- Tenía mucho miedo de que me dejases de lado y me discriminases por mi condición. Por eso no te conté nada.
Adam se limitó a mirar a un punto fijo. Sin decir nada. Pensando. Hasta que se atrevió a hablar.
- Lo entiendo... dios, que estúpido he sido. No tendría que haberte tratado así. Me siento como una mierda... - sonaba realmente arrepentido. Uno de los puntos fuertes de Adam es que es muy sincero.
- No te preocupes, entiendo que reaccionases de esa manera. No te lo esperabas.
- Perdóname Rebecca...
- Perdóname a mí por no habértelo contado...
- ¿Nos perdonamos? - sugirió él.
- Nos perdonamos - dijimos a la vez. Finalmente, nos dimos un abrazo.
Estuvimos un rato allí. Luego, camino a casa, me surgió una duda.
- rA9, ¿qué es?
- ¿Eh?
- Ayer, por la noche, cuando encontramos a mi padre en el parque os pusisteis a hablar sobre la investigación. Tú dijiste que rA9 es lo único que parecen tener en común los divergentes. ¿Qué es?
- rA9 es como un dios para los divergentes, como un mesías. Se han inventado su propia religión y parece que rA9 es el dios que les llevará a la libertad.
- Como el androide que emitió el mensaje por la tele la semana pasada, ¿no? Exigía libertad e igualdad de derechos.
- Tienes razón... Markus podría ser el mesías que los divergentes estaban esperando. Muy buena observación, Rebecca. - me dijo con una sonrisa en los labios.
- Gracias - respondí, devolviéndole la sonrisa.
Cuando llegamos a casa mi padre seguía con su siesta. La Virgen, ¡si es que parece un oso hibernando de tanto dormir! Le desperté para cenar. Después, vimos la tele un rato y decidimos ir a dormir. Nos levantamos y fuimos a nuestras habitaciones. Entré en la mía y cuando escuché que mi padre cerraba la puerta de la suya, asomé la cabeza al pasillo. No había moros en la costa. Salí rumbo al comedor, donde debía estar Connor. Él se quedaba allí por las noches. No le hace falta dormir, pero nos dijo que puede entrar en un modo de reposo para pasar el rato. Me asomé a la sala y lo vi sentado en el sofá con los ojos cerrados.
- Pss... - no reaccionaba- Pss.. Pss... - abrió los ojos y me miró. Con la mano le indiqué que me siguiera. Fuimos a mi habitación. Una vez dentro cerré la puerta delicadamente. Me di la vuelta y sin pensarlo dos veces me lancé a sus brazos y le di un abrazo con mucho, mucho mimo y cariño. Él lo correspondió de la misma manera. Últimamente con Connor me sentía diferente. No sabría definirlo... es como... no sé...
- Gracias por todo lo que haces por mi, Connor...
Nos separamos un poco, sin romper ese abrazo, para mirarnos a la cara. Él me sonrió tiernamente. Yo hice lo mismo.
Estuvimos un rato así, mirándonos. Pero... cada vez estábamos más cerca... El corazón me iba a mil, parecía que se saldría de mi pecho en cualquier momento. Mis manos sudaban y mis piernas amenazaban con fallar por los nervios que estaban surgiendo desde lo más profundo de mi ser. Y cada vez, estábamos más cerca. Yo le miraba directamente a los ojos, pero no podía evitar fijarme en cada detalle, en ese mechón rebelde que cae en su frente, esos ojos, que para ser de un androide, están más llenos de vida que los de muchos humanos, en su piel, en sus labios... Unos labios cada vez más cerca de los míos...
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La hija del Teniente (Detroit Become Human FanFic) [COMPLETA]
FanfictionRebecca Anderson, hija del Teniente Anderson y con un gran sueño; ser inspectora. Actualmente, a sus 18 años, está estudiando Bachillerato. Lleva una vida aparentemente normal, aún que suele ayudar a su padre con los casos, de forma secreta, claro. ...