Capítulo 16

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Narra Jimin

Jungkook me manda un mensaje por la mañana para reunirme con él en una determinada mesa fuera del edificio F. Necesita su tarea para el primer período. Corro hasta allí, sin aliento para cuando llego a la mesa de hierro forjado. Jungkook luce relajado y arrogante como siempre con una  chaqueta de cuero y sus vaqueros rotos.

 —Aquí. —Le paso la carpeta de manila con su informe en ella—. Dos informes y un ensayo. Anotado y duplicado para tu referencia.

Jungkook saca un burrito de desayuno de su chaqueta, al mismo tiempo que saca unas cuantas páginas de la carpeta. Sus ojos escanean las primeras líneas, y sonríe.

—Bueno táchame de sordo, mudo y ciego. Incluso lo has hecho sonar como yo.

—Un acento horroroso no obstante —corrijo, y me siento frente a él.

—¿No encuentras encantador mi acento?

—No encuentro nada sobre ti encantador. A excepción de la posibilidad de que me vas a dejar solo en breve.

Sacude su cabeza, su cabello azabache cayendo sobre sus ojos mientras sonríe.

—Entonces. ¿Qué piensas sobre la playa?

—No puedes estar hablando en serio.

Jungkook me sonríe sobre su burrito de desayuno.

—Mortalmente serio.

Ajusto mis gafas y miro con el ceño fruncido a mi chai latte y muffin de chocolate.

—¿Estás interrumpiendo mi comida favorita del día para decirme que tengo que ir a la playa contigo?

—¿El desayuno es tu comida favorita? —dice Jungkook con la boca llena agraciada de huevo.

—No cambies el tema —espeto—. No puedo ir a la playa contigo.

Traga, sus ojos se agrandan.

—¿Por qué no? Es una lección. Y los octubres soleados no duran para siempre, Pequeñín. Vas a lamentar el no ir cuando estemos atrapados por la lluvia y las nubes veinte cuatro horas a la semana.

—No puedo ir —repito con severidad.

—Uh, pero puedes.

—No iré, entonces —espeto—. Me niego a ir. 

Jungkook suspira y se sienta, arrugando el envoltorio de su burrito en una bola.

—Nunca he conocido a un chico que odie la playa como tú. Incluso a los chicos que les gustan los libros como tú,  les gusta leer en la arena.

—Me gusta leer en la arena. Simplemente... me desagrada el océano.

Odio nadar en frente de los chicos, término mentalmente. Jungkooklevanta una ceja.

—¿Por qué? ¿Tienes miedo de que alguien vaya a reírse de ti en tu traje de baño?

Me estremezco, y Jungkook suspira.

—¿Acaso algún pequeño cabeza de polla se burló de ti en la playa o algo así?

—No. Y no digas esa palabra.

—¿Qué palabra? ¿Polla?

Me sonrojo, fuertemente. La ceja de Jungkook sube aún más, y se forma una sonrisa.

—De acuerdo, está bien. Encontraré otro lugar para la lección.

Su aceptación es tan brusca que estoy impactado.

—¿No tienes curiosidad? —pregunto—. ¿Por qué me desagrada?

—Sí. Pero eso es asunto tuyo. Odio entrometerme en los asuntos de otras personas.

—Y estoy seguro de que odias que otras personas se entrometan en los tuyos.

Asiente. Me burlo:

—Es difícil creer que el criminalmente chantajista mujeriego Jeon Jungkook es una persona privada.

—¿Por qué, mi querido pequeñín reino del hielo? ¿Qué estás tratando de decir? — Sus ojos brillan—. No dice en ninguna parte del libro de reglas que un tipo no pueda ser infame y privado al mismo tiempo. Juego con mis cartas cercas a mi pecho.

—Tan cerca que asustaste a Lee, sin duda.

—Lee se lo merecía. Ha estado insinuándose a los chicas más inteligentes desde el año pasado.

—Ah, cierto. Has estado aquí durante años. Siempre me olvido de que eres un estudiante de penúltimo año. Culpo a la constante inmadurez.

En lugar de parecer dolido u ofendido como la mayoría de los chicos, Jungkook se ríe.

—Seguro, Pequeñín. Yo soy el inmaduro.

—¿Por qué te ríes? Es verdad.

Sus ojos fijan en mí, la mandíbula afilada ensombrecida por el sol de la mañana que entra por las ventanas del vestíbulo.

—No soy yo el que no puede decir polla sin ponerse de cinco tonos de rojo.

—Puedo decirlo. Pene. —Frunzo mi labio—. Pene, pene, pene.

—Nah, pene es diferente que polla. Pene es científico, así que por supuesto, puedes decirlo. Polla lo hace sonar menos científico y más... real. —Sonríe—. Más sucio.

—Más obsceno —le corrijo con frialdad. Jungkook se inclina, con el rostro a centímetros del mío. El calor de su piel es una manta insoportable que me rodea.

—Bueno, seré condenado. ¿Es eso un rubor lo que veo? No me digas que he llegado a ti, Pequeñín. Ni siquiera hemos arañado la superficie de la charla de sexo.

—No estás llegando a mí. Y no soy tan infantil que ni siquiera puedo decir una sola palabra idiota en voz alta.

—Entonces, dila. —murmura Jungkook, su voz repentinamente más profunda—Aquí mismo. Ahora mismo. Vamos. Prueba que me equivoco.

Respiro profundamente y trato de ignorar el olor de cigarros y pinos que seductoramente arolla de su mismo ser.

—P-p... —Abro la boca, luego la cierro rápidamente y me muerdo el labio. La sonrisa de Juece ancha mientras se sienta de nuevo.

—Justo como pensaba. Puedes pretender ser duro, pero debajo de todo ese  cerebro eres bastante puro.

—¿Puro? —Me erizo—. No soy una botella de agua. Soy un ser humano. Soyexactamente lo que soy.

—Inteligente como el infierno. Defensivo, porque algunas personas fueron idiotas contigo en tu infancia, probablemente. Hermoso, pero morirías antes de dejar que alguien te diga eso, ¿eh?

Mi mirada podría cortar diamantes, pero sólo le hace reír.

—Así que. Playa no. ¿Qué piensas sobre la cena, entonces?

—¿Qué tipo de cena?

—El tipo donde comes comida.

—Ja, ja —digo inexpresivo.

—Hay un lugar en la calle dongho-ro . Es un restaurante italiano, pero no, ya sabes, un italiano elegante. Podemos practicar algunos modales de cita allí, o lo que sea.

—Estoy muy instruido en toda la etiqueta de mesa —bufo. Él se golpea la frente.

—Sí, estoy seguro de que lo estás. ¿Pero sabes cómo charlar con un hombre y que no se trate de la floricultura del Amazonas o cuánto frío hace en la luna?

—Menos ciento setenta y tres grados Celsius —digo de forma automática. Jungkook me da una mirada de "ves lo que quiero decir". Suspiro—. Muy bien, entendido. ¿Cuándo te encontraré allí?

–Siete y media. Ponte lo que sea que quieras. Solo nada de estilo secretario, ¿de acuerdo? 

The education of Park Jimin (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora