Rubelangel - La casa del terror

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Narra Rubius

UNIVERSAL STUDIOS, EH, EH, USTÉ.

Seh, aquí estaba, con mi Mahe, mi Ust y mi cuerpazo. No parábamos de dar vueltas por ahí, echarnos fotos y hacer el gilipollas.

-¡Rubiuh, vamoh a subirnoh en er casharro ese! -me giré y vi lo que estaba señalando.

No. No, nooooooooope.

Mangelrogel, no. No pienso entrar en una casa del terror, tío, pegar gritos de nena en mi cuarto es diferente a que me oiga toda Florida. Pero el gilipollas seguía insistiendo, tirándome del brazo y pegando saltitos. Y luego en tumblr, el que recibe soy yo, manda huevos.

-¡Que no quiero Mangel, déjame tranquilo!

Empezaba a ponerme nervioso, y lo estaba notando. Así que paró y me miró, acariciándome el brazo.

-¿Por qué no quiereh, te pasa argo?

-Tío, es que... -no, no iba a decirle que estaba acojonado.- m-me han dicho que es una mierda, que no da miedo, ¡no voy a gastar dinero en algo que no me va a gustar!

-¿Pero cómo cojoneh no va a dah mieo si eh una puta casa der terró? Déjate de gilipolleceh y vamoh pa dentro.

Suspiré. Mangel podría llegar a ser muy pesado. Y como sabía que no iba a conseguir quedarme fuera, entré.

-¿Veh cómo tampoco ehtá tan mal? -dijo Mangel riendo, estábamos a la mitad, y yo creo que me había hecho caquita.

-Y-ya... je... -suspiré y me acerqué un poco más a él. De alguna forma, me sentía protegido, ya que a él no le daban miedo estas cosas.

Seguimos caminando durante un tiempo en el que no ocurrió nada. Sólo estábamos Mangel, una viejecita y yo. Y la anciana tenía más cojones que yo. Entonces, ocurrió lo que yo menos quería, algo que no me imaginaría que apareciese en un sitio como ése.

Una puta araña gigante salió de la nada y me saltó a la cara.

Empecé a gritar y a correr, quitándome al bicho de encima y notando cómo se me aguaban los ojos. ¡Joder, no quería llorar delante de Mangel por esta mierda! Ya me pasó una vez con el Oculus Rift, y no tenía ganas de que ocurriera de nuevo.

-¡Rubiuh, Rubiuh! -escuché que él me llamaba, pero sólo quería salir de ahí.

No encontré la salida, así que me giré y fui hacia él corriendo, y cuando llegué a dónde estaba me tiré encima suyo abrazándole. No quería estar solo en ese lugar, lo sé, soy una nena, pero estaba acojonado.

Sentí cómo me acariciaba la espalda y dejé que las lágrimas bailaran por mis mejillas, abrazándole con más fuerza.

-Rubiuh, ¿qué te pasa...? -preguntó, preocupado.

-S-sabes que me dan mucho miedo las arañas... joder, soy una vagina.

Me separé de él y me limpié las lágrimas, frotándome los ojos.

-Rubiuh, ¿quiereh agarrarte a mi brazo? Si tieneh mieo sólo aprieta, pero no te vayah corriendo.

Le miré y asentí, agarrándome a su brazo y acercándome un poco a él.

Me sentía como en las nubes, yo enganchado a su brazo y él acariciando mi mano cada vez que apretaba lo más mínimo. Sonreí un poco sin que me viera, esto era genial.

-¡SU PUTA MADRE! -grité cuando salió una tía de detrás de una pared. ¡Pero chica, péinate, que tienes invitados en casa!

Mangel empezó a reírse y yo también, me sentí idiota, pero me hizo bastante gracia igualmente.

Es gilipollas, es retrasado y un poco corto de mente, pero es mi gilipollas, mi retrasado y mi corto de mente.

Es mi mejor amigo.

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