III: Ridículo e impulsivo corazón.

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Heya, me recuerdan? Yo sé que no, alguien lee este fic? Puede que tampoco, pero vamos que lo inicié y no lo puedo dejar sin continuación, menos cuando sólo tiene dos capítulos XD. Creo que no tengo mucho para agregar, simple y sencillamente les deseo una feliz lectura.

Los dejo con esto.

-Sólo... Un poco... Más...- Decía Skye con algo de esfuerzo; debía alcanzar una tuerca algo alejada dentro del cofre del auto y sus brazos no eran lo suficientemente largos para hacerlo con facilidad, ya estaba con medio cuerpo sobre el motor, una suerte que el auto no encendiera o de lo contrario podría ser muy malo.

–Ya quedó- Soltó con alivio al regresar las dos patas a tierra firme, secó el sudor de su frente con el antebrazo, aunque esparciendo levemente la grasa de motor que ya tenía en el pelaje –Voy a necesitar un buen baño después de esto- Musitó mientras observaba sus brazos y patas, no le dio más importancia y decidió pasar a revisar si lo que hizo había servido de algo.

Apenas dio un paso y logró percibir el ligero sonido de una pequeña cadena golpeando el suelo, rápidamente dirigió su atención hacia abajo.

–Ay no- Se agachó lentamente y recogió el collar en forma de media luna que hasta hacía unos segundos colgaba de su cuello. Skye lo revisó por completo, no parecía que el dije se hubiera dañado; mas no podía decir lo mismo de la cadena, a la cual le faltaba un pequeño trozo, seguramente lo perdió mientras estaba dentro del auto.

Abrió la puerta del conductor, y dejó el collar encima de la guantera, ya se preocuparía por arreglarlo más tarde; por ahora, debía ver si sus patas aún conservaban la vieja magia con que había reparado tantos casos perdidos.

-Muy bien cariño, no te portes mal ¿de acuerdo?- Dijo con algo de angustia, ¿y si no lograba hacerlo arrancar entonces qué? No podía prestarle la camioneta a Nick para llegar hasta Zootopia, ¿cómo la recuperaría después? Estaba llenándose la cabeza de muchas cosas innecesarias, por el momento, solo debía girar la llave –Sí...- Musitó aliviada al escuchar el no tan sano, pero continuo rugir del motor; no había humo negro escapando de ningún lado, no era un remedio perpetuo, pero al menos serviría para regresar al zorro hasta la ciudad.

La vulpina bajó del auto y salió del garaje. Tenía una vieja silla de playa frente a su casa, mirando al tramo de la carretera. Esperó varios minutos más y no había señal alguna de Nick o más importante aún, de su camioneta.

"¿En qué diablos estabas pensando Skye? ¿Tu camioneta, en serio? ¿Por qué no también le diste las llaves del taller y de paso las de tu caja fuerte?". La mente de la vulpina empezaba a maquinar varios escenarios en los que ese zorro se esfumaba con su camioneta para siempre; ya fuera que viajara por una carretera secundaria, se escabullera directamente entre los árboles del bosque, o simplemente pasara de largo, no es como si Skye pudiese usar la chatarra de auto que le dejó Nick e iniciar una persecución; no llegaría muy lejos.

-Muy bien suficiente- Dijo para sí misma. Tomó aire y dejó salir una larga bocanada del mismo –Tú también eres un zorro Skye Winter, eso no te convierte en una ladrona y tampoco a él- Mantenía los ojos cerrados en un intento por mantenerse concentrada en su optimismo, hasta que un sonido familiar hizo reaccionar sus orejas. Rápidamente alzó la cabeza y en el horizonte divisó su camioneta acercándose. Una vez más pudo respirar tranquila, aunque no libre de angustia pues el vulpino aún podía seguir conduciendo sin detenerse.

-Más te vale que te detengas- Masculló entre dientes al verlo más cerca, aunque manteniendo una sonrisa algo forzada en el rostro, tampoco buscaba dar las impresiones erróneas a su nuevo amigo. ¿Amigo?

Grande fue su alivio al ver cómo descendía la velocidad hasta estacionarse frente al garaje, dejando por supuesto el espacio para que el auto del zorro saliera sin problema.

Zootopia: Cuando invierno y primavera se juntanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora