Fue rápido

148 11 2
                                    

Caminando, sin pensamiento alguno, entra a un restaurante de 24 horas, se podía ver casi vacío, unas tres personas, se fue al fondo y tomo asiento, la camarera sé acercó.

Camarera: que desea pedir?

Sebas: un café y un pedazo de ese pastel

Camarera: enseguida

La joven fue y sirvió el café, corto el pastel, lo sirvió en un plato y regreso con el ojicarmin.

Camarera: aquí está, provecho

Sebas: gracias... mmm Carlota

Camarera: de nada

Sebastián tomo la taza, dió el primer sorbo, sin más se fijó en su reloj, eran las 3:02 de la madrugada, un rechinar lo saco de ese momento, al levantar la mirada, vio un joven, unos 17 años, por su mente solo pudo pasar:

~Pensamiento de Sebastián~

Que hermoso

Vio cómo se acercaba, le dió un leve escalofrío, el ojiazul se sentó adelante de Sebastián, Carlota la camarera fue con el nuevo comensal, la voz del joven era delicada, dulce pero un poco grave, solo escucho como pidió una rebanada del pastel de chocolate, por un momento al levantar la cara el ojiazul, chocaron sus miradas.

En los dos les surgio un leve sonrojo, una sonrisa salió de Sebastián, y el ojiazul la respondió con una igual, la camarera dejo el plato adelante del joven, eso provocó la ruptura del momento, sin más el comenzó a comer el pastel.

El ojiazul, levantó la mirada nuevamente y vio al ojicarmin, que por un momento soltó una risita, señala la comisura derecha de su labio, acto seguido el joven limpio su labio un poco apenado, continuo comiendo, igual Sebastián.

Otro rechinar saco de su trance a Sebastián, vio cómo se iba el joven, pagando la cuenta en el mostrador, salió por la puerta, se quedó viendo a la ventana, veía cada paso del joven asta perderlo de vista, acabo su café y pensó en irse, pero por su mente paso la idea de ver la mesa de dónde estaba ese ojiazul, al ver una servilleta sonrió, pago y salió, en la puerta reviso nuevamente su reloj, 3:12 de la madrugada, por su mente paso:

~Pensamiento de Sebastian~

Los mejores 10 minutos

Camino asta desaparecer, la camarera limpio la mesa del joven y vio la servilleta que decía:

* Me llamo Ciel y fue un gusto conocerte extraño*

Ella solo pudo sonreír, porque después de todo ella era cupido y sabría cómo hacerlos coincidir de nuevo, en su siguiente vida.

Ella solo pudo sonreír, porque después de todo ella era cupido y sabría cómo hacerlos coincidir de nuevo, en su siguiente vida

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
10 MinutosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora