Y la oscuridad del cuervo...
Cuando Cassandra se durmió, todo quedó en silencio.
Mis dedos acarician su espalda desnuda lentamente. Sus mejillas están sonrojadas, y su respiración es lenta y armoniosa.
Me incorporo en la cama, y la cubro mejor con las mantas.
Quien diría que la pequeña de Deméter no me dejaría salir de la cama en horas, joder.
Su rastro está en mi cuerpo, así como yo estoy en ella. Siento las marcas en mis hombros, en mi cuello.
Me estremecí al recordar su lengua sobre mi, sus dedos trazando dibujos sobre mi piel, y su cuerpo a mi alrededor.
Veo, de reojo, como las marcas en su cuerpo comienzan a borrarse lentamente.
Ese cuerpo no me recibe obediente, aunque ella lo quiera. No importa cuánto lo intente, cuánto ambos lo intentemos, su cuerpo y el mío no se reciben mutuamente con cariño. Las marcas se borran horas después del acto sexual, y la virginidad volverá a ella eventualmente, y yo uso demasiada fuerza, y sé que le causa dolor.
Cada vez me recibirá con dolor.
Deméter no quiere una adolescente, o una adulta joven. Deméter quiere una niña.
Una niña pequeña que no desea sexualmente, que no tiene ambiciones, que no siente placer, que no siente enojo.
Ya me lo ha dicho. Cassandra tiene el aspecto de alguien de diecisiete, pero su madre nunca la quiso menor de cinco y mayor de trece, como mucho.
Entonces, cada vez, su cuerpo volverá a verse tan puro que a la vuelta de su madre, la Cassandra que hace el amor conmigo ya se habrá ido, y quedará la niña de Deméter.
Su cuerpo no me quiere. Borra mis marcas, y la hace recibirme con dolor cada vez. Es completamente lógico, después de todo, sus flores mueren apenas yo las toco.
-o-
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Granada | Fruta Prohibida.
Fiksi Penggemar"¿Qué crees que dirá mi madre cuando se entere?" "¿Honestamente? Creo que dirá "está pasando otra vez"" O Nico se enamora de la (nueva) hija favorita de Deméter, le hace daño a alguien y termina siendo un dios.