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Seguía sin comprender lo que ocurría, sin pensarlo dos veces corrí directo a la biblioteca del pueblo, sin aliento y con fuerza saqué el libro que se encontraba nuevamente en mi mochila.

—Quiero entregar este libro. —dije tratando de meter un poco de oxígeno en mis pulmones.

Ella abrió el libro para divisar el título y comprobar la fecha de alquiler que tenía apuntada en una agenda. Oana comenzó arrugar la frente confundida.

— ¿Esté libro lo sacaste de aquí? —cuestionó confundida. Abrió el libro y no había nada escrito allí. — niña esto es una agenda, no un libro. — dijo entregándome el ejemplar y volviendo a leer el suyo.

Suspiré y bajo la mirada cansada, volví a visualizar a la mujer y alrededor de ella había un tono de luz azul entre oscura y clara. Tomé el libro entre mis manos y me dirigí a donde lo había encontrado, mientras me asomaba pude ver a Min, corrí a donde él y aquel ser sonrió perversamente.

—Quiero exterminar este libro de mi vida—. pedí harta, él soltó una carcajada

—Si quieres hacer eso, debes realizar todo lo que te ordene. —comentó acomodando su cabello a un costado.

Jamás me puse a analizar la situación detenidamente, más que actuar como niña asustada. Estaba confundida, quería respuestas y por lo mismo no las conseguiría actuando de esta forma, creo que debo jugar con las reglas de este ser extraño. Suspiro y me senté en la silla.

— ¿Qué es lo que debo hacer? —pregunté resignada.

— ¡Vaya! Hasta que por fin piensas cooperar. —exclamó asombrado, rodé los ojos irritaba.

—Habla, que no tengo mucho tiempo. —musito entre los dientes.

—Debes encontrar un mapa, a través de ella irás encontrando respuestas. — habló rápidamente.

—El libro sólo tiene hojas blancas. —Comenté indignada— ¿Cómo pretendes que encontraré un mapa? —cuestioné aún más irritada.

—Siempre recuerda está frase. —Dijo acercándose a mi oído izquierdo —Creer para ver, no ver para creer. — susurró. Aquel acto erizo completamente mi piel, su aliento frío y retorcido estremecía hasta mi alma, esas palabras retumbaban en mi cabeza.

— ¿Qué? — murmuré confundida. Pero él ya no se encontraba conmigo, lo hizo nuevamente desapareció sin ayudarme en nada.

Sin más nada que hacer fui a mi casa, subí a mi habitación y saqué el libro analizándolo en mi escritorio, comencé a mirar hoja por hoja, todas estaban en blanco, hice lo mismo tres veces recordando las palabras de Min 《...Creer para ver...》 Reí en mis adentros.

—Yo creo que podré ver un mapa en unas hojas blancas —susurro, para luego soltar una carcajada.

—Si esto no lo tomas en serio, jamás te vas a deshacer de ese libro. — advirtió una voz que jamás había oído; era lenta y ronca. Rápidamente voltee y había un hombre sentado en mi cama con una cara sería y negando con la cabeza.

— ¿Quién eres? —pregunté con el ceño fruncido. Él se paró y me extendió la mano cortésmente.

—En vida fui Gabriel Smith, era inmigrante de Reino Unido. Mucho gusto. — dijo con una sonrisa cálida.

Oh, vamos otro muerto. Sonreí forzadamente.

—Soy...

—Irina, lo sé. Ya me habían hablado un poco de ti. — me interrumpió volviéndose a sentar en mi cama.

— ¿Quién te hablo de mí? — cuestioné con mucha curiosidad.

—No es necesario que lo sepas, a lo que venía es a decirte que debes tomar esto enserio, tienes muchas almas puestas en tus manos. —habló seriamente con tono de voz de verdad intimidante.

— ¿Almas? ¿Por qué yo? — pregunté sin pensarlo dos veces.

—Eres la indicada para realizar esta investigación y resolver este caso. — dijo sin vueltas.

—Yo sólo quiero mi vida. — pedí aguantando las lágrimas no comprendía nada, y cada ser extraño que venía a mí solo me confundía más.

—Esto es parte de tu vida. —afirmó apoyando sus frías manos en mis hombros. —Nosotros creemos en ti, Irina. Por favor no nos abandones. — pidió de rodillas frente a mí. Rápidamente lo ayude a ponerse de pie.

—Pero es que yo no comprendo nada. — dije secando mis lágrimas.

—Sólo debes encontrar el mapa. — dijo mirándome directamente a los ojos.

Él tenía los ojos de color café que más bien parecían negros que te hacían creer que podrías caer desde el más profundo abismo si seguías viéndolos, pero que tampoco podías evitarlo. Era como si sus ojos te suplicarán compasión y que también tenían esperanzas de ser salvado.

A través de ellos podía ver oscuridad y terror, pude divisar gente gritando de dolor y pidiendo ser auxiliados, sin comprender lo que estaba viendo parpadee un par de veces y Gabriel ya no se encontraba frente a mí.

Trate de no rendirme y toda la noche procuré encontrar el mapa, sin darme cuenta, me quedé dormida en mi escritorio sobre el libro al dar un mal movimiento el ejemplar cayó al suelo sobresaltándome y soltando dos hojas.

Alce el libro y luego las dos hojas, al tratar de sacudir las hojas que se ensuciaron con polvo que se encontraba debajo del escritorio pude ver unos trazos de líneas, rasque mis ojos desesperadamente y volví a apoyar la hoja cerca de mi lámpara de luz y pude ver más líneas y letras. Sonreí de oreja a oreja, encontré el mapa ¡Lo encontré! De la manera más estúpida, pero lo hice. Comencé a trazar el mismo mapa en una hoja de mi cuaderno, sin saltarme nada ni equivocarme.

Por lo menos tenía un misterio resuelto, mañana estaría viendo si esos lugares se encuentran en este pueblo y ver que había de importante con encontrar el mapa. Había sido un largo día y dormir un poco no estaría nada mal.

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"Creer para ver, no ver para creer"

Irina Albu: El Bosque Hoia Baciu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora