<<Son demasiados, Katara y yo no podremos hacerlo, necesito entrar en Estado Avatar>> fue lo que pensé y de inmediato me encerré en las rocas cristalinas que estaban en la ciudad debajo de Ba Sing Se, <<Lo siento Katara>> fue un momento dificil. Al momento mi espiritu Avatar se activa y entro en Estado Avatar. Gracias a una corriente se aire me logré elevar estaba listo para acabar con aquella pelea pero... Siento un terrible dolor, un frío de muerte, algo inexplicable, un rayo de Azula.
- ¡Aahhh! - grité, ¿pero qué? ¿dónde estoy? - ¡Hoooola! - le hablé a la nada
De pronto aquel lugar oscuro donde me encontraba comenzó a dar vueltas, vueltas y vueltas, pero yo no daba vueltas porque estaba volando. Veo algo que me impresionó, algo que me trajo bellos recuerdos: La imagen de Katara el día en que me encontró en el iceberg.
- ¿Katara? - No obtuve respuesta alguna. Aquel lugar comienza nuevamente a dar vueltas y lo que vi, me sacó lágrimas. Ví al monje Gyatso y a mí jugando Pai Sho, él siempre me sacaba una sonrisa. La imagen de Gyatso desapareció. Y el lugar dio vueltas. Vi a Toph, a Sokka y a mi poniendo los pelos de Appa en nuestro cuerpo; sonreí.
El lugar dio vueltas otra vez, y aparecí el día en que me pusieron a elegir mi bisonte bolador; Appa. Le entregué una manzana, yo estaba sonriente, tenía un nuevo bisonte volador: tenía un amigo para toda la vida. Vi el día en que Katara, Sokka y yo fuimos al Templo Aire del Sur y encontramos a Momo. Bellos recuerdos todos.
De pronto un fuerte sonido me impresionó, sonaba como los truenos del cielo, ¿Una tormenta? el lugar se oscureció y dio vueltas, comencé a caer al vacío. Tenía miedo. Luego caigo al piso lo cual me dolío bastante, y cuando miro hacia arriba vi a todos mis amigos reunidos, pero lo que escuchaba no me gustaba, escuché lo mismo que soñé una vez, todos decían:
<<Te necesitamos Aang, te necesitamos, te necesitamos Aang, te necesitamos>>
Me tapé los oídos, era la cosa más triste de mi vida, de un momento a otro todo se puso en silencio, levanté mi rostro y miré. Era el día que se nos acabó el dinero y Sokka trabajó con el anciano pescador, ese anciano se acerco a mi, me miró con odio.
- Yo no me alegraría tanto, desapareciste por 100 años, 100 años de guerra, sufrimiento y desesperación. - Gritó aquel anciano con odio
- ¡No era mi intención! ¡Por favor! - Grité y el anciano desaparecio, lloré.
Luego lo que vi, me hizo llorar aun más: Vi a la Nación del Fuego penetrando mi hogar y los demás Templos del Aire, vi como mataban a Gyatso. Me quería sacar los ojos.
Vi como Long Feng mataba a Jet, aunque nuestro primer encuentro no fue agradable, el había cambiado, tanto que dio su vida en la batalla. De un momento a otro aparezco en la nieve, ¿La Tribu Agua? veo a una mujer muy parecida a Katara.
- Soy yo, lléveme como prisionera. - Dijo la mujer a uno de la Nación del Fuego.
- Me temo que no te llevaré como prisonera. - Dijo aquel hombre con odio, y al instante la mató
- ¡Ya no resisto más! ¿Qué es esto? ¡Por qué! ¡Ayuda! - Mis lágrimas salían como un diluvio. - ¡Saquenme de aquí! ¡Por favor! ¡Ya para!
Al instante todo el lugar cambió, me elevé en el aire nuevamente, y aparece Roku.
- ¡Roku ayúdame!- Pero Roku desapareció, y apareció Kyoshi, luego todo se aceleró pasaban todos los Avatares pasados, cuando todo paró apareció un joven, mayor que yo, pelo largo hasta los hombros, vestidura color mamei, ¿Quien será?
- Hola Aang
- ¿Quién eres?
- Soy el primer Avatar. Soy Wan. - Lo que dijo me impresionó ¡El primer Avatar!
- Avatar Wan, ¿por qué esto me está pasando? He visto imágenes...
- De tu pasado. - Terminó la frase
- ¡Sí! unos bellos recuerdos, pero otros que no quisiera recordar. ¿Por qué?
- Aang, joven Aang. No busques un por qué, busca un qué me quiere enseñar. - Lo que dijo era cierto. - En la vida tenemos personas a las que amamos; recordé a Katara. Personas a las que apreciamos; recordé a Gyatso. Amigos para toda la vida; Appa y Momo. Maestros que te enseñan para que seas el mejor en lo que hagas; Toph. Amigos que te saquen una valiosa sonrisa; Sokka.
- Mis seres queridos... - Dije con una sonrisa en mi rostro
- Exacto - Me miró sonriente el Avatar Wan
- Pero el Gurú Pathik me dijo que debía liberarme de las ataduras que me sostienen a este mundo para poder entrar en Estado Avatar, en otras palabras, que debo olvidar a mi seres queridos.
- No digo que Pathik se equivoque, pero el Avatar debe mantener el equilibrio del mundo, entonces ¿Cómo lo harás si sueltas lo que te sostiene al mundo? - Baje mi cabeza, en todo momento recordando a Katara. - Aang, todos tenemos derecho a amar y ser amados, sin importar si eres Avatar o no.
- ¿Es decir que puedo seguir amando a Katara?
- Aang, mira en tu corazón, aunque creas que te olvidaste de Katara, en ningún momento lo hiciste, ella permanece intacta en tu corazón. Tu entraste en Estado Avatar por tu cuenta, ya aprenderás a controlarlo.
- Avatar Wan, desaparecí por 100 años, el mundo perdió el equilibrio, se armó un fuerte guerra, una que trato que detener, pero me faltan las fuerzas. Todos me señalan con el dedo acusador, diciéndome que todo es mi culpa. Tienen razón, todo es mi culpa. Ahora trato de remediarlo, pero aun no controlo el fuego, no sé nada, solo soy un niño.
- Eres un niño Aang, y también eres el Avatar. Es mejor tarde que nunca. - Bajé la mirada. - Míralo de esta manera: Si no hubiera pasado eso, no conocerías a Katara. Todo pasa por una razón. No debes mirar al pasado sino al presente, pero nunca olvides tu pasado, no olvides de donde vienes, nunca olvides quien eres. Y de los errores que hemos cometido en el pasado, se aprende para no volverlos a repetir.
Me quedé un gran momento pensando en sus maravillosas palabras, pero recordé algo
- ¡Azula me disparó un rayo! ¿Ya es tarde? ¿estoy muerto?
- Lo mejor que nos puede pasar en la vida, es que a las personas que amemos, nos amen también. Tu tienes esa suerte. Tus amigos nunca te dejarían renunciar sin antes haber cumplido tu deber, harán todo lo posible por mantenerte en pié.
El Avatar Wan se acercó a mi, y me hizo lo mismo que el animal guía de Roku, pero en este caso con sus dedos, y al instante vi una maravillosa visión: Me vi a mi mismo adulto, a mi lado estaba Katara, nos abrazabamos y habían tres niños, nuestros hijos. Una lágrima bajó por mi mejilla, fue inevitable.
- Gracias Avatar Wan - Dije sinceramente
- Un placer Aang. Ahora ya sabes, ¡la victoria es tuya! debes pelear por lo que amas, y confiar en los que amas, pero sobre todo, confía en ti mismo.
De pronto siento el cálido y dulce abrazo de la vida, me elevé y vi a Wan sonriéndome desde abajo, de pronto todo está en blanco, me cegué.
Volví a la vida.
Fin.
PD: si quieres leer lo que pasó aquí desde la perspectiva de Katara, lee Debes Despertar, en mis obras.
ESTÁS LEYENDO
El consejo de el Avatar Wan (Fanfic - Avatar)
Fanfiction*Narrado por el Avatar Aang* [...]En la vida tenemos personas a las que amamos; recordé a Katara. Personas a las que apreciamos; recordé a Gyatso. Amigos para toda la vida; Appa y Momo. Maestros que te enseñan para que seas el mejor en lo que hagas;...