Doce; 십이

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El largo viaje de aquí para allá dio su fin

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El largo viaje de aquí para allá dio su fin.

Yoongi, al estar ya en Seúl, decidió anunciar que lo dejaran cerca de la estación. El azabache inseguro de aceptarlo, se dio por vencido, dejándolo ir por hoy. Por lo tanto, Seok y Sehun se dirigieron a la comisaría con una agradable conversación que hace tiempo no tenían.

Sehun no sentía rencor por el amigo de su novio, incluso llegó a percibir un sentimiento de acercamiento hacia él, tomando cariño. Fue como una puñalada cuando lo oyó discutir con Baekhyun sobre el pasado de sus padres con la relación de los suyos. Enterarse así de su verdadera intención, fue horrible para un hombre que lo veía desde otra perspectiva. Desde allí, su modo de hablar con él, como si nada hubiera pasado, cambió. Intentaba ser más cortante y utilizar palabras menos agradables. En ningún momento lo odió aún así, su cariño permanecía, solo que disminuía y aumentaba de un día para el otro.

Llegaron a su objetivo sin ninguna demora, y la noche cayó en un parpadeo. Al pasar por aquellas puertas de vidrio, Sehun inmediatamente recibió un abrazo cálido de su amado, con una apariencia desastroza a lo que en verdad era. Sus cabellos rojos para todos lados, las ojeras se veían moradas a simple vista, su cuerpo más frágil de lo normal y los pocos vellos de su mentón con intención de formar una barba.

—¿Acaso me fui por tanto tiempo?— Se preguntó el azabache menor, sin soltar a Baek, que lloraba aún con su cabeza escondida en su cuello ganándole por la altura.

Todos, absolutamente todos, observaban con asombro al jefe de policía más temido de los alrededores, atrapado en el fuerte llanto por su novio que había desaparecido por unas cuantas horas.

—Para mí fue mucho tiempo...—Mencionó Baek con pucheros ya calmando sus lágrimas. Se sonrojó cuando se vio en aquella situación tan vergonzosa, perdiendo tal vez, toda su dignidad.

Se refregó los ojos con ambas muñecas, sorbiendo su nariz incontables veces.

—¡Vuelan a su trabajo, estúpidos! No hay nada que ver aquí.—Exigió de repente, ganándose un salto de todos aquellos trabajadores. Sehun rió bajo.

Seokjin, al ver ya juntos a los dos, suspiró.—Bien chicos, creo que ya me voy. Es tarde.

—Kim.—Llamó Baek, captando su atención al segundo.—Quédate un rato, no serás una molestia. Además, tenemos una conversación pendiente creo yo.

Seokjin asintió aceptando su invitación. Los tres recorrieron el interior de la comisaría, llevando una charla sobre el trabajo de cada uno. Una vez que estuvieron reunidos y cómodos en la oficina del pelirojo, el mayor de los dos se aclaró la garganta, con las manos entrelazadas sobre su escritorio. Pegó una ojeada al azabache mayor.

—Seokjin, como veras, mandé a Sehun para llevar a cabo la última sesión de investigación sobre ese pueblo sin nombre, y no logró terminarse debido al clima de hoy. Por lo tanto, veremos cómo proseguir con todo esto. Sinceramente, me siento decepcionado de mí mismo por no saber con certeza para darle fin al problema. Pero bueno, como jefe de policía, les doy la simple orden de que investiguen por su cuenta sin ningún otro mandato.—El joven le prestaba atención al lápiz que sostenía, jugando con él, mientras pensaba en las palabras que dice.

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