Capítulo 1: Inesperado

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Para cuando llego al estacionamiento estoy intentando decidir si ir o no al gimnasio. Cuando apago el motor decido que mejor no; cuando estoy subiendo las escaleras del subsuelo a la planta baja decido que sí, y así voy cambiando de opinión cada diez segundos hasta llegar al piso donde está el gimnasio del edificio donde vivo (sí, muy cool) y dirigirme a mi casillero donde tengo ropa de deporte.

Una hora y cuarenta minutos más tarde estoy subiendo las escaleras hasta mi departamento. No es que sea pretenciosa, ni siquiera elegí vivir acá, es lo que me tocó en el divorcio de mis padres, un PH, un auto y un cachorro, un Braco de Weimar, pelaje gris y ojos azules: Sirius, mi fiel compañero desde hace 5 años. Es él quien me salta cuando termino de entrar, él y dos caniches totalmente miniaturas, uno negro: Pheebs, y uno color blanco: Ross (sí, una fanática de Harry Potter y Friends). Los adopté hace un año y vuelven loco a Sirius, pero él es un santo, los dos pueden estar mordiéndole una oreja y una pata, que él va a quedarse ahí, quieto hasta que se cansen.
Después de saludarlos, pongo un poco de Keane y me preparo para bañarme mientras como una manzana y, cómo no, ellos me persiguen por todo el lugar pidiendo que les convide.

Me dedique a secar mi pelo, vestirme e intentar decidir qué comer. Y unos 15 minutos después sonó el portero automático.
-¿Hola, Gero?
-¿Esperabas a alguien más?, ¿a tu príncipe azul? Creo que yo soy mejor que uno... es decir, ¿viste lo que soy, no? Derramo sex appeal. Irresistible- Si, muy típico de él, esa confianza parece indestructible, y no sé si eso es lo que lo hace tan guapo... No, él ES guapo, y su confianza lo complementa todo, sus ojos miel, su cabello oscuro, su piel era lo que en inglés se definiría como sunkissed, nunca supe cómo describirla... Pero por suerte yo ya sobreviví a su encanto hace un tiempo. Nos conocemos desde los 8 años, y sí, me gustó en una etapa de la adolescencia, pero lo superé porque no quería arruinar la amistad... además supuse que nunca tendría oportunidad con todas esas chicas a su alrededor.
-Subí, tonto- Y ya no escuché su respuesta porque dejé de presionar el interruptor.

Golpeó la puerta y fui a abrirle. Él estaba mostrando todos sus dientes en una gran sonrisa burlona: -Hey, esa remera ya debería estar en la basura. Dijo examinando mi look 'pijama/ropa vieja'.
-JA-JA-JA
-Lo digo en serio, si queres te consigo una igual, no sé... ¿hacemos una colecta?
Ruedo mis ojos ante su "broma"
-No, ésta...
-...tiene un valor sentimental- Completó mi frase, como si no la hubiera ya escuchado al menos cien veces.
-Bueno, ya basta, ¿viniste a criticar mi vestimenta o a pasar tiempo con tu amiga?
-Hablando de eso, traje algo- Empezó a sacar todo lo que había en la bolsa: chocolates, algunas bebidas alcohólicas, papas fritas, helado y más comida chatarra.
-¿Vas a engordarme y después comerme al horno para Navidad o algo por el estilo?
-Podría comerte, pero no. Ya estaba cerca cuando te llamé, así que cuando aceptaste decidí que no podía venir con las manos vacías siendo casi medianoche, así que... ¿Netflix and chill?
-Está bien, pero después de esto- señalo la comida- vas a tener que salir a correr conmigo o pagarme el gimnasio.
El chasqueo la lengua en desaprobación y me dio una mirada acusadora.
-¿Es broma? Creo que nunca estuviste tan en forma, y no voy a pagarte nada, tenes acceso libre al gimnasio del edificio.
Me encogí de hombros - Ya, supongo que entonces sólo voy a engordar sin cobrar venganza. Y no necesito tus elogios, guárdatelos para tus chicas-Pareció incomodarle mi comentario, bajó la vista a la botella de cerveza y parecía como si se debatiera algo. Estaba a punto de hacer algún chiste para cambiar el ambiente tenso que se había asentado o cambiar de tema cuando volvió a levantar la vista para mirarme directamente a los ojos.
-De eso quería hablar, sí vine por algo más que sólo pasar el rato. Necesito... hablar.
Creo que me quedé boquiabierta, sin saber qué esperar o qué decir, porque me tomó por sorpresa. Él continuó su discurso luego de comprobar que tenía toda mi atención.
-Creo que... creo que soy, uh... ¿gay?
Parpadeé repetidamente y sacudí levemente la cabeza para asegurarme que no estaba confundida, pero me di cuenta de que no lo estaba cuando él me miraba, expectante a escuchar mi respuesta a su confesión, pero ¿y todas esas chicas que siempre están con él? Casi se puede decir que es un mujeriego. Bah, decir casi es una mentira: él tiene tantas chicas como yo ropa interior.
Caí en cuenta de que el seguía esperando por mi reacción, así que me aclaré la garganta.
-¡Ah! Por un momento casi, casi me lo creo.
Se acerca a mi y me mira mientras pone énfasis en lo que dice: -No, Ames, esto no es chiste. Quiero saber qué pensas.
Okay, sí que no esperaba que el día terminara así.
- Pienso que es un alivio que no me haya confesado cuando estuve enamorada de vos, per-
-¿QUÉ?- Me interrumpe, con su más grande cara de sorpresa. Parpadeé y ladee la cabeza junto a un encogimiento de hombros, como para restarle importancia a la segunda confesión de la noche.
-Bueno, eso...- Vuelve a interrumpirme.
-Si, entendí, escuché, es sólo que... ¿qué? No lo esperaba, definitivamente. Para nada, no de vos, mucho menos de vos... Es decir...
-Está bien, entendí. De todos modos, fue hace bastante tiempo, así que no te preocupes, no acabas de romperme el corazón- Le digo a modo de chiste, con mucho dramatismo.
-Para serte completamente sincero, no sé si soy gay o no, si estoy en el clóset o no- Él hizo un movimiento exagerado con las manos al decir estoy en el clóset.
-¿Acabo de confesar mis antiguos sentimientos por vos por una broma o qué?
-¡No! Nada de eso, es sólo que lo único que sé es que tanto mujeres como hombres pueden atraerme, pero...- calla por un momento dudando en decir lo que está pensando, hasta que finalmente con una pizca de timidez y otra de vergüenza, confiesa -...nunca me enamoré de algún chico, ni siquiera de una chica... No sé quién soy...- Esto último lo dijo en un susurro, mientras ponía su cabeza entre sus manos.
Me acerco a él y toco su hombro, no quiero verlo así, y, sinceramente, mi fuerte no son los sentimientos y por lo tanto no soy nada buena en estas situaciones. Todo lo que se me ocurre es comenzar a cantarle la canción que a lo largo de nuestra amistad habíamos hecho nuestra.

-If you ever find yourself stuck in the middle of the sea, I'll sail the world to find you. If you ever find yourself lost in the dark and you can't see, I'll be the light to guide you- lo empujé hombro con hombro, y como seguía sin prestarme atención, en la misma posición, continue cantando- Find out what we're made of. When we are called to help our friends in need.
Quito una de sus manos de su cara hasta encontrar mi mirada y entonces lo sarandeo un poco hasta que empieza a cantar conmigo (iba a insistir hasta que lo hiciera, de todas maneras), con una media sonrisa en su rostro.
-You can count on me like one two three. I'll be there and I know when I need it I can count on you like four three two, you'll be there. 'Cause that's what friends are supposed to do, oh yeah.
Me dio una gran sonrisa y me abrazó.
-Incluso en momentos como éste-señala alrededor- soy mejor en el inglés que vos- me guiñó el ojo.
Le respondí con el mismo gesto, mientras me llevaba la comida hasta el sofá
- Sí, sólo en tus sueños. Ahora, sigamos con la realidad, y comamos algo que no cené, aunque sea chatarra- mientras lleno un recipiente de Doritos al tiempo que alcanzo el mando del televisor.
Afuera comenzó a llover con toda la intensidad posible, lo cual era mi idea de terminar el día estupendamente: lluvia, mucha comida y televisión, y en esta ocasión buena compañía también.

Antes del amor [en proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora