hasta que él me lo grito.

No estaba en mis planes enamorarme de Troy como tampoco lo estaba morir. Y hoy 4 de agosto día de mi entierro 3 días después de mi muerte, me empiezo a dar cuenta de la suerte que fue tenerlo en mi vida, que él se enamorara de mi y que yo me enamorara de él aunque fuera por unas cuantas horas.

Vi mi ataúd ser enterrado  a mi madre llorar y a todos los presentes lanzar una rosa mientras bajaban mi cuerpo.

- Puedes repetirme ¿Qué hago aquí?

- Pensé que te gustaría ver esto.

-  A nadie le gustaría ver eso -dije señalando mi lapida con la cabeza.

 - Estás muerta –dijo tomándose las manos por detrás de la espalda empezando a caminar por el cementerio. Lo seguí.- Sé que ahora no entiendes mucho y te lo iré explicando –dijo con un tono tan calmado que me causo escalofríos- Veras, necesito que hagas algo.