Capítulo 22

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La comida ha estado bastante bien, spaguettis de primero y, después, unos filetes de lomo a la plancha, en la carta no sé cómo lo nombran pero, era eso.

Al terminar de devorar de nuevo un helado de straciatella, hemos venido al bar a tomar café. Me sorprendió no ver a la camarera de anoche en el comedor pero, nada más entrar en el bar, esa sorpresa ha desaparecido pues, está aquí.

Iam pide un café solo y, yo opto por un cappuccino. Nos sentamos en unas de las mesas libres y, compruebo que los sofás morados son tan cómodos como parecen.

- ¿Qué haremos hoy? - pregunto a Iam mientras esperamos a que la adorada camarera nos sirva el pedido.

- Las maletas, tenemos que dejar el hotel entre las cinco y las cinco y media.

Miro el reloj, son las cuatro menos cuarto de la tarde.

- Vale, ¿y luego?

- Irnos a casa.

- Pero...

- ¡Aquí tienen sus cafés! - me interrumpe la camarera. - Señor, el datafono aún no funciona... Por cortesía del hotel, les regalamos esta noche junto con la cena.

No doy crédito a lo que mis oídos acaban de escuchar, ¿por cortesía del hotel o porque le ha dado la gana a ella para verle más?

- Muchas gracias, de verdad pero, mañana tengo que trabajar y... - responde Iam y la sonrisa de la camarera comienza a esfumarse como la niebla.

- ¿Van a desaprovechar una oportunidad como ésta? Sólo tendrían que pagar el desayuno de mañana y salir del hotel a las doce... - insiste.

Iam me mira y, por un instante sé que se lo está planteando.

- Deje que lo pensemos y ahora le comunico lo que decidamos, gracias. - le dedica media sonrisa y la chica vuelve a la barra con esperanza de que accedamos.

Iam me mira, sonríe y da un sorbo al café, acto seguido, vuelve a mirarme.

- ¿Qué te parece lo que ha dicho tu amiga? - pregunta de golpe.

- Si te digo la verdad, no me termino de creer que sea cortesía del hotel, pero bueno...

- ¿Ah no?

- No, más bien pienso que lo ha dicho para verte más, aunque sea por una noche...

- No sé... - da otro sorbo.

- Iam, haz lo que quieras, si te quieres quedar, llama a quien sea para que sepan que mañana te tomas el día libre y ya está. - sonrío.

- Sí me quiero quedar... Y, ¿tú? ¿Te quedarías conmigo?

- ¿Por qué me preguntas eso?

- Porque has dicho si me quiero quedar yo pero, de ti no has dicho nada. - bebe un poco más y me fijo en que está a punto de terminarse el café.

- ¡Ah! Ya, lo sé...

- ¿Entonces?

- No sé Iam, tengo que pensarlo... - me termino el cappuccino. - Voy a la habitación, hasta luego.

No reacciona de ninguna manera, así que me voy a paso firme del bar sintiendo su mirada en mi espalda. Ya he tenido demasiadas emociones en un corto período de tiempo pero, lo que me ha dejado un poco bloqueada, ha sido la confesión de Iam en la ducha, me quiere... Pero, ¿yo le quiero?

Al entrar en la habitación me encuentro con la cama perfectamente hecha, localizo el móvil en la mesilla y decido llamar a Dafne para contarle todo lo que me está pasando y ver si puede ayudarme. Mientras espero que descuelgue, entro en el vestidor y cierro el pestillo.

La Dulce Melodía del DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora