Si tan sólo hubiese sabido...
Día soleado en el instituto, Yoongi se dirigía a su casillero cuando fue interceptado por el chico de cabellos castaños que tan bien conocía, le recibió con una sonrisa, pero este lucía tenso.
—Yoongi-ssi. ¿Almuerzo en tu casa después de clases? Yo cocinaré. —y ahí estaba, su sonrisa complaciente, el menor sabía que estaba fingiendo y eso le asustó.
—Por supuesto, hyung, ¿Algo especial hoy? —esperaba que quizás fuera alguna mala fecha, pero no había nada que Yoongi pudiera recordar en ese momento, así que se despreocupó.
—No, sólo... nos hace falta tiempo de mejores amigos. —ahí estaba la sonrisa falsa otra vez.
Debió haberlo sabido...
Cuando Yoongi caminó a su casa con SeokJin a su lado, el cielo comenzó a nublarse y una ráfaga de frío viento les abrazó, así que como amigos que aún mantenían la pizca de inmadurez en su amistad, se miraron y sonrieron antes de echarse a correr a la casa de Min, el que llegara primero podía reclamarse como el rey y el perdedor sería el esclavo de la tarde, sus cuatro años de inseparable amistad habían creado toda una cultura para si mismos. Sólo eran ellos dos en su preciado círculo de amigos, se tenían el uno al otro y sabían que no necesitaban nada más, tampoco querían algo más.
Debió recordárselo...
Y extrañamente, Yoongi ganó, soliendo ser el más perezoso de los dos, pudo ver a su amigo con la mente en otra parte, lo conocía perfectamente, sabía que algo le ocurría hoy, pero no le presionaría a hablar hasta que este estuviera listo.
—Adelante, esclavo Kim. —Yoongi se mofó mientras le abría la puerta al mayor y este le fruncía el ceño fingiendo molestia —¡He llegado! —y este no recibió respuesta, estaban solos.
—Haré waffles con un mix de berries, traje mi mermelada casera que tanto te gusta. — Yoongi estaba tan hambriento que escuchar eso sólo causó que quisiera desvanecerse mientras la boca se le hacia agua. —Pero no creas que haré todo solo, harás capuccino y ordenarás el futón para que nos acostemos a ver películas.
—Como ordene, viejo Kim. —y el menor se escabulló de la cocina antes de que el castaño le reclamara y terminaran en guerra de cosquillas, Yoongi siempre perdía cuando se trataba de SeokJin.
Debió haber sabido el por qué...
Una vez el delicioso aroma de la comida de SeokJin empezó a emanar, Yoongi apareció en la cocina para robar fruta y cucharadas de aquel elixir de mermelada que hacía su mejor amigo, y cada que la saboreaba se sentía el hombre más afortunado del mundo.
Yoongi observó a su mejor amigo, alto, de anchos hombros donde un sweater de color beige cubría su trabajado cuerpo, y un delantal negro cubría su ropa de manchas, traía unos lentes circulares que le hacían ver malditamente bien, y por supuesto, su mejor accesorio, aquella sonrisa que le manipulaba por completo, Yoongi era capaz de dar su vida por verlo sonreír.
Pero SeokJin no lo sabía...
Ambos se acostaron en el sofá que ahora se había transformado en cama, dándole inicio a "Hotarubi no mori e", el anime favorito de SeokJin, el menor lo puso con la intención de que su mejor amigo pudiera elevar su ánimo, pero este incluso no le prestaba atención a la película, ni había probado un bocado de su plato, se había dedicado a jugar con las frutas y picar el waffle, pero seguía allí, sin haber sido devorado. Yoongi debió haber sabido que algo andaba realmente mal, pero lamentablemente, este tampoco era muy observador, se imaginó que SeokJin debía estar estresado, así que le ofreció una siesta.
—La verdad es que... Debo hablar contigo Yoongi-ssi. —Oh Oh... —Sé que haz notado mi comportamiento, y lo lamento, pero siento que estoy cometiendo la mayor locura de mi vida, y no sé si deba. —El mayor se mantenía cabizbajo, Yoongi atrapó sus manos entre las suyas y suspiró.
—Puedes contarme lo que sea hyung, aquí estoy. —Ahora su pulgar acariciaba el dorso de la mano de SeokJin, aquel tacto le producía cierto escalofrío que ignoraba.
—Y-yo... —la voz del mayor comenzaba a quebrarse. — T-te amo, Yoongi-ssi. —y las lágrimas amenazantes se asomaron en sus bellos ojos. —Y no como los amigos aman a los amigos, he estado guardándome esto por tres años, pero me duele cada día más, perdón por ser tan egoísta y arruinar nuestra amistad, no sabes cuánto he luchado contra esto, cuántas noches lloré deseando que este dolor que me quema el pecho se disipe, pero ya no hay nada que pueda hacer, estoy irrevocablemente enamorado de ti, Min Yoongi. —ahora el mayor lloraba desconsoladamente, mientras sentía cada fragmento de su alma rota pulverizarse en otros millones de pedacitos, el ya sabía que este era el adiós, mientras el menor se quedaba en silencio intentando procesar sus palabras, SeokJin se levantó con rapidez en busca de sus cosas, afuera una lluvia torrencial había comenzado, pediría un taxi pero ahora sólo sabía que debía huir, mientras sentía su cara arder en llanto. Yoongi le había rechazado de la peor manera, en silencio.
SeokJin sabía que esto pasaría.
Pero inesperadamente, el menor reaccionó. —¡Hyung no te vayas! —el mencionado volteó a verle, aún inexpresivo, no hubo ningún rastro de que Yoongi le correspondiera, o de que sus palabras le provocaran algo, y no se quedaría a ser rechazado. —Está lloviendo mucho, te vas a enfermar. — SeokJin sólo quería estar solo, alejarse de Yoongi era lo único que le quedaba para poder olvidarlo.
—¡Quédate, Jin Hyung! —Pero Yoongi ni siquiera lo estaba intentando, no hubo rastro o pista que le indicara a SeokJin que debía quedarse, así que sólo se calzó las botas y corrió fuera de la casa, tomando el primer taxi que se le atravesó.
Yoongi debió haberlo sabido.
A penas se quedó solo, una punzada atacó su pecho, le dolía, le ardía, y no era que simplemente lamentara la ida de SeokJin. Yoongi se dio cuenta demasiado tarde, que en todos estos años le había amado tanto como este a él.
Recordó aquellas tardes nubladas donde se saltaban clases para quedarse acostados junto a unas tazas de chocolate y malvaviscos más películas, donde accidentalmente Yoongi acababa durmiendo acurrucado con SeokJin. O también cuando iban al cine y se tomaban las manos por debajo de las sillas. Cuando Yoongi se ofrecía a cocinar sólo por querer ver a su mayor ser atendido y feliz de tenerle, Yoongi siempre quiso ser amado de esa manera por SeokJin. Pero ya era demasiado tarde.
Y cuando salió de su casa dispuesto a buscarle, su teléfono comenzó a vibrar.
—¿Y-Yoongi hyung? —la voz era la de Kim Taehyung, hermano menor de SeokJin, la cuál se encontraba completamente quebrada, y no conseguía pronunciar lo que debía decirle. —M-mi he-hermano t-tuvo un accidente, hyung. —y rompió en llanto.
Sí, Yoongi debió haberlo sabido.
—Dime donde están, Taehyung.
Taehyung le indicó el nombre del hospital, y este simplemente corrió bajo la lluvia, sin abrigos, ni algo que le protegiera. Su alma se partía mientras su llanto era inconsolable, se imaginó a SeokJin perdiendo extremidades, la conciencia, la memoria, y lo que más le dolía era como sabía que esto había sido su culpa.
No pudo evitar pensar que todo fue su culpa, dios, si Min Yoongi no fuera un maldito idiota, quizás esto no habría pasado.
Arribó al hospital, y la noticia que recibió fue la que más temió.
Si Min Yoongi le hubiese dicho a Kim SeokJin que le amaba, que estos años junto a él se basaron en momentos de felicidad que ocultaban un amor que moría por salir a la superficie, que se sentía en las nubes con su compañía, que moría por probar sus labios, que cuando rodeaba su cintura al dormir no lo hacía inconscientemente, que cuando le preparaba el café imaginaba que eran una pareja casada desayunando, que amaba su risa y sus pequeños mimos, que amaba rodear su cintura y hacerle cosquillas con la intención de explorar el cuerpo de su ser amado, y que también estaba irrevocablemente enamorado, quizás... Kim SeokJin estaría vivo.
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Quédate, Jin Hyung | sujin/jinsu
Short StoryEn una tarde lluviosa, Yoongi sólo pedía una cosa. "Quédate, Jin Hyung." ◇angst ◇one shot, historia de una parte. ◇(yoongi¡seokjin)