Besos Bajo la Lluvia | Simbar

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Capítulo Único

Una tormenta.

Eso sentía en su interior, la rubia estaba destrozada, confundida, no entendía lo que estaba sucediendo.

Paso de ser la novia más feliz del mundo a ser plantada en el altar por su, antes prometido, Matteo Balsano. El muchacho le entrego una carta disculpándose y suplicando su perdón, se había fugado para alcanzar sus sueños, no quería ser atado a un matrimonio sin amor.

Pero ella podía amar por los dos.

Subió a su coche llena de angustia y dolor, miro a través de la ventana esperando alguna señal, nada.

—Ese miserable, dejar todo así por una simple carrera de cantante... hicimos el completo ridículo ante la sociedad inglesa —chillaba su madrina quien desprendía rabia por los poros. Marie Christine von Reibnitz miro a su esposo con desdén, Michael George de Kent solo alzo las manos cansado y se disculpo mentalmente con su ahijada—. Te dije que no era buena idea comprometerla con el sobrino de la Duquesa de Värmland, son gente sin clase y de origen plebeyo.

—Como si yo tuviera la culpa, ese enclenque iba a heredar un condado apenas la princesa Victoria ascendiera al trono y lo dejo todo por la borda por miedo a, ¿Qué decida la carta querida?

Ámbar ya no estaba al margen de la conversación, solo quería encerrarse en su cuarto y no salir hasta que su madrina la obligara a asistir próxima gala real en su nombre, ya que al ser una mujer tan... clasista, no era incluida frecuentemente en la agenda real.

—Quisiera recostarme por favor —suplico una vez entro al Castillo de Windsor y se encontró a la princesa y a sus primas esperándola para jugar. Isla, Savannah, Louise, Charlotte y Mia se miraron decepcionadas, pero prefirieron quedarse tranquilas y no molestarla.

No entendían muy bien lo que estaba pasando por ser unas niñas, pero podían ver la tristeza impregnada en sus ojos.

Mientras caminaba a su alcoba pudo ver a lo lejos a las princesas Estelle, Leonore y Adrienne en compañía de sus madres, las hijas de Suecia. Le dieron ganas de reír, ella condesa de algún lugar en Suecia con una agenda real más apretada que la de sus padrinos, no, definitivamente eso no era para ella.

Cerró la puerta tras de sí y se recostó en la cama, ¿por qué la vida tenía que ser tan difícil?

Era absurdo llorar, pero, ¿Qué más podía hacer?

Ella solo quería su beso bajo la lluvia, ¿tan difícil era?

[...]

—Ámbar.

—Amelia no estoy de humor...

—Llevas encerrada una semana querida, necesitas aire fresco, además, Isla y Charlotte están tristes porque ya no juegas con ellas

—Ya les he dicho que podíamos jugar después...

—Las últimas 4 noches, son niñas Ámbar, no entienden de corazones rotos.

—Es que, yo pensaba que Matteo, él era el indicado.

— ¡Anímate! los príncipes de Mónaco van a visitarnos dentro de poco, y sabes lo que eso significa...

—Ya no vale la pena coquetear con Pierre y Andrea, se casaron, ¿recuerdas?

—Eso no impide que podamos admirarlos a distancia

Lady Amelia Sophia Theodora Mary Margaret Windsor, ¿te estás escuchando? —la rubia comenzó a reírse por la actitud de su prima.

— ¿Qué? Estoy diciéndote la verdad, vamos querida, levántate ya de esa cama y quítate esos harapos, que vamos a salir. ¡Rápido! Antes de que mi abuela se dé cuenta de que la desobedecí.

Besos Bajo la Lluvia | One ShotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora