4. Soplón 1/2

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Un fuerte estruendo ensordeció el silencio que había en la desolada mansión. El viejo edificio que llevaba abandonado décadas, era ahora el testigo de las atrocidades cometidas por una de las bandas criminales de la ciudad. Un triste paisaje se divisaba. Una joven mujer de aproximadamente 30 años, sostenía a su pequeño de 9, mientras era encañonada por tres hombres más

-P-por favor, perdónenos la vida señor-Dijo la mujer entrecortada, el dolor en su abdomen no permitía que se expresara como era debido. - Mi hijo no tiene nada que ver aquí, es joven y apenas está en la escuela-

Uno de los matones agarró a la joven de su cabello, obligándola a mirarlo a los ojos. - Mira maldita rata, lo que pase con tu asquerosa criatura no nos importa. Debiste de pensar eso antes de meterte con la escoria de Seong-Ho. Y lo peor, fue que le diste descendencia, la cual de hoy en adelante estará maldita-

El hombre sujetó al niño del brazo y lo arrojó al otro lado de la habitación, permitiendo así tener vista completa de la mujer que yacía en el suelo, casi moribunda.

- ¡Por favor, no le hagan daño! - Gritó el niño desesperado. - ¡Mi padre vendrá y los hará pagar por esto! -

Ante el alarido del chiquillo, el guardia que se encontraba vigilando la puerta, tomó una soga que traía. Miró fijamente al pequeño y le dijo. - Ya que no puedes mantener tu bocota cerrada, aprenderás a callar. Espera un momento para ver las consecuencias de provenir de un soplón. - Dicho esto amarró al niño a una columna de la mansión. - ¡Apúrense, el jefe debe estar por llegar! Ya saben cómo es el condenado viejo. Preparen a la mujer para él-

La madre miró fijamente a su hijo. Su rostro estaba afligido, el pequeño no sabía lo que estaba sucediendo. En sus adentros, ella sentía que había fallado en su labor. Estaba al borde de la muerte, lastimada y muy nerviosa. No sabía dónde estaba su marido, pero la corazonada que anteriormente tuvo acerca de este, se desvaneció al ver a un anciano entrar de manera muy ufana. Se lograba ver su optimismo y orgullo en su caminar. Era aquel que su esposo tenía gran lealtad, pero en busca de su salvación, decidió traicionar.

- ¡Vaya! Por fin tenemos la reunión de ratas en las calles de Shinjuku. Ojalá toda la podredumbre de la ciudad pudiese ser apilada en esta agrietada casa. Así sería muchísimo más fácil deshacerse de ella. - El anciano hizo una pausa. - Pero no estamos aquí hablando de moralidades y cosas éticas. Las clases de filosofía es mejor dejarlas para los más jóvenes. Dime Jung-Hee, ¿Por qué Seong-Ho fue tan estúpido como para traicionarme? - Dijo sentándose en un viejo asiento, para así quedar más cerca de sus cautivos

-Por favor, Señor Okamoto, perdónenos. Seong-ho no sabía lo que hacía. Sé que si estuviera aquí podríamos solucionar este mal entendido- Dijo la mujer afligida por el dolor que sentía en la parte baja de su abdomen y ahora se había diseminado a sus costillas

-Sabes algo, Jung-Hee. Hace unas horas interrogué a tu querido esposo. Estaba muy sorprendido ante la noticia de que la policía estaba siguiendo mis pasos. Cuando comenzamos a cuestionarle su participación en el incidente, se negó rotundamente a responder esas dudas. - Miro a los ojos a la mujer. Le dedicó una sonrisa socarrona y continúo su discurso- Por eso mismo, debe estar deshaciéndose en algún contenedor de basura de la ciudad. Te diría donde se encuentra, pero me encargue que ni siquiera yo supiera eso. Ya sabes, la cuestión de la conciencia es algo que no te deja dormir en las noches- Dijo demostrando una faceta meditabunda.

La mujer observó incrédula al anciano. Las palabras que aquel hombre acababa de decir la había dejado en Shock. ¿Acaso su marido estaba muerto? ¿Cómo iba a decírselo a su pequeño? ¿Qué haría de ahora en adelante? El sonido de un seguro de pistola la sacó de sus pensamientos. - Bueno señorita Hee, me encantaría continuar esta charla, pero creo que es hora de un juego muy simple, yo pregunto y usted responde. Para alguien con tan poca capacidad intelectual, esto es pan comido. - El anciano dirigió el arma hacía la joven mujer- ¿Quién más sabe acerca de mis nexos con el tráfico de droga en la ciudad? No nos mintamos, sería algo de mal gusto, ¿Acaso quiere dejarle esas enseñanzas a su pequeño?

El Dragón Rojo | Namjin | 2SeokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora