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Hay cosas en la vida que sabemos que están mal y sin embargo, las seguimos haciendo. Llámese atracción hacia lo prohibido, llámese rebeldía, llámese ignorancia, maldad... o amor.

Esa tarde ella pensaba en él más que otros días. Pensar en él le hacía sentir bien, despejaba el mar de preocupaciones que tenía en la cabeza.

Hubo un tiempo en el que se sentía poco interesada en lo que debía realmente interesarle. Le faltaba un año para graduarse de la preparatoria, y sentía que no le importaba más. Su familia también pasaba desapercibida, su pareja a veces le hacía sentir mal, rechazada, triste. Aunque él no quería lastimarla. Lo hacía sin querer, porque de verdad la amaba. Pero a veces dolía. Se lastimaban mutuamente, pero buscaban siempre una solución. Y la encontraban, o al menos eso creían, ya que después de una o dos semanas, todo volvía a ser igual.

Entonces, un día sucedió. En la distancia lo encontró, sin verlo lo conoció. Era algo muy complejo, más que trigonometría avanzada. Y claro que trigonometría avanzada era una cosa muy difícil.

Al principio, le pareció una persona agradable. Se identificaba con él porque ambos compartían el amor a la literatura y a la música, pero luego... fue más allá de eso.

No supo ni cómo ni cuando empezó todo el sentimiento. Un pensamiento le invadía la cabeza a cada momento "Lo tuyo con él será algo grande".

Sus corazonadas nunca estaban equivocadas. Ella sentía que algo habría entre ellos. Algo fuerte. Fue cuando empezó a pensar en él desaforadamente, cada día, cada noche, su nombre haciendo eco en su mente...

"Carlos, Carlos, Carlos, Carlos..."

No podía más. Nunca fue una chica discreta, y se lo dijo. Le dijo lo que sentía. Él, naturalmente se sintió acorralado, no entendía cómo alguien podía sentir algo por él, estando tan lejos uno del otro y con tan poco tiempo de conocerse. Además sentía que Azalee sólo estaba confundida o que sería un amor pasajero y no quería fiarse mucho. Pero la personalidad de Azalee le hacía contradecir sus instintos.

Lo que Carlos no sabía, era que ella era diferente. Algo mística. Su mente era algo compleja, y a veces poderosa. Tenía la capacidad de sentir o saber cuando alguien era malo o bueno, tenía corazonadas muy acertadas, y lo suyo con Carlos era una de ellas.

Sentía que lo quería, sentía que él era un tipo diferente, que a pesar de estar sumido en una mísera vida, podía hacer algo con ella. Algo grande. Lo sentía, lo "veía" venir de cierto modo.

Cierto día Azalee cocinaba sopa de fideos. Casi olvidó ponerle sal, por pensar en él. Se recargó en la pared de la cocina y tomó el teléfono celular para seguir hablando con él.

A Carlos también le gustaba ella. Se lo dijo, ella, cual niña pequeña brincó de emoción, gritó y apretó los ojos rogando por que no fuera un sueño.

Cada que mandaba un mensaje, él tardaba en responder. Ella pegada a la pantalla del teléfono, expectante. Casi se le quemó la sopa.

Esa tarde ella y su novio se vieron. Ella estaba mal, tenía un tiempo deprimida o estresada. Y no era por la confusión de Carlos, el problema venía desde antes.

A veces sentía que debía de dejar a su novio. A veces no se sentía bien, creía que le hacía daño. Y con Carlos ahora, la oferta era más tentadora. Pero había algo que no la dejaba terminar con él.

Y era difícil. Es difícil tener a dos personas en el corazón. Ella odiaba sentir esa sensación. Al estar con su novio, él quería besarla, pero ella pensaba en Carlos, y no estaba bien eso, ¡simplemente era malo, incorrecto, malo!

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⏰ Última actualización: Jul 09, 2014 ⏰

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