En un mundo donde la magia estaba a la orden del día, ser un simple humano era ser el hazmerreir de la sociedad, en esta época muy similar a la actual, tener partes animales por alguna zona del cuerpo (Orejas, Cola, Zarpas, etc...) Era lo más recomendable. Pero una de cada mil personas carecía de esta característica.
Este era el caso de nuestra joven protagonista. Hikari, una joven humana de recién cumplidos siete años. Su cabello oscuro como la noche y rizado cuan colita de cerdo, sus ojos eran completamente negros. Sus pestañas largas y finas resaltaban sus hermosos ojos. Su pequeño cuerpo se veía muy manejable y bastante hábil. La chica gozaba de buena agilidad y flexibilidad. Parecía alguien muy agradable y dulce. Sonreía todo el tiempo.
Una tarde cualquiera, luego de comenzar el curso escolar. Su padre decidió que sería buena idea llevarla al parque para que se relacionara con otros niños de su edad y barrio, ya que el parque no quedaba muy lejano a su casa, pero a la larga, no parecía tan buena idea.
El adulto y la niña quedaron frente a la entrada del parque, desde donde se podía ver unos cuantos niños que jugaban alegremente. Todos ellos tenían algún rasgo animal...Hikari pudo observar que había varias niñas con puntiagudas orejas y largas y peludas colas, también había un niño que trepaba por los arboles como si fuera un mono, aunque claro, lo era.
-Papi... ¿De verdad crees que es buena idea? –Preguntó la niña con un hilo de voz.
-Claro, ya verás como si, vas a hacer muchos amigos –El hombre sonrió con confianza, mientras se inclinaba para poder besar la frente de su hija. –Con esto nadie sabrá que eres una preciosa humana –Dicho esto, el hombre, que por cierto el si tenía gen animal (Gato) Colocó sobre la cabeza de su hija, un gorro invernal de semi lana, este era de color azulado, con un pompón en la punta. La niña sonrió ante eso.
-¡Gracias papi! –Sonrió ella bastante feliz por su gorrito nuevo.
-Venga, ve y pásalo bien. Vendré a recogerte en una hora y media –Dicho esto el hombre se fue, ya que tenía otros asuntos que tratar.
Hikari tomo aire profundamente, y se adentro en el parque lentamente. En esta ocasión la niña iba vestida con un vestidito infantil de color rojo y unas sandalias negras. Estaba nerviosa.
Rápidamente, muchos niños quedaron mirándola fijamente, al llevar el gorro muchos pensaron que llevaba las orejas ocultas en este.
Luego de un momento, un niño de apariencia salvaje se acercó a la joven, este era un poco más alto que ella, apenas unos centímetros más. Su cabello desarreglado, caía sobre sus ojos ligeramente. Este era tan blanco como las nubes, y sus ojos tan azules como el mismísimo cielo, tenían las pupilas algo rasgadas. Sobre su cabeza, tenía dos peludas orejas que ligeramente se movían escuchando cada cosa que pasaba a su alrededor. Su larga y peluda cola se movía a los lados lentamente. Esta era casi tan larga como el mismo. El chico vestía con una camiseta de manga corta de color negro, junto con unas bermudas del mismo color, al contrario, sus zapatillas deportivas eran de color blanco con cordones de color rojo.
Cuando este estuvo lo bastante cerca de la chica, la comenzó a olfatear sin ninguna clase de vergüenza. Pero pronto puso una cara bastante extraña.
-Hueles a humano... -Dijo con tono despectivo, mirándola fijamente. La chica apretó los labios y sonrió.
-¡Qué asco! ¿Cómo dices eso?- Dijo con muchos nervios, pero aun así, mantenía la sonrisa en sus labios.
-¿Qué animal eres? –Pregunto semi curioso ladeando la cabeza, mientras pudo notar como la chica se bloqueaba.
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El Zorro y la Humana.
RomanceEn un mundo donde la magia estaba a la orden del día, ser un simple humano era ser el hazmerreir de la sociedad, en esta época muy similar a la actual, tener partes animales por alguna zona del cuerpo (Orejas, Cola, Zarpas, etc...) Era lo más recome...