"Helix Security"

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Unas semanas habían pasado desde aquel mensaje que le había llegado a Angela, todo es era normal de cierta forma, Pharah cuidaba de la base y de vez en cuando salía en misiones dentro y fuera de Guiza o Egipto.
Mercy por otra parte, se acoplaba a las reglas de la base y sus necesidades médicas o tecno-bióticas. Día tras día Angela intentó olvidar aquel molesto mensaje supuestamente enviado desde la base de Overwatch; por más trabajo que hiciera, por más que se mantuviera con Pharah para olvidar, en sus tiempos libres siempre estaba presente el maldito mensaje, hasta que un día luego de terminar con una pequeña misión, volvió a su habitación exhausta.
Quitó partes de su traje inutilizables en el lugar, se sentó en la silla de escritorio y echó su cabeza para atrás suspirando con pesadez. El lugar era oscuro, las luces estaban bajas, el habiente silencioso, y frente a ella se encendió la pantalla holográfica del escritorio dejando ver una llamada.

-¿Que?... -miró la pantalla con sorpresa. En ella se veía la imagen del emisor y bajo este las opciones para responder o ignorar. -¿Tr-Tracer?... -se abalanzó.

Mercy sonrió y se apresuró a contestar, pero se detuvo justamente un centímetro antes de darle a responder; en aquel momento su mente dio con la lógica, ¿Como era posible que Tracer la llamara?, ¿Como era posible si quiera que supiera su ubicación exacta, siendo que después de que Overwatch fue desmantelada todos se dispersaron y siguieron sus propios caminos; como era posible que pudiera entrar la llamada a Helix Security justamente en su cuarto sin haber llamado antes a la base en sí.
Esto olía raro, miró unos segundos la pantalla dejando sonar la llamada hasta que se detuvo, tomó cartas en el asunto y buscó los datos de la llamada, mientras se procesaba la información Angela separó la pantalla holográfica y buscó el mensaje anterior de Overwatch, ya teniendo todo hizo comparaciones de los mensajes, todo iba bien, excepto que de la nada ocurrió un apagón en toda la base.

-¡¡No!!... No, no, no, no, por favor no. -la rubia no podía creerlo, corrió desesperada al generador de emergencia de la habitación, lo abrió y encendió rezando por qué la información estuviese intacta. -¡¡Vamos, funciona!!.

La energía en su cuarto volvió, de la nada se escuchó una risa a lo lejos, corrió de vuelta a su escritorio para verificar que todo estuviera tal y como empezó, pero antes de entrar a la habitación vió una luz extraña, un destello de color morado; parpadeo, entró, todo estaba normal, a excepción de la holopantalla en el escritorio: Angela buscó los mensajes y sus datos pero ya no había nada.

-¿Q-que!?...

La doctora se dejó caer en la silla del escritorio, frustrada y desconcertada mirando la holopantalla, ¿Como era posible?, miró con angustia a su alrededor arrepentida de no haber hecho algo antes si quiera con el primer mensaje y una vez más la luz se fue.

Un par de horas más tarde, la suiza se encontraba en la azotea de la base, sentada en el suelo con sus rodillas en el pecho mirando las estrellas, reflexionando mientras fumaba un cigarro. La luz se mantenía gracias a un generador con un voltaje bajo, los soldados quienes hacían de guardia rondaban por fuera de la base asegurando el lugar, nadie sabía que había ocurrido con la luz, ni por qué fue el apagón, mientras medio mundo intentaba saber el porqué, la doctora inhalaba y exalaba la nicotina del cigarrillo que la mantenía en calma.

-¿puedo acompañarla doctora Ziegler? -se escuchó repentina una voz familiar a lo que la fumadora volteó a mirar algo exaltada.

-oh Pharah, me has asustado. -suspiró con alivio la rubia.

-disculpa, esta vez no ah sido mi intención hacerlo. -se sentó al lado de la suiza dejando un par de velas a su lado. -y por favor, cuando esté sin la armadura llámame por mí nombre.

-oh, disculpe capitana Amari. -dijo burlesca.

-joder, que ya entendí tu broma, pero no es gracioso si lo hace usted doctora Ziegler. -arremetió la morena recalcando el apellido burlándose a lo que la aludida río un poco.

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