019.- Muy tentador

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Marco no había asistido a mi invitación, supuse que no pudo hacerlo. Ahora estaba en el segundo descanso, terminado un trabajo de arte en la biblioteca. El tema del trabajo era "criaturas sobrenaturales". ¿A que no adivinan que se me ocurrió dibujar para el trabajo? No tenía otra cosa en la mente cuando el profesor reveló el tema.

Faltaban aún diez minutos para la siguiente clase cuando terminé el trabajo. Guardé mis cosas y pasé por un pasillo de la biblioteca para irme, pero alguien me agarró de la cintura antes de girar hacia la puerta de salida.

Mi respiración se agitó y mi mochila cayó al suelo haciendo un sonido opaco. Moví mi cabeza hacia arriba para ver la cara de Darion, no podía ser otro.

-Hola princesa -sonrió de lado, con mirada atrevida-, me debes algo -me acercó más a él.

-No sé de qué me hablas -sonreí, haciéndome la tonta. No sé qué estaba pasado conmigo, pero era como si hubiera olvidado todo lo que él me había hecho. La atracción que sentía por Darion en esos momentos, bloqueaba mi subconsciente. ¿Qué me pasa?

-Veamos si esto te refresca la memoria -se acercó a mis labios.

Yo también me acerqué a los suyos, y él me besó suavemente. Pero yo quería más, y me atreví a mover sus manos hacia mi trasero. Él sonrió en mis labios, y apretó sus manos. Me elevó del suelo y yo rodeé mis piernas en su espalda, igual que mis brazos en su cuello. Lo besé calurosamente.

Momentos después mi teléfono móvil sonó. Darion gruñó en mis labios y se soltó se mí, dejándome en el suelo dócilmente.

-Empiezo a odiar ese trasto -soltó mirando como yo lo sacaba de mi bolsillo trasero.

Miré la pantalla de mi smartphone. Era Logan, descolgué.

-Hola Phy, ¿te pillo en mal momento? -curioseó Logan desde el otro lado.

-No, para nada Logie -mentí con voz alegre. Darion me miró con cara aborrecida, y yo le devolví una mirada de reproche.

-¿Qué te parece quedar hoy para ir al karaoke? -propuso jovialmente.

Me mordí el labio, me gustaba mucho la idea, pero...

-Lo siento Logan, tengo que terminar un trabajo para la clase de arte -volví a mentir. Darion sonrió, esto era culpa suya, pero la culpa me estaba carcomiendo a mí.

-¿Qué tal otro día? -pregunté a modo de disculpa.

-Ok, mándame luego un mensaje para planearlo-dijo Logan sin mucho ánimo. A continuación, nos despedimos, y colgué.

-No digas nada, sé lo que piensas -dije cruzando mis brazos-, y seguro que tienes el ego por las nubes -sonreí segura.

Se acercó, posó una mano en mi cintura y la otra en mi mejilla.

-¿Te saltas la última clase por mí? -preguntó con una mirada que le mojaría las bragas a cualquiera.

Era tentador. Muy tentador.

-¿Me dejarías negarme? -murmuré deseosa.

-Nunca -me besó dulcemente.

Cuando se separó de mí, estábamos en su habitación. Me llevó hacia su cama, y volvió a besarme.

-¡¿Conque eso eran tus compromisos?! -gritó una voz femenina.

Rápidamente Darion se separó de mí soltado maldiciones.

-Y tú... -me apuntó con el dedo la prima de Darion, la cual aún no conocía su nombre-. ¡¡Estás muerta maldita zorra!! -gritó enfurecida-. ¡¡Yo te avisé!! -abrió aún más sus ojos esmeraldas, acentuando su cara de ira.

-¡Ya basta Evangeline! -le calló Darion con voz firme y seria.

Evangeline se tensó, y sus ojos se convirtieron en un rojo vivo. ¡Estaba llorando sangre! Nunca había visto a un vampiro llorar y me sorprendí bastante.

Darion se tranquilizó y bajó los hombros.

-Evangeline... Lo siento, no quería hacerte llorar -intentó acercarse a ella, pero ella retrocedió.

-Pues lo has conseguido -dijo con voz quebrada, y desapareció.

Darion desapareció también dejándome completamente sola en la habitación.

-Genial -solté irónicamente.

***

Ya había pasado casi una hora desde la escena catastrófica que hubo en el dormitorio de Darion. Y por estúpido que parezca, ahora estaba tomando el té con su mayordomo.

-¿Y hace mucho que trabaja para Darion, Ambrose? -pregunté al mayordomo.

Ambrose era un demonio, tenía la apariencia de un hombre joven de abundante cabello blanco ondulado, ojos morados muy felinos con escleróticas completamente negras, piel tan blanca que se le transparentaban las venas, y con un cuerpo alargado y delgado.

-Desde que se mudó a esta casa -respondió con su habitual voz tranquila y elegante.

-¿Usted ya vivía en este lugar? -curioseé intrigada.

-Sí, el señor Darion me liberó de la maldición de una bruja que me retenía dentro de las paredes de esta casa, y por eso estoy endeudado con él eternamente -reveló tan tranquilo, que hasta me estremecí.

Tomé un sorbo del delicioso té que había preparado Ambrose.

-Su té es delicioso, ¿cuál es el secreto? -interrogué mientras disfrutaba del té.

-Veneno para hadas -dijo con una sonrisa sutil.

Me atraganté y empecé a toser.

-¿Está bien señorita? -preguntó Ambrose con cara de preocupación.

Tranquilicé mi tos, dándome palmaditas en el pecho, para después responder con un poco de dificultad:

-Sí, no se preocupe -le sonreí forzadamente y posé mi taza de té en la mesita-. ¿Sabe cuándo vuelve Darion? -cambié de tema para no tomar más té.

-Lo siento señorita, no lo sé -confesó Ambrose. Asentí brevemente.

-Discúlpeme -me levanté del sillón. Ambrose asintió y se sirvió más té.

Salí del salón principal subiendo la grandísima escalera que estaba unida a este, y pasé por el pasillo que daba a la habitación de Darion.

Entré a su habitación y comencé a pasearme por esta, observando su refinada decoración. Obviamente no era la primera vez que yo entraba, pero esta vez estaba a solas y sentía curiosidad.

Primero me acerqué a la gran estantería que había en una pared, todos los libros parecían estar escritos en idiomas extraños, aunque algunos pude reconocer que estaban en latín. No era muy buena en la clase de latín, pero pude leer en el título de uno de los libros antiguos "Rito de los cambiaformas". El tema me interesó, pero lo intentaría leer en otro momento, porque el libro se veía bastante grueso.

Abandoné la estantería de los libros extraños y me acerqué al gran piano de cola que estaba situado cerca de un gran ventanal. Me senté en la banqueta del piano.

Mi abuelo me había enseñado una o dos canciones sencillas en su viejo y polvoriento piano. Empecé a tocar la de "London Bridge is Falling Down". Sonreí porque aún me acordaba de cómo era la canción.

Al terminar la canción me levanté del asiento y me giré para seguir con mi "investigación", pero me paré al ver a Darion recostado en la pared a lado de la puerta, con mirada pensativa y los brazos cruzados.

***

¡Hey babymoon! 💖

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Sayonara 🌚

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