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Único

La primera vez que la vio fue porqué un colega le pidió que lo acompañará a hacer una diligencia a un lugar cercano. Aunque no específico nada, TaeHyung no era de los que se negará a ayudar a alguien cuando se lo pedía, y menos a un buen compañero de trabajo y amigo como ciertamente lo era Park JiMin.

Se habían conocido cuando hicieron la práctica, pero su amistad fue consolidándose cada vez más luego de que los contratarán a ambos para seguir trabajando en el Hospital Central de Seúl, hace casi un año atrás.

Faltaban quince minutos para que su hora de comida acabará, así que salieron del Hospital sin molestarse en quitarse sus batas y tras cruzar el semáforo que estaba en verde, no caminaron mucho antes de que el contrario se detuviera e ingresará a una floristería.

«Kim, una flor para cada ocasión », leyó TaeHyung en la parte superior antes de seguirlo hacia el interior.

Recordó vagamente haber oído hablar de ella. Al parecer se había inaugurado hace pocas semanas.

Una campanilla sonó en cuanto ambos médicos atravesaron el umbral de la puerta, la que se cerro a sus espaldas dejándolos solos en un local bastante bonito y colorido, aunque no vieron a la dependienta por ningún lugar.

-¿Será que también es su horario se colación? -preguntó JiMin rascándose la nuca, probablemente pensando que debieron anticipar aquella posibilidad.

-Afuera no decía nada.-se encogió de hombros el pelirrojo.

Ambos se preguntaron silenciosamente qué debían hacer, si marcharse y volver después o solo espera, pero no tuvieron que pensar mucho porque al cabo de unos segundos, una puerta que estaba detrás de un enorme mesón que ocupaba todo em fondo se abrió, dando pasó a una joven pelivioleta.

-¡Bienvenidos! Disculpen la demora, por favor. Estaba arreglando algunas cosas en la trastienda.-les dijo con una amable sonrisa antes de hacer una reverencia.-¿En qué puedo servirles?

-Bueno, quiero comprar unas flores para mi novia.-le explicó el pelinegro, sin darse cuenta de lo obvió de su respuesta.

Pero si a la joven lo pareció, no lo dijo ni lo dejó entrever. En su lugar volvió a sonreír con amabilidad.

-Creó que estás en el lugar correcto, ¿sabes qué clase de flores le gustan?

-Sí, le gustan las rosas, pero quería sorprenderla con algo. Me temo que no sé qué...

-Por supuesto. Si me sigues por aquí te enseñaré unas que son muy populares entre las jóvenes, y me imaginó que ella tendrá más o menos tu edad, ¿unos veinticuatro? -preguntó tentativa mente.

-Acertó.-río JiMin.-Ella es dos años menor, así que tiene veintidós.

La joven salió desde atrás del mesón y siguió al chico hacia el otro lado de la tienda, dejando a TaeHyung de pié en el mismo lugar como un mero espectador, por lo que, sin nada mejor que hacer, se llevó las manos a los bolsillos de su bata y se dedicó a observarles.

La escuchó dar una pequeña clase a su amigo sobre los significados de las flores y las que podrían ser más indicadas para la ocasión.
Se notaba que el tema le gustaba y no solo lo dejaba ver en el tono entusiasta y fluido de su voz o en la elocuencia de su discursó, que no se detuvo en ningún momento, sino también en su expresión corporal.

TaeHyung no era un experto en leer a las personas; todo lo contrarió, solía ser un desastre porque siempre estaba demasiado metido en sus cosas: Antes en los estudios y ahora en el trabajo, como para prestar atención a los pequeños detalles, y francamente no podía decirse que fuera bueno tratando con la gente más allá de los enfermos y heridos a los que atendía, pero a veces, si se lo proponía, podía sacar una o dos deducciones solo observando a alguien, y pensó que los gestos de aquella chica, abiertos y firmes, invitaba a cualquiera a oír lo que sea que estuviera diciendo.

𝐀𝐑𝐑𝐎𝐖 + VSoo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora