1. La Mujer sin condominio.

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1. La Mujer sin condominio.

 Era de noche en las afueras de Gotham City, cerca de un callejón oscuro en la avenida Palogrande, en lo más recóndito de la oscuridad en aquel callejón, se encontraba una pequeña familia destruida, una mujer viuda y su hija, La Señora Dorothea Quinzel, una mujer rubia, delgada, cara estirada, ojos que brillaban a la luz de la luna, piel tan blanca como una nube y claro, una sonrisa perfecta que cualquier hombre al verla podria rendirse ante sus pies, su hija Harleen Quinzel por su lado era una niña hermosa, ojos azules, cabello mas rubio que el de su madre y una piel tan blanca como la luna, su unica desventaja en esta vida era el no tener dinero, ¿Por qué dos damas tan bellas habian terminado en estas condiciones?, todo el mundo se preguntaba eso al verlas pedir limosna en la calle, sin embargo la madre tenia un trabajo en las noches que las mantenia viviendo en un departamento destruido, feo y abandonado en aquel callejón de mala fama, claro está, no podia quejarse de su hogar puesto que era eso o unas cajas de cartón a la deriva de aquel callejón, ¿Cual era su empleo? fácil, cualquier hombre que ha entrado por el antro de nombre bizarro "Néctar" a las doce de la noche podria reconocerla de inmediato, era Teibolera.

 La noche siguiente a esa, Dorothea tenia que ir a trabajar de "Psicóloga" en el Hospital de Santa Carmela en Arkham, bueno, eso era lo que le decia a su hija Harleen, como todas las noches la dejaba bajo el cuidado de una anciana muy enojona, que vivia en el departamento de arriba, le dijo a Harleen:

- ¡Hija!, ve a ver si la Señora Mayra Culoprieto se encuentra en su depto. - Dijo Dorothea mientras se ponia su "uniforme" de enfermera en la cocina del departamento.

- ¡ME DEJARÁS CON ESA COSA OTRA VEZ! - Gritó Harleen mientras escuchaba la radionovela en la mini grabadora que habia encontrado en el callejón de la otra cuadra - ESA SEÑORA ES UN DOLOR DE CABEZA.

- Si supieras lo difícil que es encontrar a alguien que te cuide chamaca torpe, todas se van sin rechistar - Musitó Dorothea.

- ¿Disculpa? - Dijo Harleen mientras se ponia tan roja como un tomate al haber escuchado parte de lo que dijo.

Sin hablar, Harleen subió las escaleras oxidadas que se encontraban justo afuera de la puerta de su departamento, toco la puerta y se dio cuenta de que la señora Mayra no habia pagado la renta y la habian corrido del lugar, bajo las escaleras y le conto todo a su madre, la señora no tuvo de otra más que llevarse a Harleen a su empleo de "Psicóloga" en el Hospital de Santa Carmela.

Por la suerte de la señora Quinzel el Hospital de Santa Carmela se encontraba justo a dos cuadras de el antro "Néctar" asi que dejo a Harleen afuera del Hospital y entro fingiendo ser enfermera del lugar, dijo que se habia equivocado de Hospital en el que trabajaba y salio por la puerta trasera dejando a Harleen en la calle "Emeteria Valencia" donde se encontraba el estrafalario Hospital.

Harley paso horas y horas sentada en la banqueta de aquella calle, pasaba la gente y le tiraban monedas creyendo que era una niña sin familia y ella les gritaba:

- ¡YO NO SOY UNA PORDIOSERA COME CUANDO HAY Y PUEDO VALERME POR MI MISMA!

despues de varias horas esperando una señal de vida de su madre, un hombe de cara redonda, cuerpo fuerte y frondoso, grandes manos y un elegante smoking, se paro a verla con interes y dijo:

- Que haces por aqui pequeña princesa.

- Espero a mi madre, esta trabajando de psicóloga en ese hospital - Dijo mientras apuntaba al hospital con su dedo retorcido como una rama de roble.

El hombre se quedo callado por unos segundos y dijo:

- ¿Te apetece que me siente a esperar contigo?

Fugitiva en GothamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora