III

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Abrí los ojos lentamente, estaba en una cama tan suave que era como estar en las nubes, hacía mucho tiempo no descansaba tan bien, el edredón era dócil y abultado, las almohadas podrían estar hechas con plumas de ganso, me voltee hacia la derecha. La habitación estaba iluminada, tal vez son las 10 u 11 de la mañana. Las paredes son de un color claro, amarillo pálido, hay una mesita de noche, encima de esta un florero con unas flores hermosas de color violeta, enseguida vi una nota.

"vuelvo en una hora, no te vayas."

El paraíso en el que estaba se esfumo, recordé lo que había pasado el día anterior, mire bajo las cobijas, tenía puesto lo mismo de ayer, con la diferencia de que una las mangas del pantalón estaba cortada por lo menos 10 centímetros encima de la rodilla, << al menos no me quito la ropa>> pensé.

Me levante de la cama, pero eso es un decir, caí en seguida al suelo, un tapete peludo amortiguó el golpe, me empezó a doler la pierna izquierda, donde me habían disparado. El dolor era menor que el de ayer pero no lo suficiente para irme de aquel lugar, recogí mi orgullo del suelo y me acosté en la cama. No me había fijado que había un imponente televisor enfrente de mi cama, tome el control y lo encendí. Un documental sobre la segunda guerra mundial, el muro de Berlín y como hacia la gente para escapar.

Se abrió la puerta, mi corazón se aceleró, era él. Aun no sabía su nombre y me había salvado la vida, yo solo fui grosera y displicente con él.

Se acerco a la cama y sonrió.

- No pensé que estuvieras despierta, trate de volver lo más rápido que pude. Me sorprende que no hayas intentado huir aún. ¿Cómo va la pierna? - su sonrisa me distrae.

- No se equivoque, no podía huir con los pantalones una porquería - dije sin ningún gesto.

- Lo siento tuve que cortarlos, para extraer la bala, un gracias no estaría nada mal por cierto.

¿Era una broma verdad? Él estaba bromeando o estaba molesto por mis continuas groserías.

Evite su mirada y me quede en silencio, me rugía el estómago, no sé cuánto llevo sin comer, tal vez un par de horas antes de haber matado a Ethan. Parecía una eternidad.

Golpearon a la puerta y me asuste nuevamente.

- ¡Servicio a la habitación! - grito alguien tras la puerta.

- Siga - dijo el hombre del que aún no sabía su nombre.

- Espero estén disfrutando su velada romántica - el mesero se retiró y yo me reí.

- Que romántico un disparo a la pierna y mi ropa destrozada, es usted señor todo un salvaje entonces.

- Ropa robada, no llores tanto - ni me miro cuando dijo eso - venga vamos a comer, creo que todo el pueblo ha escuchado el voraz sonido de tu estómago - me reí.

Eran huevos con tocino, jugo de naranja y café, devore todo. Seguramente parecía un animal hambriento, pero no me intereso en lo más mínimo. Sentía su mirada acusatoria, pero eso no me detuvo, el me ofreció más café, claramente acepte.

- ¿Hace cuánto no comes mujer? - su cara era de sorpresa.

Ignore su pregunta y termine el café rápidamente.

- ¿Cómo es su nombre?

- Me llamo Matthias, un gusto conocerte - estiro la mano, yo lo ignore nuevamente -pero me dicen Matt.

- Yo me llamo...

- Sé cómo te llamas, se casi todo sobre ti, te investigue, Sarah. - había superioridad en su voz, eso me molesto.

Sarah.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora