Untitled part

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 La ciudad se veía hermosa bajo las calidas tonalidades naranja del atardecer, yo estaba sentado en el borde de la azotea del edificio donde vivo. Con mis pies colgando en el vacío.

-A veces puedes ser tan predecible.

Dijo una voz conocida a mis espaldas, una voz que nunca pensé volver a escuchar, la ultima voz que creí que iba a escuchar hoy.

Bien podría estar volviendome loco.

-¿Qué, vas a ignorarme?

Se sentó a mi lado, su largo cabello ondeando en el viento, su rostro que siempre denotaba una melancolía intoxicante aún cuando su alma se regocijaba en alegría. Sus ojos me miraban preocupadamente, o al menos, eso sentía.

No podía saberlo con certeza, ya que me encontraba mirando al vacío entre mis pies.

-No me voy a ir hasta que me hables.

Acompañó esa oración con un suspiro dirigido a cualquier angel desgraciado que estuviera observando esta escena.

-Nunca supe que fueras tan triste, ni que pudieras verte y sentirte tan solitario.

No respondí, aunque mi corazón se encogía con el pasar de los minutos.

-¿Cuando te volviste tan desdichado en el amor?

"Es porque no estoy con la indicada." -Pensé.

-Parece que estuvieras persiguiendo a un fantasma. He visto a las chicas con las que has salido, son muy buenas chicas.

Me parecía que su voz llevaba un ligero tono de lastima, y mucho de reproche.

"Puede ser cierto, pero..."

-Pero no las amas. -Añadió con un tono reflectivo.-Ni siquiera siento el minimo y genuino cariño. Tú no eras así.

"Tu no eras así." Bien podría haber sido un asesino serial y ella no podría saberlo.

-¿Que te sucedió? -Preguntó mientras se arrimaba hacia mí. Casi podía oler el olor a fresas de su cabello, haciendole cosquillas a mi nariz.

-Tú sucediste. -Susurré, con miedo de que mi voz se quebrara, aunque no debería importar.

-Yo... siempre te amé, desde el primer momento en que te vi, desde que eramos niños. -Una sonrisa incredula se trepaba a mis labios. - Y... cuando empezamos a salir, pensé que podría ser el hombre mas afortunado del mundo.

Mi aliento se quedaba atrapado, como si un níño emocionado acabara de descubrir el secreto detras de la luz del refrigerador.

-Entonces lo conociste.

Y ahora se oía como si ese mismo niño hubiera visto a sus padres poner los regalos debajo del arbol en la madrugada de navidad.

-Y empecé a ver tus sonrisas, el brillo en tus ojos, la manera en que tus ojos perdían la melancolía al ver algo que amaba. Todo eso que era mío, lo perdí sin poder hacer nada.-Mi corazón se quebraba con cada palabra. -Tu corazón ya no era para mí.

Era cierto, podría ver a la mejor chica del mundo y mi corazón no saldría de su curso normal. Podía mover las valvulas, presionar los botones, jalar las palancas, pero nada pasaba.

Era como si se hubiera llevado todo mi amor.

-Desapareciste al otro lado del mundo. Y... yo perdí mi rumbo, pasando cada noche con memorias borrosas y caras diferentes. Y... -Dije extendiendo mi mano hacia donde estaba ella. -Recuerdos de una mujer que se convertiría en un sentimiento muerto.

Y mi mano sintió el gélido abrazo de la ausencia, y el desconsolante silencio de la soledad.

Bien podría ir a ver a un psicologo en la mañana.

Con lagrimas en mis ojos y mi espriritú roto me dirigí a la puerta de la azotea.

Al abrirla me encontré con tu figura. Mas real que nunca.

Sin embargo, lo sabía. Desde antes de atravesar su inexistente imagen con un suspiro.

Que la realidad no es tan amable, ni el mundo es tan ingenuo como para que exista para mí una historia de amor verdadero.

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⏰ Last updated: Jun 11, 2020 ⏰

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El mundo no es tan ingenuo.Where stories live. Discover now