Capítulo 3

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Mikoto no salía de su asombro, ¿acaso era posible que Fugaku sí pensara en ella? No podía ser, tal vez se hubiera equivocado y hubiera interpretado mal los sentimientos de él, seguramente sólo la veía como una hermanita menor.

—¿Pero y si yo le gusto cómo saberlo? Nunca me ha sucedido esto antes.

De pronto la vida se volvió de colores y el parque pareció brillar con más intensidad bajo el sol de verano, Mikoto sintió que el mundo comenzó a sonreírle y las mariposas volvieron a volar en su estómago, mientras pedaleaba sintió el viento en su rostro y no pudo evitar las ganas de comenzar a reír. Varias personas sonrieron al verla contagiados por su felicidad.

—Mikoto, aquí estás. Parece que has disfrutado de tu paseo por el parque, tu rostro luce radiante. —al ver a su nieta Mito no pudo evitar recordarse a sí misma a esa edad, el parecido físico era grande.

—Lo he pasado muy bien abuelita, el parque es hermoso y vi el lago.

—Me alegra que lo hayas disfrutado, ¿quieres un poco de jugo? Tienes las mejillas muy coloradas, supongo que el calor de la tarde te está afectando.

Mikoto sonrió y sus mejillas se sonrojaron aún más. Mito supo al instante que algo estaba sucediendo...su nieta estaba creciendo.

—Creo que es hora de volver ¿no crees Hashirama?

—Sí, hace demasiado calor y necesito un baño refrescante, bueno chicos nos veremos otro día.

Mikoto sonrió al escuchar a su abuelo, les había dicho "chicos" a sus amigos y todos pasaban los setenta años.

—¿Crees que es gracioso Mikoto? Ya verás que al llegar a mi edad seguirás sintiéndote como una niña de doce años—Su abuelo y los demás rieron ante el comentario y se despidieron afectuosamente.

Qué día maravilloso había sido, era como un sueño, haber conocido a ese chico tan especial que además le había dado un regalo que atesoraría por el resto de su vida. Sentada en el asiento trasero de la camioneta y aprovechando que sus abuelos iban enfrascados en una charla Mikoto abrió su pequeño bolso y sacó de él la caja con el diario personal que Fugaku le había dado. Lo observó con atención una vez más y lo abrió en la primera página, el corazón casi le explotó al ver que él había escrito algo en ella:

"Siento haberte roto la frente, ¿te gustaría ser mi amiga?..."

Mikoto casi saltó de la emoción.

—¿Querida estás bien? ¿Qué sucede ahí atrás? Ten cuidado o podrías golpearte si no te quedas quieta.

—Creí ver una abeja pero se fue por la ventana.

—Ten cuidado de los insectos, pueden meterse en el automóvil con facilidad. A veces olvido que no te has criado en el campo y no estás acostumbrada a ellos.

Mikoto no podía parar de reír por dentro, si su abuelita supiera...

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Fugaku caminaba hacia su casa con una sensación extraña en el pecho y las emociones completamente confundidas, no era una situación normal, no era como si estuviera pensando en una de sus compañeras de clase, se trataba de una niña menor que él, su mente y su corazón en algo estaban de acuerdo, él estaba enamorado de Mikoto y la pregunta era ¿qué hacer a partir de ahí?, no sentía que estuviera bien cortejarla pero tampoco quería ni podía alejarse de ella.
También estaba el obstáculo de las distancias, ella vivía en Tokio, tal vez si le dijera sus sentimientos y ella le correspondía podrían esperar juntos hasta que Mikoto tuviera edad suficiente y pudieran ser novios formalmente...¿pero y si ella no sentía nada por él?, Fugaku no sabía qué hacer, ¿y si todo estaba en su cabeza y la niña sólo lo veía como un amigo?, bueno en ese caso se arriesgaría pero primero dejaría pasar algo de tiempo, tal vez si lograba conocerla mejor podría tener más pistas sobre los sentimientos de ella aunque no podía demorarse demasiado, en un mes las clases comenzarían y ella debería dejar a sus abuelos y volver a su casa, no podía permitir que se fuera sin saber lo que ella sentía por él.

Amor...LOCO amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora