Blue Roses

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Una chica rubia entró a los vacíos vestidores, estampando la puerta detrás de sí con toda su fuerza. Su rostro estaba enrojecido y tenía barro en todo el cuerpo, sus labios fruncidos daban a entender que se contenía por no llorar, fallando miserablemente. Sus piernas de debilitaron antes de siquiera llegar a las duchas, cayendo al piso y haciéndose bolita en éste.

¿Qué dirían de ella ahora? Se supone que es la capitana del equipo de fútbol. "Pues vaya capitana nos salió, perdimos por su culpa" sí, seguro sería algo así.
Katya cerró sus brazos al rededor de su cuerpo, intentando ahogar los jadeos que a veces dejaba escapar e ignorando por completo el hecho de que otra persona había entrado.

Otra niña, más o menos un año mayor a ella, la miraba con preocupación, el cabello de esta también era rubio, pero estaba suelto, además que sus ojos eran azules, su piel estaba ligeramente bronceada y llevaba puesto un lindo vestido blanco y rojo. En su mano derecha sostenía fuerte y determinada un ramo de rosas azules.

La nueva presencia carraspeó ligeramente, llamando la atención de la capitana, quien casi pega un salto al oírla y podía sentir que si le quedaba algo de dignidad la acababa de perder al dejarse ver tan destrozada frente a alguien tan linda.

- ¿Qué tienes? - Dijo simple la de rojo, sentándose al lado de la menor, quien sólo se dignó en mirar al piso y susurrar incoherencias. - ¿Disculpa? -

- ¡Qué los niños del otro colegio son unos tramposos! ¡Hubiésemos ganado si ellos no hubiesen hecho trampa! - La de ojos verdes gritó, cubriéndose la boca al darse cuenta que su acompañante anónima no tenía la culpa y no merecía esos gritos. - Lo siento... -

- No te preocupes - Negó con la mano la contraria. - ¿Entonces es eso? No importa, siempre habrán otros años -

Por alguna razón que ni ella misma podía explicar, Katya se sentía increíblemente cómoda y tranquila escuchando la voz ajena.

- No es eso... Es sólo que, ¿qué van a pensar todos de mí ahora? Mi trabajo como capitana era llevarnos hacia la victoria, me quitarán mi puesto y no podré volver a jugar fútbol en toda mi vida. ¡Soy patética! - Volvió a enterrar su cara entre las manos, intentando evitar que la mayor vea su patética apariencia.

- Oye... Uhm... Katya, ¿correcto? - La menor dirigió sus ojos hinchados hacia la otra rubia, asintiendo ligeramente. - Yo no creo que seas patética - Dijo casi en un susurro, levantando el ramo de rosas con un rubor en las mejillas. - Quien diga lo contrario es sólo un idiota que no merece ni la mitad de tu tiempo -

Katya pudo sentir sus mejillas ardiendo, como si estuviese durmiendo con cuatro cobijas y la estufa encendida en pleno verano. La mayor rió con ternura al verla.

- Por cierto, mi nombre es Kim -

~•~

Desde ese día, Kim se presentó a todos y cada uno de los partidos en los que jugaba Katya, llevando consigo un ramo de rosas azules, que rápidamente se volvieron las preferidas de la más joven.

Por su parte, esta se encargaba de lucirse única y especialmente por aquella persona que le hacía sentir que valía la pena jugar fútbol aún si perdía.

No pasaría mucho tiempo para que ambas se den cuenta de la atracción que sentían mutuamente, pero esa ya es otra historia.

Blue Roses |Kim × Katya| |Oneshot|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora