Parte 1.

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AVISO: Está obra es para entretener, no busco criticar ni juzgar a ninguna persona, simplemente me apego a los estereotipos sociales y pretendo romper con ellos en mis siguientes páginas. Externo mis tempranas disculpas por si he llegado a ofender a alguien y reitero, no es lo que busco. Que lo disfruten.

La Universidad de Hasteltown es una de las instituciones educativas más prestigiosas de todo el país, en ella se imparten más de 24 carreras diferentes y en algunos casos las subdivisiones de estas además de poseer uno de los planteles más bellos de todo el mundo. Se trata de la "Ciudadela del saber" como se le conoce coloquialmente, esta consiste esencialmente de los edificios de estudio para cada una de las carreras impartidas, edificios residenciales para alumnos que necesiten quedarse a vivir allí y la impresionante plazuela de los estudiantes, donde se encuentras las casas club de las facultades y algunos otros lugares de agrupación y convivio entre estudiantes. Se podría decir que la Universidad de Hasteltown es el lugar perfecto para estudiar, pero no todo es color de rosa, un problema importante aqueja a los estudiantes. Se trata de las estratificación social y los estereotipos según la carrera elegida. Algunos de los casos más evidentes son los estudiantes de medicina y los estudiantes de ingeniería, el odio entre ambas unidades escolares es tal que se han realizado actos vandálicos en el pasado. Esto no sólo ocurre con las carreras más grandes, también ocurre con las más pequeñas.

Esto es algo que Sarabi Wimple sabe muy bien. Ella siempre ha estado consiente de que para triunfar en la vida se necesita seguir la convicción social y no está molesta, ni escandalizada de seguirla, no como los activistas radicales, drogadictos y muertos de hambre de la unidad de filosofía.

Sarabi pensaba en todo esto sentada en un banco del jardín perteneciente a su unidad escolar, la bella y hermosa unidad de botánica. Sus delicadas y blancas manos se encontraban descansando en su regazo cubierto por la falda del vestido floreado que llevaba ese día y sobre estas, sostenía un libro con dibujos de flores y hojas que estaban en el jardín. Sacudió la cabeza sin despeinarse y tomó un pequeño espejo de su bolso para asegurarse de que su maquillaje y cabello siguieran perfectos. El estereotipo marcado en su unidad era de mujeres bellas y delicadas que se preocupaban del medio ambiente y de su propio aspecto, mientras que el estereotipo varonil dictaba que cualquiera que estudiara botánica era homosexual. Sarabi sabía que la mayoría de sus compañeros de clase no eran para nada homosexuales, pero no planeaba decir nada. Tomó su bolso y se dispuso a ir a la cafetería central en la plazuela de los estudiantes para encontrarse con una amiga cuando, no muy lejos de ella, se encontró con un joven que no se veía como el resto de varones en la unidad de botánica. Al acercarse un poco más pudo notar que llevaba una bata de doctor, supuso que era estudiante de medicina, sus unidades estaban en paz. Siguió caminando mientras observaba al muchacho, pensó que era lindo. Ligeramente moreno y delgado, alto, con un compete precioso y el pelo ligeramente crespo y justo cuando estaba admirando sus preciosas pecas se dio cuenta del dibujo de una muela en su bata y la expresión en el rostro de la muchacha cambio inmediatamente.

La unidad de botánica y la unidad de odontología tenían una rivalidad histórica pues los estudiantes de botánica siempre se caracterizaron por ser amables y compasivos con los seres vivos mientras que los odontólogos suelen tener una chispa de malicia y sadismo. Sarabi notó que el odontólogo la miraba ahora, le dedicó una linda sonrisa con sus blancos dientes, característicos de su unidad, ella giró la cabeza rápidamente con un ligero aire de desprecio y siguió su camino. El muchacho es lindo, sin duda, pero es un odontólogo, jamás podría estar con alguien que disfruta haciendo sufrir a otros. Pensaba mientras caminaba a paso veloz. Estaba a tan solo unos metros de la cafetería central y ahora podía ver a su amiga Paulette sentada en una de las mesas al exterior del establecimiento. Se acercó con presura a su amiga y se sentó en la silla, ligeramente agitada por la carrera.

- Disculpame, el tiempo se fue volando mientras veía algunas flores en el jardín - le dijo Sarabi con una sonrisa.

- Oh, no te preocupes, amiga, te comprendo - respondió Paulette con una risita traviesa. Ambas orderon té de rosas y se dispusieron a conversar acerca de sus planes para ese fin de semana.

- Pues, en realidad, no tengo mucho que hacer, pensaba quedarme en mi habitación escuchando música y quizá ilustrando mis apuntes - dijo Sarabi aunque sabía que eso no era del todo cierto, la verdad planeaba quedarse a ver sin preocupaciones su serie preferida. - ¿Qué piensas hacer  tú, Paulette? -

- Hay una fiesta en la casa club de la unidad de geología, pensaba ir, puede que no sean muy divertidos, pero siempre hay buen ambiente, además, creo que Olson Jordan estará allí y sabes lo mucho que me encanta - respondió su amiga con emoción. Olson Jordan, la cara de la unidad de ciencias económicas, el hombre más atractivo de toda la universidad, un chico para nada del gusto de Sarabi. Paulette continuó hablando acerca de lo buen mozo que era Olson por al menos una hora más y cuando finalmente se cansó del tema, preguntó. - ¿Cómo te ha ido? ¿Ha sucedido algo interesante hoy? - los ojos azules de la chica se clavaron en los suyos. Sarabi sopesó un momento sobre si contarle, finalmente decidió que hablaría.

- Hoy vi a un estudiante de la unidad de odontología paseándose por los jardines de botánica - dijo. Paulette respingó cubriendo su boca con sus manos.

- ¿No creerás que...? ¿Estarán planeando un ataque a nuestro bello jardín? - Paulette Le'Moung era una bella joven francesa, los hombres se morían por ella pero ninguna relación suya había llegado a nada serio y todos, incluyéndola, saben que esto se debe a lo dramática que es.

- No lo sé, pero de verdad espero que no sea así - Sarabi tomó el último sorbo de su té. - Pero nunca se sabe con ellos, son sádicos y malvados, de otro modo no hubieras elegido esa carrera - apenas Sarabi terminó de decir esto sintió un golpecito en su hombro, se giró y se encontró con el muchacho de la unidad de odontología, se le heló la sangre. El muchacho estaba sonriendo de medio lado observando su cara.

- Para empezar, señorita, mi nombre es Howard Grayson - dijo el muchacho extendiendo una mano. Muchos pensamiento pasaron por la cabeza de Sarabi en ese momento, no quería darle la mano, pero algo en ella le decía que debía hacerlo, que debía al menos darle una oportunidad a este sádico. Extendió la mano y le dio un ligero apretón de manos.

- Sarabi Wimple - dijo sin expresión alguna.

- Un placer, Sarabi, en segundo lugar, me gustaría invitarte a un lugar especial este fin de semana si es que no tienes planes ya - le dijo con una sonrisa encantadora.

- Desgraciadamente tengo planes - mintió Sarabi levantando una ceja.

- Que lástima, en caso de que te desocupes, estaré en el bar de la fuente con unos amigos a las 3:30 pm, te esperaremos - con esto, el chico pagó su cuenta y se marchó del lugar.

- ¿Puedes creerle a este tipo? - preguntó Paulette indignada.

- No, no lo puedo creer - dijo Sarabi bajando la mirada. Es imposible que sea tan lindo.

Flores, dientes y aviones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora