Capitulo 1: Al borde.

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A c t u a l i d a d

El viento nocturno sopla acariciando sus mejillas. Su cabello negro ondea con suavidad y se posa sobre su rostro.

Las manos le tiemblan, al igual que la mandíbula respondiendo a lo que ven sus ojos. Su cuerpo se sume en una sensación de vértigo que esta tratando de suprimir y encerrar en algún lugar por sus entrañas.

Gema, le ha tenido terror a las alturas durante sus diecinueve años de vida, o por lo menos desde que percibió el primer rastro de miedo recorriendo su cuerpo. Pero ahora, al borde de este puente que la separa veinte metros del suelo, a lo que más le teme es a su corazón.
Su corazón que duda, que quiere arrepentirse, que quiere encontrar otra salida, que muy en el fondo anhela a alguien que le haga compañía.

"Ignora lo que tu corazón diga, esta es la mejor salida" se dice a si misma.
Ya nadie más la humillará ni le hará daño...
Ya no se equivocará ni lastimará a las personas.
Ya no sentirá mas esa dolorosa presión en el pecho que no la deja respirar. Por fin pondrá fin a todo lo que la hace sufrir.

Pero, si todas las cosas malas acabarán ¿Por que corren lágrimas por sus mejillas?

Quizá por la sensación de soledad que la acecha desde los últimos años y que piensa que se llevará a la tumba.
Por no haber experimentado el amor verdadero en su vida ni haber sentido nunca la protección de un corazón ajeno. O tal vez, por que ahora más que nunca, sus recuerdos la atacan con agresividad, como si todo se uniera en un gran desastre dentro de su mente, llevándola al borde de la locura, al borde de aquel viejo puente en la ciudad de Newland.

Dispuesta a terminar con todo de una vez por todas, se para derecha sintiendo como los dedos de sus pies están libres de cualquier rastro de solidez además de sus zapatos, solo tenía que dejar su cuerpo caer hacia al frente.

Por su cabeza pasa su vida entera. Todas las veces que se sintió una mala persona, insuficiente, tan imperfecta, tan indeseada, traicionada, sola.
Sus pensamientos hacen tanto ruido que no puede escuchar como unos pasos apresurados se acercan. Pasos que después se convierten en una carrera por alcanzarla lo antes posible.

Reuniendo la valentía que le ha faltado por tanto tiempo, alza la cabeza llevándola un poco hacia atrás, cierra los ojos y relaja su cuerpo, toma un gran respiro, y finalmente, deja todo su peso caer sobre la punta de sus pies.

Pero no sintió el frío aire chocando contra su rostro, no sintió la adrenalina, ni nada que le señalara que estaba cayendo.

En cambio, el fuerte contacto de dos brazos rodeándola por la espalda, sujetando su vientre, hace que su corazón se acelere, ya que esto le resulta mucho más inquietante que impactar contra el suelo.
No se lo esperaba para nada.
Incluso le parece que su corazón está a punto de detenerse.

Se encuentra ansiosa, sorprendida. Siente como la persona que la había detenido recarga la cabeza en la parte baja de su cuello.

— No... —Susurró una voz masculina con un tono tranquilo.

Gema siente algo extraño en sus adentros, tiene las piernas débiles y los ojos muy abiertos.
Desconoce lo que debe hacer o decir ahora. Pero sabe que esto que se anida en su pecho no se asemeja a nada que haya sentido antes.
Es la primera vez que alguien se molesta en quitarle un poco del peso que se ejerce en su interior.
La primera vez en muchos años que alguien se fija en ella de manera verdadera.

Entonces deja de tensar su cuerpo, por que si no lo hace siente desmayarse.
Y así, desde lo profundo de su ser, acepta aquella inesperada invitación a seguir con vida.
Se entrega a una nueva sensación de seguridad que le es brindada por alguien completamente desconocido, y pone sus manos con cuidado sobre las de aquel extraño para luego apretarlas, con fuerza, con alivio, como si quisiera que nunca la soltase.









Esta historia la escribí hace mucho pero no me atrevía a publicarla.

Espero que les guste <3

Tristes ojos ámbar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora