Capítulo 8:
El ringtone del móvil la despertó sobresaltada. Lo cogió y lo descolgó al ver quien llamaba.
-Papá ...-dijo con la voz ronca mientras se arrascaba los ojos.
-Hija, ya he encontrado un instituto para ti. No está a la altura del primero pero está bien.
-No me importa. Solo quiero ... empezar de nuevo.
-Lo malo de esto, es que empezarás el lunes. Ya hablé con el director de tu anterior escuela. No hace falta que vayas mañana. Me dijo que hará una reunión ante la actitud de sus alumnos. Se indignó bastante al oir que se comportan así en una escuela tan prestigiosa y que el respeto a los demás es el pilar de su colegio.
Ni siquiera escuchaba las palabras que decía su padre. Solo pensaba que ya no podía estar cerca de sus amigos por un malentendido que ni siquiera pudo explicar.
-¿Me has oído cariño?
-¿Eh? S-sí.-mintió.
-Bueno hija. Descansa. Mañana tendrás el día libre.
-Sí.
Colgó algo somnolienta y volvió a apoyar su cuerpo en el colchón. Miró la hora. Las 4 am. Volvió a cerrar los ojos y a quedarse dormida. Otra vez el maldito despertador. Esta vez paró la alarma como las personas normales. Se quedó en la cama, tumbada hacia arriba, mirando al techo. Posó sus manos en su rostro, escondiendolo. Se levantó, se vistió, y salió de casa. Ya que hoy no iría a clases, iba a pasar un buen rato. Tomó el ascensor y bajo hasta la planta principal. Luego abrió la puerta del portal y salió a la calle. Empezó a caminar, sin rumbo. Llegó hasta un gran centro comercial. Se llamaba COEX Mall. Era enorme. Seguramente no le diese tiempo a verlo todo, pero estaba decidida. Empezó a ver ropa y zapatos y se compró algunas cosas. Luego fue a desayunar y por último fue a comprar algo de comida. Ya terminado, esperó en la parada de autobús. Cuando apareció el autobús, entró y se sentó alejada de todos. Se parecía tanto a aquellos 3 años atrás. Después de unos 20 minutos, llegó a su departamento. Abrió y dejó las bolsas de comida en la cocina. Luego dejó la de la ropa en su habitación. Como peso muerto, se dejó caer en el sofá. Miró el reloj de la cocina. Las 13:45 del mediodía. Quedaba una hora para que saliesen ... sus amigos. Sus ojos se cristalizaron. Inspiró fuertemente y cerró los ojos. El daño ya estaba hecho. Se levantó y empezó a hacer la comida. Comió y volvió a salir de casa. Ahora caminaba hacia un parque. Era tranquilo y muy verde. Sacó su móvil y sus auriculares mientras buscaba un banco para sentarse. Buscó con la mirada hasta encontrar uno libre. Se dirigió a él y se sentó. Miró a un grupo de chicas caminar todas juntas mientras reían de cosas sin sentido. Parecían muy unidas. Lilianne sonrió al ver tal escena. Luego vio a unos críos jugar con un balón de fútbol, el cual se desvió hasta parar a los pies de Lily. La chica cogió el objeto esférico y lo miró.