Diamantes oscuros.
Capítulo 11.
-¿Qué haces aquí?- abracé mis helados brazos. Un auto blanco precioso estaba detrás de él. Qué digno de presumir.
-¿Te molesta que venga?- preguntó petulante.
No, podrías quedarte a vivir conmigo y yo no reprocharía nada más en la vida.
-Me da igual.- Y yo no podía dejar de admirar lo bien que se veía con ropa simple como esos vaqueros, una playera blanca, botas y una simple sudadera que seguramente costaban más que mi casa antigua entera.
-Bien- asintió y miró a nuestro alrededor-, lamento decirte que tendrá que importarte, porque lo haré muy seguido.
Uy, ¡y yo que pensé que ya no podía gustarme más!
-Está bien. ¿Necesitas algo?
-Sí, vengo a entregarte unos papeles muy importantes, Luna. Pero necesito que me asegures que los cuidarás con tu vida. Si alguien llegase a encontrarlos...
-Lo entiendo.- ¿Qué tan difícil podía ser cuidar un montón de basura?
-Quiero que los revises y estudies perfectamente.
-Vale- hablé y giré el cordón blanco para abrir el sobre, pero me lo quitó rápidamente.-. Ouch.
-Debes estar dentro Luna. Es peligroso que lo hagas aquí. Y yo ya tengo que irme.
-¿Vienes mañana?- pregunté antes de pensarlo. ¡No vayas por la vida rogándole a hombres engreídos, Luna!
-Por supuesto- sacudió con elegancia su corbata-, comemos a las tres.
-Pero tengo clase.
-Comemos a las tres.
-Tengo clase, ¿es acaso que no me escuchaste?
-Lo hice, pero vamos a comer a las tres, es el único momento libre que tengo mañana. Así que lo haremos.
-No puedo.
-Sí que puedes, Luna. Y lo harás- sonrió victorioso-, me tengo que ir.
Oh, el maldito momento triste.
Me acerqué y deposité un beso en su mejilla, dejándolo perplejo.-Iré, pero quiero saber tu nombre.
-Estoy seguro de que irías con o sin él, pero aun así, te lo daré pronto. Sólo estudia eso. ¿De acuerdo?
-¿Por qué tienes que irte con tanta prisa?- caminé tras él.
-Tengo asuntos que atender. Y ya es tarde.
-Nos vemos mañana.
-Hasta mañana, preciosa.
Me quedé embobada, porque no podía creer lo mucho que me gustaba un hombre que apenas y hablaba conmigo.
-¡Luna!- gritaron desde arriba.
-¿Qué pasa?- miré hacia arriba, para encontrarme con Shelby.
-Necesitas entrar, Mika está presionando personalmente a todos con su estúpida fiesta.
-¡Trae ese lindo trasero aquí, o la reina del hielo va a matarte!- gritó Annie.
-Ya voy.
-Necesito que organicen todo. Los chicos traerán de toda clase de cosas para divertirnos- habló Isabella-, ya saben a lo que me refiero. Muévanse.
-¿Y Mika?- preguntó Destiny, nuestra vecina de cuarto- No estoy muy feliz de seguir tus ordenes, Isabella.
Wow, alguien tenía ovarios justo aquí.
Isabella la miró impactada y levantó la cabeza para intimidarla- Yo no necesito que tú quieras hacer lo que yo te digo. Yo exijo que lo hagas. Soy la mano derecha de Mikky, y es obvio que tú eres menos que nadie.- La miró con despreció y una sonrisa apareció en su rostro.
-Calla esa boca mal pintada y ve a seguir órdenes de Mika.- gruñó Annie a mi lado. Esto estaba poniéndose mal. Mal, mal, mal.
-Annie Peavey, parece que no recuerdas por qué estás aquí. Tus padres rogaron al consejo que te aceptaran, después de que habías rechazado el honorable nombre Alpha, y lejos de aceptar desde un principio el lugar que tú madre con tanto esfuerzo dejó para ti- rio y miró a todas-, porque… ¿sí saben que la madre de Annie era la persona más baja en puntuación, estilo y preferencia aquí?- rio más fuerte y más de la mitad de las chicas la siguieron. Esto era ruin. Nadie debía tratar así a los demás.
-Mi madre tenía más cerebro que la tuya, y que la de todas ustedes juntas- habló fuerte y directo-, son todas unas estúpidas engreídas y no conseguirán más que un marido rico, que las mantenga encerradas, calladas y engañadas por el resto de sus apestosos días.
Ouch, ¡punto para Peavey!
-¡Vuelvan a sus malditas habitaciones y preparen esa fiesta!- gritó Mika, todas giramos hacia el principio de las escaleras. Juro que esta mujer me da un poco de miedo.
-¡Háganlo ya!- se reincorporó Isabella al ataque. Y no esperaba menos, Mika era su jefa, reina y en quien podía escudarse.
Caminé junto a Shelby, quien miraba todo con susto y se hacía pequeña con las voces de aquel par de arpías adineradas.
-Necesito respirar- habló Shell después de un momento-, esas chicas van a sacar todo el infierno de mí.
-¡Esperen!- gritó Annie, mientras corría hacia nosotras.- ¡Estuve asombrosa!
-Yo… sólo quiero tomar unos minutos de respiración tranquila y ya vuelvo.- Corrió Shelby.
-Estás asustando como el infierno a esa chica- reí-. Sigo sin creer la forma en que le hablaste a Isabella. Podrías ser mi amor platónico.- Bromeé.
-Y tú el mío, no has dicho nada, pero eres guapa, y Dios sabe cuánto necesita el mundo gente guapa- rio.
-Vamos a dormir antes de que Isabella saque otro plan maestro para mantenernos aquí más tiempo.
-¿Y Shelby?
-Está asustada como la mierda, es un corazón frágil y necesita calmarse. Tú también.
-Yo necesito arrancar ese tinte rojo falso de Isabella y estaré tranquila.
Subimos a la habitación después de que vimos a Shelby saludarnos con más tranquilidad y dirigirse hacia la casa.
Revisé mi teléfono y tenía un nuevo mensaje de un número desconocido.
“De: número desconocido.
Podría pasar el día entero admirando esos ojos tuyos. Tendré que verlos mañana, y Dios sabe lo mucho que arregla mi día pensar en ellos.”
Y esa noche en mis sueños vi un hombre alto, guapo y temeroso.
Vi a un hombre fuerte y honrado.
Vi a un hombre especial.
Lo vi casi todo, sólo no podía ver su nombre. No podía ver su maldito nombre.
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Diamantes oscuros
FanfictionUna piedra preciosa lo es, no importa su tonalidad. Un diamante será hermoso, por dentro y por fuera. Ya sea que muestre lo brillante, lo precioso, e incluso... lo más oscuro de sí mismo.