[Narra Elizabeth]
Me levanté temprano, como de costumbre y me preparé para un día más de trabajo.
Ya lista, me fui del departamento sin dirigir o avisar algo a Meliodas, que estaba dormido. Después de la pequeña discusión, no hablamos de nada.
Salí a la calle y seguí mi recorrido hasta la empresa.
Me sentía mal, no quería ser egoísta, pero si le decía que se fuera, estaría mal y si le decía que se quedara, perdería sus poderes por completo y estaría peor.
Los minutos debatiendo mis acciones hicieron que llegara al establecimiento sin darme cuenta.
Entré y dejé que las horas pasaran.
Él no saldría de mi mente hasta que lo viera nuevamente.
(...)
Llegué a casa, eran las dos de la tarde y Meliodas estaba sentado en el sillón, con sus codos en su regazo y las manos en las mejillas.
Mi mirada se detuvo en algo, su ropa. Todavía traía puesto el pijama, necesitaba ropa.
-tenemos que conseguirte ropa.- dije sin pensar. Los colores se le subieron a la cara y después puso un semblante infantil.
-bueno, vamos.- dijo haciendo un mohín que me dió ternura.
Me quedé parada en la puerta, esperándolo y él me miró obvio.
-¿qué haces?- dije acercándose.
-¿ya vamos?- le digo para qué salga.
-ah sí... Espera que me cambio.- dijo dándose media vuelta y yo seguí esperando.
Caí en la cuenta y bufé.-¡dale tonto!
-nishishi.- soltó una risita, como si fuese un niño.
Me sonrojé, verlo tan... No sé... Esta imagen... Este Meliodas... Era lindo... Era simplemente eso...
Salimos y nos dirigimos hasta el local de ropa más cercano, si recorrimos más tiendas sólo seríamos el tema de chusmerio para los de la cuadra.
Entramos a la tienda, y nos recibió una mujer, esta nos miró con una sonrisa de amabilidad y prosiguió con el código de venta.
-buenas tardes, si tienen alguna duda sobre lo que van a llevar o quieren probarse algo, no duden en llamarme, ¿sí?- dijo esbozando otra mini sonrisa en sus labios con brillo rosado.
-en realidad...-dije llamando la atención de la empleada.- si necesitamos ayuda... No sabemos cuál es su talla y necesito un par de trajes.
-¿por qué trajes?, yo nunca los uso.- dijo haciendo pucheros.
-porque te quedan bien, te hacen...-me acerqué a su oído.- sexi...
Me alejé de inmediato y seguímos con las compras.
Aunque antes de seguir, me dediqué a observar unos segundos su rostro, estaba plaspado con una mirada de... Lujuria.
Una vez compramos todo, él salió a la vereda y yo me quedé pagando.
-firma y número de documento srta. Lionés.- dijo devolviendo mi documento y extendiendo un ticket con una lapicera para terminar el comprobante de compra.
-listo.- dije terminando. Le entregué el papelito y ella me regresó las volsas de papel con los trajes.
-disfrute de la indumentaria con su novio.- añadió con una sonrisa dulce.
Me sobresalte por dentro,<<¿novio?>>
-eh... Bueno... Él no es exactamente eso...-le dije avergonzada.
Agarré las bolsas y me despedí de la mujer, dejando el lugar atrás con Meliodas a mi lado.
Al ir caminando, veíamos a las familias retirando a sus hijos del colegio o a las parejas enamoradas de la mano.
Él iba mirando todo, atentamente, se perdía en esas personas, en sus rostros, en sus actitudes, en sus risas, y yo... La curiosidad que me causaba el solo ver como le atraía todo eso era impresionante.
-¿alguna vez pensaste en tener hijos?- dijo mirándome con interés.
Esa pregunta me dejó pasmada, no era que no quisiera pero... Nunca me había planteado esa idea, no quería hijos ahora, ni en un par de años.
-supongo.- dije mirándolo de la misma forma.-¿vos?
-nunca pasaría.- dijo mirando al frente, con un deje de anhelo.
-no entiendo como haces...
-¿qué cosa?- dijo metiendo sus manos en los bolsillos.
-vivir a una base de reglas, la vida la arma uno mismo a su manera, no necesitas esas normas... Eso no es vivir.- le dije lo más sincera que pude.
-puede que no sea el mejor estilo de vida, pero tengo que acoplarme a eso, pensaba lo mismo cuando inicié en esto, aunque ahora estoy acá, y lo que pase después no tiene mucha importancia para mí.
-¿por qué no?- enarqué una ceja.
-porque estando acá, me di cuenta... De que hay gente que cuida mucho algo... Pero cuidar las cosas siempre trae problemas.- dijo sin quitar la vista de algún punto delante suyo.
-entonces, no entiendo tu afán por seguir acá.- dije con el ceño levemente fruncido.
-yo tampoco.- dijo sonriendo. No entendí porque lo hacía, pero consiguió atraparme.
Era extraño que sintiera esto, lo conocí hace unos pocos días y este hombre quiere mi alma, tan sólo sé eso y unas anecdotas que cuenta de vez en cuando...
Meliodas...
Un hombre tan... Misterioso. De repente se volvió tan distante en algunas cosas, hace muy poco me decía que quería explorar este mundo por nosotros y ahora... Perdió de vista su propósito.
No es como si esto me diese igual, me preocupa, fui yo la que ocasionó esa revuelta en su mente, por mi culpa ya no sabe lo que quiere.
Y otra vez, estoy siendo egoísta, me doy cuenta de que lo único que me preocupa es quedar como la rompe ilusiones, sin tener razón de ello, inconscientemente vuelve a pasar.
Pero no, quiero ayudarlo, él me ayudó y ahora... Es mi turno.
Volteó a verlo una vez más y verifico que sigue con su mirada nostálgica hacia la gente.
Este trato no es tan simple, nunca imaginé esto pero, hay que intentarlo.
-ya vas a tener una razón...-murmuré con una sonrisa.
ESTÁS LEYENDO
Más que un trato [Melizabeth]
De Todo[Melizabeth] Au -¿me querés?- preguntó temerosa. No se lo pensó ni una vez más y lo soltó-. Más de lo que debería. ✨no copias, ni adaptación. ✨Idioma argentino. 07/08/18: #1 en Melizabeth 10/08/18: #1 en Melizabeth 12/08/18: #1 en Melizabeth 12/08...