Dicen que se sentó a esperarlo los domingos por la tarde, cuando el sol comenzaba a caer por las montañas, cuentan que subía a lo mas alto de su terraza para poder ver si encontraba rastros de él en un horizonte perdido, el tiempo pasaba y la soledad golpeaba su corazón, los recuerdos la sanaban pero era doloroso admitir que también le cortaban el alma, la agonía era inevitable pero ella pudo contener sus lagrimas; De su bolsillo saco una carta que nunca fue entregada, lo recordó con el ultimo latido de su corazón, así es ¨el ultimo¨, pero no porque fuera a morir, era el ultimo latido que llevaba su nombre impreso y juro olvidarlo . Del otro lado de la historia, juran que él no ha parado de fumar y que por las tardes en las apuestas de sol, se sienta a escribir incomprehensibles e interminables versos para no olvidarla.
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