— ¡Luka devuélveme mi libreta! —chilló Anne-Marie con desesperación y tristeza. Su hermano mayor al parecer había descubierto el enorme placer de molestarla.
— Alcanzame sí puedes y la obtendrás —suelta una risa algo malvada y corre en dirección a los jardines del castillo con su hermana intentando alcanzarle.
Anne-Marie se sentía triste e impotente al no poder hacer nada al respecto, porque, vamos, sí le dice a su madre lo que Luka está haciendo todos la llamarían niñita y ella era más que eso. Ella conseguiría su libreta.
"Oh Drago, lléname de paciencia porque si me llenas de fuerza juro que lo mato" pensó la niña de dieciséis años.
— Luka, sal de dónde estás, sucia sabandija —gruñó mirando hacia todos lados en el jardín— ¿Por qué tengo que ser tan baja? ¡Diablos! —maldijo y siguió buscando enfurruñada.
Si fuera sido otra cosa que Luka le quitara como una lapicera o un pincel, otra historia sería, pero trata de su libreta. Ésta libreta contenía sus dibujos y poemas que escribía.
— Pequeña, me tienes tan cerca y a la vez tan lejos —se burló con notable suficiencia.
Anne-Marie analizó la situación y ubicó la voz. Bingo. El muy idiota se encontraba a medio metro de ella detrás de unos arbustos de lindas flores verdosas.
"Idiota" pensó y bufó.
— ¿Ah, sí? ¿Cuán lejos estoy, Luka? —fingió angustia, debía despistarlo.
— Siendo sincero, deberías observar a tu alrededor, ciega —Sí, el mayor disfrutaba del completo enojo de la menor.
— ¿Dónde más debo observar? Todo es verde, inútil, por lo menos tengo cerebro. Algo que a ti notoriamente ¡Te falta! —exclamó al saltar sobre el arbusto donde creía que el mayor estaba. Ahí está, creía. Se oyó una sonora carcajada por parte de Luka y un bufido por la niña.
— ¡Oh cielo santo! —ríe a carcajadas—. Debiste ver cómo saltaste, fue tan... —estalla en carcajadas nuevamente— ¡Te fuiste de lleno! Bruta.
— ¡Mira quien habla! El bruto mayor —gruñe con molestia— ¡Dame mi libreta! ¡Deja de ser tan molesto, cielos!
Sólo se oía las carcajadas de su hermano.
— ¿Qué contendrá ésta libreta que tanto la escondes? ¿Qué ocultas Annie? —ríe.
— ¡Ni se te ocurra leer Luka Rhys Harries! —sentenció la más pequeña.
— O si no, ¿Qué? Hermanita —retó el mayor.
— Oh Luka, no quieres saber ni descubrir de lo que soy capaz —caminaba por los senderos del jardín, acercándose cada vez más a su hermano, viendo desde lejos su cabellera rubia, tan brillante como el oro.
Por otro lado Annie era de cabello oscuro, negro como la noche. Siempre se sintió la menos agraciada debido a que de todos sus hermanos, ella era la única con el iris de sus ojos color marrón. Un color para ella común y nada especial. Su hermano Luka tenía un color especial en sus ojos, un esmeralda tan intenso que sus pinturas no podían captar, llega a pensar que hasta la misma joya tiene celos de tan hermoso color.
Eduard, por su parte los tiene de un color verde oscuro intenso. Algo así como un olivo, que hacen conjunto con sus rizos. Sí, sin duda que de los trillizos él es más apuesto.
Y por último pero no menos importante, Samuel. Queda en el segundo puesto, si puede categorizarse. Sus ojos azules, profundos como el mar y tan claro como cuando el sol acaricia la superficie del océano con sus débiles rayos de sol.
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Corazón de Fuego: El Poder Secreto de los Drowell.
Science FictionHan transcurrido diecisiete años luego de que Drogo (el dragón que tenía la unión con los reyes) murió, debido a que en un mal momento, la reina Meghan llena de odio y resentimiento le arrancó con sus poderes su corazón de fuego. Antes de morir, Dr...